Tegucigalpa (Especial Proceso Digital) – La prensa hondureña celebra en la trinchera de la lucha informativa el 91 aniversario de la creación del Día del Periodista, en momentos duros para el país que está bajo ataque de la pandemia del COVID-19, misma que ha provocado varias víctimas mortales en el gremio, que no ha dejado de laborar ni un minuto desde que se decretó la alerta sanitaria.
Mientras el país se confinó el 15 de marzo del 2020 para lograr evitar la propagación del virus que provoca el COVID-19, los periodistas hondureños estuvieron en el primer lugar del frente informando y llevando mensajes de tranquilidad a la población, debido a un estado de miedo generalizado que se había apoderado de sus habitantes, temerosos de ser contagiados.
Pero los medios de comunicación y los periodistas no solo informaron, también llevaron educación a los habitantes explicándoles los mecanismos de seguridad para evitar contraer el mal y como se propala el agente que transmite el virus.
Al igual que todo el personal de salud, tanto público como privado, las fuerzas de seguridad, los cuerpos de socorro y otros, la prensa nunca dejó de laborar durante los días más oscuros de la pandemia, aunque ello significaba correr un peligro de parte de sus periodistas.
Y tal cercanía llevó a lo inevitable, cuando comenzaron a reportarse a los meses los casos de comunicadores contagiados del virus, de todos los medios posibles y en todos los formatos.
Y con los contagios vinieron las dolorosas noticias de las muertes de los compañeros, que habían sido víctimas del virus mientras realizaban sus tareas informativas.
Pero la pandemia no fue el único mal que azotó a Honduras, ya que en noviembre el país fue golpeado por dos poderosos meteoros, Eta e Iota, y los medios de prensa, sin abandonar la tarea de informar sobre el COVID-19, tuvieron que centrar sus coberturas en los desastres que golpearon Honduras, especialmente la zona noroccidental.
Imágenes de ríos transformados casi en mares, inundando buena parte del Valle de Sula, golpeando comunidades de Santa Bárbara, Copán, Intibucá, Olancho, Gracias a Dios, Atlántida, Colón y la región del sur captaron la atención de la población hondureña y con ella los medios a realizar su tarea sagrada de informar.
Las dolorosas imágenes de pueblos anegados, destruidos se propalaron por todo el país, así como por el mundo a través de las agencias de noticias internacionales.
Esa es la función de la prensa hondureña, estar siempre donde el pueblo tenga un interés o donde haya riesgos, que la comunicación pueda ayudar a evitar que se concreten las amenazas.
Pero como la dinámica de la comunicación y el periodismo es alta, apenas pasaron un par de meses de la tragedia de las tormentas tropicales y los hondureños tuvieron que verse enfrentados a otras opciones informativas como fueron las elecciones primarias, donde los partidos políticos con mayor representación en el Congreso Nacional acudieron a elecciones para escoger a sus candidatos.
Nuevamente los periodistas tuvieron que hacer desplazamientos para hacer coberturas de eventos, pero siempre teniendo en mente la amenaza a la salud que representa el COVID-19.
Pronto los hondureños serán convocados a elecciones generales para seleccionar al nuevo presidente, los 128 diputados y sus suplentes al Congreso Nacional y las 298 corporaciones municipales.
La prensa estará pendiente y trasladando los mensajes y propuestas de los políticos, ya que los comicios de noviembre son cruciales para traer la estabilidad y tranquilidad que el país requiere.
Pero sin menoscabar que ahora el país está abocado a convivir con las otras oleadas del virus, pero ya con la esperanza que las campañas de vacunación se hagan más permanentes y extensivas, a fin de que todos los hondureños sean vacunados y se pueda salir de la pesadilla de la pandemia.
Cómo comenzó la prensa en 1830, con la impresión del primer diario un 25 de mayo, siempre los periodistas estarán en la trinchera de la información, llevando lo más importante para el auditorio nacional y extranjero.
La prensa y sus periodistas renuevan todos los días el compromiso con una población de llevar información novedosa, actualizada y de interés, en un momento en que la generación de contenidos se multiplica a raíz de las nuevas plataformas tecnológicas como son las redes sociales, pero donde la esencia del periodismo de informar con integridad y a diversas audiencias se mantiene y es un referente de credibilidad para su público.
En tanto otras pandemias siguen lacerando a los hondureños, la corrupción, la violencia, la creciente pobreza e inequidad, el narcotráfico y otras formas del crimen que parecen no dar tregua. (PD)