- El abstencionismo es una “enfermedad” de la democracia que merece atención de emergencia
El abstencionismo, según Custodio, es una “enfermedad» de la democracia que merece ser atendido de emergencia ya que los registros de las últimas tres elecciones muestra una curva ascendente, que debe ser materia de preocupación, tanto de las autoridades electorales, como los gobernantes y la dirigencia de los partidos políticos.
En las elecciones de 1997, para el caso, el abstencionismo fue del 27%, que aumentó al 33% en las elecciones del año 2001 y llegó al 44% en las elecciones del 2005.
Una encuesta nacional, realizada por la firma Borge y Asociados, a finales del 2008, reveló que un 47.3% de los encuestados, se inclinaron por afirmar que para que más hondureños vayan a ejercer el voto es importante mejorar las campañas electorales, mientras que un 48% de los entrevistados, estarían dispuestos a participar en las elecciones si existiera mayor y mejor información sobre los programas de gobierno o las ofertas de los partidos políticos.
Para el defensor de los derechos humanos es imprescindible que en sus estrategias de campaña, los partidos políticos garanticen condiciones y comportamientos más acordes con las exigencias de la ciudadanía.
Una de las preocupaciones, del defensor del pueblo, es la consecuencia de la política migratoria norteamericana, que significa el retorno forzado de más de 200 personas diarias – la mayoría de ellos jóvenes – que requieren empleo y asistencia para su reinserción en el país.
“Es necesario que las autoridades del organismo electoral y la dirigencia de los partidos políticos emprendan campañas de impulso a la participación ciudadana de frente a las próximas elecciones generales”, expresó Custodio.
Igual llamado hizo a sectores de la sociedad civil para que emprendan campañas de promoción, para motivar la participación ciudadana en el proceso electoral.
También se pronunció en la necesidad de fortalecer los roles de auditoria social y política y exigir a los partidos políticos la presentación de propuestas que respondan a las necesidades prioritarias de la población.
Un estudio reciente del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, reveló que el aumento del abstencionismo se puede atribuir a factores como el fenómeno de las migraciones, de nacionales a otros países, que se estima en más de un millón de hondureños, la mayoría de ellos mayores de edad y potencialmente electores.
Según el censo del año 2001, la población nacional ascendió a 6.535.344 personas, de los cuales 3.976.550 estaban en edad de votar, no obstante, en las últimas elecciones no votaron alrededor de 1 millón 786 mil 152 ciudadanos, lo que representó el 44% del padrón electoral.
Un estudio sobre población migrante, realizado en el año 2003, reveló que cerca de un millón de hondureños, mayores de edad, se localizan en el exterior y que cerca del 37% de las familias hondureñas tenían por lo menos un miembro residiendo fuera del país.
Si se cotejan ambas cifras, resulta que por razones de emigración, cerca del 60% de los que no concurrieron o no votaron en las últimas elecciones se debió fundamentalmente por encontrarse en el momento de las elecciones, fuera del país.
Sin embargo, ese dato indica que un porcentaje importante de la población potencialmente electora, no participó, lo que demuestra un creciente desencanto y defectuoso funcionamiento de las instituciones políticas y electorales en el país, lo cual es necesario corregir.
No obstante, la mayoría de los hondureños coinciden en afirmar que aunque el sistema democrático muestra algunas imperfecciones o problemas, constituye la mejor forma de gobierno, tal como lo expresó cerca del 80% de los entrevistados en la encuesta nacional realizada por Borge y Asociados, sobre las últimas elecciones.







