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«Gustav» se degrada a tormenta y los diques aguantan la presión del agua

Hammond (EE.UU.) – El huracán «Gustav» golpeó hoy el sur de Luisiana con menos fuerza destructiva que el «Katrina» hace tres años y las autoridades confían en que aguantarán los diques de la ciudad de Nueva Orleans.
 

El «Gustav» dejó esta noche de ser un huracán y se degradó a tormenta tropical, con vientos de 95 kilómetros por hora, según informó el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos.

La tormenta avanza a 20 kilómetros por hora con una tendencia a degradarse a depresión en las próximas 24 a 48 horas.

A esa velocidad, el centro de el «Gustav» debe sobrepasar en la madrugada del martes la parte occidental de Luisiana y entrar de lleno en la parte oriental de Texas como una tormenta cada vez más debilitada.

El alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, explicó que los sistemas de drenajes de los diques están funcionando y que hasta la mañana del martes no se podrá asegurar que no habrá otro desastre como en 2005 cuando las tres cuartas partes de la ciudad quedaron inundadas.

Siete personas han muerto hasta ahora como consecuencia del impacto del huracán «Gustav» en el sur de Luisiana, que a su paso por el Caribe causó otras 96 víctimas mortales.

Según las autoridades estatales, de los siete muertos, cuatro de ellos eran enfermos en estado muy grave que fallecieron cuando fueron evacuados desde hospitales en Nueva Orleans.

Las otras personas murieron en dos incidentes separados por la caída de árboles.

Mientras el «Gustav» avanza como tormenta tropical más de 750.000 personas se han quedado sin electricidad en el sur de Luisiana, Texas y Misisipi por la ruptura de una línea central de la compañía Entergy.

Se estima que hasta el miércoles no podrán iniciarse las tareas de reparación de los tendidos eléctricos y que al menos se tardarán dos semanas en arreglar todos los desperfectos.

El alcalde de Nueva Orleans solicitó por ello a los habitantes de la ciudad que fueron evacuados que no regresen, por el momento, y que esperen al menos un par de días.

El toque de queda desde el anochecer hasta el amanecer sigue vigente en Nueva Orleans con policías y soldados de la Guardia Nacional patrullando las calles.

Las plataformas de extracción de petróleo y de gas natural del Golfo de México, así como las refinerías de la costa parece que han aguantado sin grandes daños a la espera de revisar en profundidad la magnitud de los efectos.

Aunque el impacto económico esté lejos del desastre de hace tres años, los daños pueden elevarse a cerca de 10.000 millones de dólares, según las compañías de seguros.

De cumplirse estos pronósticos, el «Gustav» se colocaría entre los diez huracanes más devastadores de la historia de EE.UU., aunque muy por debajo de los daños que provocó el Katrina, hace tres años, y que ascendieron a 41.100 millones en bienes asegurados (43.000 millones con la inflación ajustada).

El segundo en importancia fue el huracán «Andrew» de 1992, con 22.900 millones de dólares, que destrozó el sur de Florida.

La industria aseguradora calcula que los daños del «Gustav» se situarán entre los 6.000 y los 10.000 millones, según informa la firma de gestión de riesgos Eqecat.

El gobernador de Luisiana, Bob Jindal, aseguró hoy que todavía es pronto para confirmar el impacto real del huracán y el alcalde de Nueva Orleans, Ray Nagin, reconoció que aunque «Gustav» ha impactado con menor fuera que «Katrina» se mantiene el riesgo de inundaciones.

En relación al impacto del huracán «Katrina», el «Gustav» ha seguido una trayectoria suroeste alejándose del delta del Misisipi.

Las imágenes de televisión desde diversos puntos del sur de Luisiana muestran carreteras y calles inundadas y se calcula que hasta bien entrada la noche no se podrá confirmar la envergadura de los daños.

Cerca de dos millones de residentes del sur de Luisiana se mantienen en vilo pegados a la televisión para seguir las informaciones del impacto de «Gustav«.

El presidente de EE.UU., George W. Bush, también hizo un llamamiento a la prudencia desde un centro de control de emergencias instalados en Austin (Texas), punto donde sigue la operación de asistencia.

Bush alabó los planes de coordinación que han sido «mucho mejores que durante Katrina» y se mostró satisfecho tanto de la organización puesta en marcha previa a la llegada del huracán como a los planes de recuperación y asistencia.

El optimismo sobre los daños ocasionados por el «Gustav» se explican por el hecho de que el ojo de este huracán tocó tierra a 110 kilómetros de Nueva Orleans, sin impactar directamente a la ciudad y a los diques.

Las autoridades consideran que se pueden producir inundaciones y también existe el peligro de tornados en toda la región del Golfo de México.

Los expertos en control de inundaciones temen que la zona más dañada de Nueva Orleans sea West Bank, del municipio de Jefferson, al otro lado del río Misisipi, donde el sistema de protección no se ha completado y sigue siendo vulnerable a pesar de las intensas labores en los terraplenes en los últimos tres años.

Al igual que ocurrió con el impacto de el «Katrina», la gran preocupación de las autoridades es si aguantarán los diques que protegen a Nueva Orleans de la crecidas del río Misisipi y de las marejadas.

Desde el «Katrina» los diques han sido reforzados y el Cuerpo de Ingenieros de EE.UU. vigila hoy el comportamiento de éstos y confían en que no se producirán inundaciones, dado que buena parte de Nueva Orleans se encuentra por debajo del nivel del mar.

Hasta el momento se han invertido 12.000 millones de dólares y se ha completado un 20 por ciento de los trabajos previstos.

Tanto el Aeropuerto Internacional Louis Armstrong como el puerto de Nueva Orleans han sido cerrados, así como toda la actividad económica de la zona.

La fuerza del viento puede provocar oleajes de cerca de cinco metros de altura y el CNH ha advertido también de la posibilidad de que se produzcan tornados en todo el área del Golfo de México.

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