No he tenido el placer de conocer a don Quintín Soriano. No obstante, sé de su carrera política y de su gestión como Alcalde de Choluteca, donde ha sido reelecto en varias ocasiones. Al igual que don Carlos Miranda y don Marlon Lara, milita en el partido Liberal y forman el núcleo de un conjunto de Alcaldes que son reconocidos como candidatos populares que luego se convirtieron en ediles eficaces y efectivos. Han demostrado su capacidad tanto en el ámbito político, como en el administrativo. Recientemente, y en relación a una posible alianza entre Libre y el partido Liberal, don Quintín se ha pronunciado en contra, proponiendo a la vez que nos preparemos para proteger la democracia. Me parece que él está sonando una voz de alarma y que bien haríamos en escucharle. Permítanme explicar mi posición.
Al igual que don Quintín, me parece que por lo que algunos de nuestros gobernantes dicen y hacen, les encantaría establecer en nuestro país un régimen parecido a los que gobiernan Cuba, Venezuela o Nicaragua. Por supuesto que esos son regímenes autocráticos o dictatoriales que han procedido a restringir, por no decir eliminar, los derechos políticos y civiles de los ciudadanos de esos países. Además, en el caso de Cuba y Venezuela, han logrado destruir las economías y empobrecer a toda la población. Increíblemente, algunos de los funcionarios de nuestro gobierno han declarado públicamente su admiración por los gobiernos de esos países y suponemos que les fascinaría establecer un régimen similar en nuestra nación. Siendo así las cosas, quienes amamos la democracia liberal, quienes deseamos vivir en libertad y quienes pensamos que los gobiernos comunistas o socialistas únicamente han generado pobreza y sufrimiento, debemos unirnos para proteger la democracia.
El partido liberal ha venido de mal en peor, pasando de ser un partido grande y fuerte a ser un mini partido, incapaz de generar esperanza en el pueblo. La excepción, por supuesto, son los personajes que mencioné en el primer párrafo y bien haría el partido Liberal en permitir que enarbolen su bandera en las próximas elecciones. Es hora que el partido Liberal se abra y deje de ser el partido de los candidatos de abolengo y apellido. La experiencia señala que por esa vía solo irán a la derrota. Deben buscar la manera de incorporar a sus alcaldes populares a su Comité Central Ejecutivo desde ahora y luego no obstaculizar la búsqueda de la próxima candidatura presidencial por parte de esas personas. Quienes no militamos en el partido Liberal debemos analizar la situación, y si el apoyo a una candidatura de ese tipo es la mejor manera de proteger la democracia, entonces debemos seriamente considerar prestarles nuestros votos. De cualquier manera, para políticos hábiles, como los que mencionamos, no será una sorpresa que para ganar deberán capturar el voto de los independientes y el voto blando de otros partidos políticos. Es evidente que solo con el escaso voto de quienes militan en el partido Liberal no llegarán lejos.
Para que no perdamos de vista lo que puede sucedernos es prudente mencionar el caso de Bolivia, otro país que usualmente se alinea con Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero que conserva al menos una semblanza de libertad y de respeto a los derechos ciudadanos. Mucho se ha dicho de la economía boliviana, destacando su alto crecimiento económico y la estabilidad de los precios, es decir, su baja inflación. Por supuesto que Bolivia cuenta con importantes recursos naturales, en particular gas (que exporta a sus vecinos y que utiliza para producir fertilizantes) y litio. A pesar de todo esto, las noticias de estos días hablan de la escasez de dólares y de las interminables filas que las personas hacen para lograr conseguir los dólares que necesitan. Si bien en un momento Bolivia contaba con reservas cercanas a los quince mil millones de dólares, ahora solo cuenta con alrededor de tres mil debido a que ha venido financiando su alto déficit fiscal, proyectado en 6.5% para este año, con las reservas que había acumulado. Ahora los entendidos esperan que la escasez de dólares continuará y que la moneda nacional tendrá que ser devaluada, con lo que se destruirá los ahorros, y los sueños, de muchas familias. Todo esto producto de políticas populistas insostenibles. Deberíamos vernos en este espejo, pero lamentablemente el dogmatismo ideológico lo impide.
Pero volviendo al principio, si queremos evitar peores malos, aprestémonos a proteger la democracia. Cuando un candidato le solicite su voto, pregúntese, ¿será esta persona la mejor opción para proteger nuestra democracia? Nuestra libertad política y económica y nuestro bienestar están en juego. Hagamos oír nuestra voz. Si no lo hacemos y ocurre lo algunos predecimos, lo lamentaremos amargamente cuando nada pueda ya hacerse.