Tegucigalpa – Un comando irregular armado, ejecutó -al más puro estilo de las series de Netflix- a cuatro jóvenes con vinculación a prominentes familias políticas. Las víctimas salían de departir de una discoteca ubicada en el bulevar Morazán de Tegucigalpa, capital de Honduras.
– Es un acto importante de sicariato y venganza, dijo el exjefe de la Policía de Investigación, Leandro Osorio.
– Uso de armamento oficial y bien planificado, destaca el forense Denis Castro.
El suceso ocurrió al filo de las 2:00 de la madrugada en la Torre Morazán, donde los ahora occisos salían de departir tras una velada de artistas y tiktokers en el bar Space.
Los occisos fueron identificados como Said Lobo (23), Luis Zelaya (23), Salomón Vásquez (27) y Norlan Rivera (33), los tres primeros de familias con tradición política y el último era motorista del hijo del expresidente Porfirio Lobo Sosa.
Videos que rápidamente se hicieron circular a través de redes sociales muestran el momento en que los malogrados jóvenes son bajados de sus vehículos y asesinados a sangre fría en la entrada del populoso edificio comercial capitalino.
En uno de los videos se aprecia que los victimarios -al menos siete- poseían destrezas de formación policial y militar, además estaban dotados con potentes armas de reglamento oficial y su vestimenta similar a la desaparecida Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP).
Los malvivientes tuvieron tiempo de seleccionar a las personas que querían ejecutar, las arrimaron a una pared y ante la vista de muchos testigos los ejecutaron minutos después. En la huida uno de los malhechores resultó herido de bala y fue subido al automotor por uno de los compinches que perpetró el ataque.
Un hecho curioso es que el sobrino político de la actual presidenta de Honduras, Xiomara Castro, Luis Laboriel, posteó una fotografía en sus redes sociales con Luis Lobo, otro hijo del expresidente que logró sobrevivir a este hecho tras permanecer dentro del centro nocturno.
Minutos después de la matanza, Laboriel fue captado en video confrontando a los policías que llegaron para recabar los primeros indicios. “Loco, me acaban de joder”, repetía con su camisa ensangrentada.
El secretario de Comunicaciones, Ivis Alvarado, negó que Luis Laboriel sea pariente de la presidenta Castro, pero el parlamentario Óscar Flores tiene parentesco con el asesor Manuel Zelaya, “venimos de la misma familia, somos primos”, dijo.
Al lugar del cuádruple crimen llegó el expresidente Lobo, quien al conocer la tragedia se quebró por momentos aunque siempre intentó demostrar fuerzas. También llegaron, el exjefe de las Fuerzas Armadas, Romeo Vásquez, en compañía de su esposa Lícida Zelaya Lobo, ya que uno de los jóvenes muertos era su sobrino.
Llegó el momento más conmovedor. Porfirio Lobo reconoció a Said como una de las víctimas de la masacre. El expresidente levantaba su cabeza y miraba al cielo en busca de respuestas.
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Buenos muchachos, emprendedores y estudiantes
Con el paso de las horas se conoció el perfil de cada uno de los jóvenes muertos en la masacre de la Torre Morazán. Todos ellos eran buenos muchachos, estudiantes, emprendedores e incluso uno de ellos era seleccionado nacional de volibol.
Las víctimas tenían sus propios empleos y estaban disfrutando un momento ameno entre amigos sin esperar que minutos después fueran ejecutados.
Said Lobo laboraba en una de las fincas de su padre, Porfirio Lobo, en el municipio de Juticalpa, departamento de Olancho. Era hijo de la expareja presidencial, Porfirio Lobo Sosa y Rosa Elena Bonilla.
Otra víctima fue Luis Armando Zelaya Rivera, quien era sobrino político del general en condición de retiro y expresidenciable, Romeo Vásquez Velásquez.
Zelaya Rivera también era sobrino del exdiputado del Congreso Nacional por el departamento de Olancho, Francisco Rivera. La madre es la doctora Bessy Rivera.
Otra de las víctimas de la masacre fue José Salomón Vásquez Chávez, quien era sobrino del diputado nacionalista por el departamento de El Paraíso, Walter Chávez.
Salomón, además, era sobrino del alcalde de Guaimaca, Nelson Chávez. Era ingeniero agrónomo de profesión, y un exjugador profesional de voleibol.
Tanto las ligas de voleibol de Francisco Morazán como del Valle de Sula lamentaron este jueves la desaparición física de Vásquez Chávez.
El joven jugó para los equipos Jaguar VC y Kaimanes de la Liga de Voleibol del Valle de Sula; Alianza VC de Francisco Morazán, y fue seleccionado nacional.
