Según el secretario de estado español, el texto final de la directiva permite luchar contra la inmigración ilegal y evitar las mafias de tráfico de personas, y huye de «eslóganes» en contra de la inmigración.
En este sentido, López Garrido criticó al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, por utilizar la expulsión de inmigrantes como arma política, ya que «la expulsión no se puede ejercer si no hay un estado que los acoja».
López Garrido se mostró orgulloso de que el Gobierno español haya contado con la participación de Francia y Alemania en la redacción del texto final de la directiva, creando «un eje muy interesante para España» y convirtiendo estas relaciones «en un buen modelo» para el futuro.