Morder la manzana

Pedro Gómez Nieto

Se trata de una frase hecha que expone las irreversibles consecuencias que se derivan de la decisión tomada. El origen de la metáfora se remonta al jardín del Edén, la protagonista fue Eva, engañada por Satanás, alias “la serpiente”, que la indujo para que desobedeciera la prohibición de Dios; la engatusó prometiéndole el poder y la sabiduría que encerraba el árbol del conocimiento del bien y del mal. El resultado lo conocemos: la humanidad soportará en su carne el estigma del pecado y la muerte hasta el final de los tiempos. Pero no fue la primera transgresión en la Creación. Según el relato del Génesis, en el Paraíso también se encontraba la serpiente, forma metafórica de nombrar al diablo, de nombre Lucifer, el ángel caído que por soberbia se rebeló contra Dios. Con el paso de los siglos morder la manzana se convierte en logotipo.

El logotipo es un símbolo que puede contener imágenes y letras; es la insignia que identifica a una marca, una empresa, incluso a una persona. Un distintivo que encierra una alegoría relacionada con quien lo ostenta, una seña de identidad. En el mundo del motor, por ejemplo, para la empresa Mercedes-Benz el logo es una estrella plateada de tres puntas, representando los tres campos donde opera la marca: tierra, mar y aire; dentro de una circunferencia que simboliza el mundo. La estrella es un recurrente logo utilizado incluso en las personas. La estrella de David, por ejemplo, fue utilizada por las autoridades de la Alemania nazi para identificar a su población judía. La obligaron a llevarla cosida a la ropa sobre un fondo amarillo, como si de ganado se tratase.

Volviendo a la manzana, la multinacional Apple, cuya capitalización bursátil se encuentra sobre los tres billones de dólares, la utiliza como logo. Pareciera un homenaje a Newton por su famosa manzana y la ley de la gravedad, salvo un detalle: la de Apple está mordida. ¿Por qué? El fundador de la marca, Steve Jobs, quiso enaltecer al matemático Alan Turing, quien fue capaz de descifrar los códigos de Enigma. Una compleja máquina de cifrado empleada por el Ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial para sus comunicaciones. Turing, que salvó la vida de miles de soldados y redujo en un par de años la duración de la guerra, sin embargo, no obtuvo honores ni reconocimientos, sino todo lo contrario. Las autoridades inglesas le juzgaron por ser homosexual, y condenado a la castración química. Finalmente se suicidó mordiendo una manzana que contenía cianuro. Con ese logotipo Apple honra la memoria del padre de la computación, la moderna informática. Mientras en el caso de Turing el cianuro estaba en la manzana, con Adan y Eva, la raza humana, el veneno se encuentra en nuestros corazones.

En la política, los partidos se identifican por sus logos y emblemas, incluso la población asocia a políticos con determinados símbolos. A propósito de la estrella, Juan Barahona hace ostentación de una gorra militar coronada por una estrella roja de cinco puntas, que para los comunistas representa los cinco continentes, y también los cinco dedos de la mano del proletario. El comandante Hugo Chavez incluyó la estrella en el logo de su partido socialista, como símbolo del Socialismo del Siglo XXI. El expresidente Manuel Zelaya utiliza para determinados eventos su inconfundible sombrero blanco, un Stetson de vaquero tejano, que no olanchano. Nasry Asfura, se identifica por su calzado, unos burros, signo de confianza y fortaleza para el trabajo. Pero en la viña del Señor hay de todo. Políticos cuya divisa es un pollo desplumado; un silbato de arbitro; petardos; una Constitución quemada; un extintor de incendios… ¿Cuál será el distintivo que identificará a la presidenta Xiomara Castro durante su legislatura? ¿Marcará un estilo propio, o se parecerá a otras insignes presidentas que dejaron su impronta? Recordamos la austeridad del vestuario de Angela Merkel; la fortaleza de carácter y convicciones de Margaret Thatcher; el melodramatismo de Eva Duarte en su relación con el pueblo, a quien llamaba: “Mis queridos descamisados”; la obsesión de Michelle Bachelet por los Derechos Humanos, y por mantener un perfil bajo, algo imposible por tratarse de la primera mujer que llego a la presidencia en Latinoamérica.  

“La moral se esgrime cuando se está en la oposición; la política, cuando se está en el poder”. -José Aranguren-

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