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Presidentes centroamericanos celebran paz, pero reconocen deuda con sus pueblos

San José – Los presidentes de Centroamérica, excepto el nicaragüense, Daniel Ortega, participaron hoy en Costa Rica en la celebración del 20 aniversario de la firma de los acuerdos de Esquipulas II, que desembocaron en la pacificación de la región, y reconocieron que sus países aún tienen una gran deuda social.
 

A la celebración oficial asistieron los presidentes de El Salvador, Elías Antonio Saca; Guatemala, Oscar Berger; Honduras, Manuel Zelaya; Panamá, Martín Torrijos, y el anfitrión costarricense, Oscar Arias, quien fue uno de los firmantes de los acuerdos hace 20 años.

Todos los mandatarios resaltaron su convicción de que la paz fue la mejor salida a los conflictos armados que azotaron la región y dejaron un saldo de más de 300.000 muertos, y que los nuevos caminos a seguir ahora deben ser el desarrollo y la integración.

Saca aseguró que «Centroamérica ha madurado mucho estos 20 años», pero señaló que esta evolución ha presentado nuevos desafíos como la lucha contra la pobreza, la inseguridad y el subdesarrollo, que solo pueden ser enfrentados «actuando en bloque».

Para Berger, dos décadas «son poco tiempo para emitir veredictos finales», pero consideró que Esquipulas es «una historia de éxito» si se compara la Centroamérica de hoy a la del 7 de agosto de 1987, cuando se firmaron los acuerdos.

El gobernante dijo que las metas establecidas en los tratados fueron «muy ambiciosas» y que por eso no debe extrañar que los países no hayan logrado cumplirlas todas aún.

Por su parte, Zelaya instó a las naciones a concentrarse en el combate a los nuevos flagelos que amenazan los logros obtenidos en estos 20 años y a lograr enfrentar con éxito «los retos que exige el modernismo de los sistemas económicos y comerciales».

«La paz no es la ausencia de guerra, sino la búsqueda de un sistema que permita un verdadero bienestar del pueblo», y esa es la meta en que Centroamérica debe concentrarse ahora, expresó el mandatario hondureño.

Torrijos coincidió con sus homólogos en que todas las miradas regionales deben volcarse a desterrar la pobreza, aumentar el desarrollo humano y derrotar al crimen organizado, y que, en esta tarea, se debe actuar de forma integrada.

Arias, quien recibió en 1987 el Premio Nobel de la Paz precisamente por sus esfuerzos en la firma de los acuerdos de Esquipulas, advirtió a sus homólogos que la paz de que hoy goza el istmo podría desaparecer si no se atienden las necesidades básicas de los habitantes y si se descuida la «institucionalidad» de los países.

El presidente costarricense instó a las naciones del istmo a llevar adelante las «reformas» necesarias para garantizar un mejor nivel de vida de su población, pero olvidándose de las «revoluciones» que condujeron a los conflictos en el pasado.

El gran ausente de la jornada fue el presidente Ortega, quien hoy recibía en la capital de Nicaragua al mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

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