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Tres inmigrantes murieron mientras estaban detenidos en cárceles de EE UU

Washington.- Tres inmigrantes murieron en el curso de un mes mientras estaban detenidos por el gobierno de Estados Unidos, informó hoy el diario The Washington Post.
 

Por lo menos 62 personas han muerto desde 2004 mientras estaban detenidas en instalaciones de la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE por su sigla en inglés), según funcionarios que el Post cita pero no identifica.

Estas muertes «han alentado quejas por deficiente tratamiento médico» de los inmigrantes detenidos, por parte de grupos defensores de los derechos civiles.

Los tres inmigrantes que murieron recientemente en estas condiciones son las mexicanas Rosa Isela Contreras Domínguez, de 38 años; Victoria Arellano, de 23 años; y el brasileño Edma Alves Araujo, de 34 años, según el diario.

Contreras Domínguez murió estando embarazada en una instalación de detención en El Paso y según el Washington Post indicó que Contreras tenía permiso de residencia en Estados Unidos.

La mujer «murió casi una semana después de ser detenida por ICE el 1 de agosto. Había sido capturada para deportación después que cumplió una sentencia de prisión de 18 meses por el contrabando de 29 kilogramos de marihuana en Estados Unidos».

Marc Raimondi, portavoz de la ICE, dijo al Washington Post que Contreras, que estaba embarazada de siete meses, fue llevada a una sala de emergencia inmediatamente después que se notificó al personal médico que de que ella presentaba un coágulo de sangre.

«Más tarde, después de que (Contreras) se quejó de dolor en una pierna, fue llevada al hospital, donde murió», añadió el diario.

El diario cita también el caso de Victoria Arellano, enferma de sida y «cuya condición se deterioró de manera sostenida» en San Pedro (California).

Arellano, quien había cambiado de sexo, fue detenida en mayo después de entrar ilegalmente al país por segunda vez. Durante su detención en San Pedro se interrumpió su tratamiento del sida.

«Mientras vomitaba sangre otros reclusos la cuidaron en vano», según el Washington Post. «Eventualmente fue llevada a un hospital de San Pedro y murió esposada a una cama, según un abogado de la familia», añadió el diario.

El tercer inmigrante muerto fue el brasileño Edma Alves Araujo, «cuya familia imploró a las autoridades que le dieran medicamentos para sus ataques de epilepsia, en Rhode Island».

Según el diario Araujo «murió poco después de ser detenido el 7 de agosto. «Su hermana Irene dijo que trató de hacerle llegar sus medicamentos para los ataques epilépticos en Woonsocket, Rhode Island, pero la policía que lo había detenido por una infracción de tránsito se negó a aceptarla».

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