Mientras que en el caso del motorista asesinado, éste respondía al nombre Norlan Rivera Rodríguez (33) quien acompañaba a Said Lobo Bonilla.
El motorista deja tres niñas huérfanas, una de 10, otra de 3 y la última cumpliría el primer año de vida, de acuerdo al relato de la madre.
Según la madre del fallecido, Norlan Rivera era motorista de la familia de Porfirio Lobo desde que estuvo en la Presidencia de Honduras.
Versiones oficiales distintas
Las versiones oficiales no se hicieron esperar, eso sí todas ellas con diferentes connotaciones.
El portavoz de la Policía, Miguel Martínez Madrid dijo que se ha identificado que este tipo de crímenes que se están dando son hechos bien planificados y no aislados, se estima que una guerra que ha declarado la mara Salvatrucha a todo el pueblo hondureño.
“No es algo que está sucediendo al azar, es algo bien planificado lo que se está dando”, añadió.
Agregó que se puede notar también que existe una planificación para desestabilizar a la población y para llenar de caos y causar un efecto de terrorismo.
Minutos después se pronunció la pareja presidencial -Xiomara Castro y Manuel Zelaya, ambos aseguraron que detrás del crimen están los escuadrones de la muerte que existen en el país.
La presidenta Castro se solidarizó con las familias dolientes y les aseguró que no descansará hasta desmontar a los escuadrones de la muerte.
“Condeno escuadrones de la muerte que operan hace años con impunidad en Honduras. No descansaremos hasta desmontarlos”, expresó.
De su lado, el jefe de la Policía, Gustavo Sánchez, culpó a sectores aliados con criminales para desestabilizar al gobierno y al país.
“Informaciones de unidades de inteligencia nos indican que hay intenciones de colaboradores de estructuras criminales que tienen ya una planificación para crear caos, incertidumbre y un ambiente de inseguridad. Estos grupos están interesados en desestabilizar la actual administración y poner en situación desfavorable la situación del país”, remarcó Sánchez.
Mientras, la viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, apuntó que la galopante violencia viene de las condiciones que heredaron de la administración anterior.
“Ser un narcoestado implica de inmediato el secuestro institucional y la pérdida del Estado de Derecho, y ante estas estructuras criminales estamos luchando de frente”, apuntó.
Afirmó que “este caso no quedará en la impunidad, lo que sí podemos garantizar es un despliegue de autoridades se están realizando y no se pueden compartir hechos minuciosos para no entorpecer la investigación”.
Puntualizó que “Honduras necesita ser liberada de la narcoactividad, del crimen transnacional organizado y este plan de seguridad nacional, que a gritos pide la población, va encaminado a buscar que se resuelva de inmediato el problema”.
Voces de los expertos
Para el experto forense, Denis Castro Bobadilla, los hechos de la masacre están dados y revelan planificación y entrenamiento, donde además se aprecia el uso de armas de uso exclusivo policial y militar.
No dudó en asegurar que se trató de un hecho planificado por estructuras organizadas.
“En primer término el escenario criminal, lo que revela es gente con una preparación, los hechos están dados en el escenario es un hecho que está demostrado ahí mismo”, añadió el especialista.
Caviló que debe haber una investigación profunda y no “un inventario de chunches”, como se acostumbra, se deben dejar los discursos líricos que se dan en estos casos, sobre que el caso no va a quedar impune, y al final nunca hay informes finales.
Finalmente, reiteró que, en este acontecimiento, hay planificación comunicación, acción ejecución y desaparecimiento, eso indica qué es algo planificado y una forma de operación que requiere un entrenamiento y lo peligroso es que quede en impunidad porque eso permite que los crímenes se sigan repitiendo.
De su parte, el exjefe de la Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC), Leandro Osorio, dijo que los que perpetraron la masacre de las últimas horas tienen expertise en armas, por lo tanto no se puede descartar que sean exmiembros de la Policía o el Ejército.
Adicionó que los criminales tuvieron que hacer seguimiento a sus víctimas durante toda la noche para luego consumar la matanza.
“No descartemos que tenían informantes adentro del edificio que pudieran darles información a cada momento, en cada paso que hacían las víctimas”, reflexionó.
Osorio remarcó que “no es una situación al azar, para que se haya hecho ese operativo tenían estudiados a sus blancos. Este es un caso importante de sicariato y venganza, hay que analizar otras aristas de las familias de las víctimas”.
La institucionalidad del país se encuentra de nuevo ante un hecho criminal que pone a prueba a sus entes de investigación e inteligencia. PD