Tegucigalpa (Especial Proceso Digital /Por Lilian Bonilla) – La temporada alta de depresiones, tormentas tropicales y huracanes comienza a activarse tanto en Atlántico, el Mar Caribe y en el Pacífico, lo que ha activado las alertas e incluso el Centro Nacional de Huracanes de Miami, Estados Unidos recomendó un monitoreo en Centroamérica.
– Vulnerabilidad se extiende del valle de Sula a Occidente.
Los meteoros parecen estar pronto a la vista en una Honduras intensamente vulnerable a los fenómenos meteorológicos y luego que el país apenas saliera de las inundaciones provocadas por las intensas lluvias que han afectado su territorio y que han provocado inundaciones en el Valle de Sula, parte de Yoro, la zona sur.
Las inundaciones han sido provocadas por los desbordes de los ríos Ulúa y Goascorán, mientras el Chamelecón ha tenido subidas, así como el Choluteca y otros en las regiones de occidente y oriente, así como en la zona de Colón y Gracias a Dios.
El Centro Nacional de Huracanes de Miami (NHC, por sus siglas en inglés) informó el martes de la formación de la depresión 12 en el Atlántico, con opciones de formarse a una depresión tropical.
Igualmente el NHC informó que lluvias y tormentas eléctricas asociadas a una onda tropical se encuentra localizada en las Islas Barlovento, en las Antillas Menores, y que hay 40 % de opciones que en 48 horas tenga una mayor formación y en cinco días aumente a 70 %.
Los expertos del centro señalaron que independientemente del desarrollo, habrá lluvias intensas con inundaciones localizadas, así como ráfagas de viento en las Islas Barlovento y partes del norte de Sudamérica.
El mismo NHC recomendó a Centroamérica “seguir monitoreando el progresos de este sistema”.
Temporada alta
Los anuncios y alertas del Centro Nacional de Huracanes y el Servicio Meteorológico Nacional (NHS, por sus siglas en inglés), les recuerdan a los hondureños que apenas comienza la temporada alta de los fenómenos meteorológicos y que tanto luto y daños les han provocado desde hace casi un siglo.
Los expertos hondureños han advertido que lo peor de las lluvias no ha llegado al país, recordando que lo más duro se da en octubre y noviembre, al menos en los últimos años.
Por ello recomiendan a los ciudadanos prepararse para la temporada alta que se avecina y que los centros internacionales parecen confirmar.
Desastres
Y es que las lluvias que han azotado el país son producto de la temporada y no a causa de los disturbios meteorológicos.
Y esas lluvias han generado deslizamientos en Tegucigalpa, inundaciones en el Valle de Sula, zona Sur, La Mosquitia hondureña y algunas comunidades de occidente.
Pero también ha provocado la destrucción de puentes, vados, carreteras, dejando comunidades incomunicadas, así como destrucción de viviendas.
Igualmente una serie de daños a los cultivos de banano, frijol, palma africana, maíz y arroz han sido reportados a lo largo del territorio.
Con el paso del tiempo lejos de solucionarse la situación se agrava porque la vulnerabilidad se ha extendido, ahora no solo el Valle de Sula sufre inundaciones, en los últimos tiempos la población de los departamentos de occidente, principalmente varios municipios de Santa Bárbara, sufren inundaciones, deslizamientos y derrumbes, cada vez que hay un temporal lluvioso y ni hablar si es una tormenta tropical o un huracán.
Problemas persisten
Los anuncios de los próximos meteoros que azotarán el país en los próximos días ocurren, mientras los pobladores de las zonas inundadas apenas observan como el agua comienzan a bajar en sus comunidades.
En los excampos bananeros de El Progreso se observan calles llenas de lodo, viviendas dañadas y la falta de servicios básicos como el agua y la energía, a causa de los destrozos provocados por las aguas desbordadas del Ulúa.
Mientras en los Bajos de Choloma, unas 40 familias todavía no pueden regresar a sus viviendas porque se encuentran inundadas y por lo que reclaman la ayuda estatal.
Las comunidades de los Bajos de Choloma tienen dos semanas de estar incomunicadas.
Mientras en la capital persisten los problemas en las colonias Guillén, Suazo Córdova y la Canaán, que debido a la saturación de agua han visto como muchas casas han cedido.
A lo anterior se sumó un deslizamiento de tierra en el barrio de Chile, por lo que se extienden los núcleos poblacionales que tienen problemas por la acumulación de agua que generan las intensas lluvias.
