Tegucigalpa – El cardenal Óscar Andrés Rodríguez reflexionó este domingo sobre la elección de magistrados a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y señaló que no puede seguir siendo lo mismo del pasado y que los hondureños tienen derecho a la justicia.
-Madre del cielo, señora de Suyapa enséñanos a buscar la verdadera alegría que es lo que tu hijo Jesús quiere para nosotros, oró el cardenal hondureño.
“Dichos los que tienen hambre y sed de justicia, los que no han perdido el deseo más justo ni el afán de ser un mundo más digno, que bien cae este Evangelio en estos día en los cuales se está debatiendo la nueva Corte Suprema de Justicia y que no puede seguir siendo lo mismo de todo el tiempo y del pasado”, reflexionó el cardenal hondureño durante la homilía dominical.
El religioso caviló sobre las bienaventuranzas, pero hizo especial énfasis en la que refiere a que son dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, en ese renglón razonó sobre la elección de los siguientes magistrados.
En ese contexto pidió a los diputados hondureños escuchar la Palabra de Dios y al pueblo hondureño.
“Por favor señores legisladores escuchen la Palabra de Dios, escuchen que dice dichosos a todos los que tenemos hambre y sed de justicia a todo este pueblo hondureño que tiene derecho a tener justicia”, apuntó el arzobispo de Tegucigalpa.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, prosiguió al tiempo que reprochó la justicia mal administrada y manipulada.
Sobre este punto, recordó la injusticia que sufren los hermanos sacerdotes en Nicaragua.
“Nuestros hermanos de la Iglesia de Nicaragua injustamente llevados a tribunales con acusaciones falsas, cómo pueden ser dichosos esos jueces que saben que están actuando injustamente”, apostilló el cardenal hondureño.
Seguidamente cuestionó ¿creen que esos jueces tendrán paz interior? y dijo creen que cuando dejen esos cargos van a poder dormir en paz. “La conciencia les está diciendo que haces mal”.
“Una sociedad basada en la ambición del poder, de gloria y de riqueza no tolera la justicia, por eso los que quieren ser fieles al evangelio encuentran dificultades, pero su recompensa será la experiencia de que Dios vive en ellos”, zanjó.
Concluyó que todas las bienaventuranzas no son un proyecto imposible, son una invitación a la alegría.
A continuación Proceso Digital reproduce la lectura del día tomada del Evangelio según San Mateo (5,1-12a):
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo». (RO)