La VI ronda de negociación entre la Comisión Europea (CE) y cinco países centroamericanos (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica) se celebra desde ayer en la capital europea en una atmósfera calificada de «muy positiva».
«Hemos percibido entusiasmo en la Unión Europea (UE) para avanzar en serio», ha llegado a decir el ministro guatemalteco de Economía, Rómulo Caballeros. «El ambiente es muy cordial, tanto en la Comisión como en el Parlamento».
Los titulares de Economía del grupo centroamericano se encuentran en Bruselas para apoyar a sus técnicos en esta fase crucial y hacer llegar a la CE el alto «interés político» que tiene para los países del istmo el objetivo de concluir el acuerdo con Europa este mismo semestre, antes de que los actuales dirigentes comunitarios agoten sus mandatos.
«Hemos encontrado voluntad en las autoridades europeas, y esto es una buena noticia», ha coincidido, por su parte, el ministro de Economía del El Salvador, Ricardo Esmahan.
Los centroamericanos se reunieron ayer con la comisaria europea de Comercio, la británica Catherine Ashton, y hoy han participado en una audiencia en el Parlamento Europeo (PE) y un foro con representantes del sector empresarial.
Mientras tanto, los negociadores han comenzado a abordar algunos de los apartados más difíciles del futuro acuerdo de asociación.
«Estamos llegando al final de la partida, a los temas más sensibles, pero también por ello a los que más oportunidades ofrecen», ha reconocido uno de los principales negociadores europeos, Rupert Schlegelmilch, de la dirección general de Comercio de la CE.
De los tres bloques en que se divide el acuerdo -diálogo político, cooperación al desarrollo y comercio e inversiones- es este último el que va a requerir de aquí al final mayores esfuerzos.
En particular, las dos partes tratan de acercar sus ofertas de apertura de sus respectivos mercados de bienes y servicios.
La UE ha ofrecido ya facilitar el acceso al 94% de las exportaciones centroamericanas, mientras que los centroamericanos están de acuerdo en ofrecer a Europa mejor acceso, aunque no en desgravación inmediata, al 90% de las exportaciones europeas.
Es sobre el 10% restante donde se concentra ahora lo sustancial de la negociación, pues afecta a los productos «sensibles» de uno y otro lado: el banano y el azúcar, en primer lugar.
El ministro guatemalteco ha formulado el deseo de que la UE no dispense a Centroamérica «menores condiciones» que las otorgadas recientemente a los países del Caribe en lo que respecta al comercio de estos productos.
La CE, por su parte, insiste en la importancia que tiene para Europa un mejor acceso para sus empresas de servicios y un acuerdo satisfactorio en cuanto a las reglas de origen.
La UE quiere evitar que el tratado de libre comercio con Centroamérica se convierta en la «puerta trasera» por donde entren a su mercado, con tratamiento preferente, productos como los textiles originarios de otras zonas del mundo (Asia) a las que no desea hacer concesiones.
«Reconocemos los problemas que tienen las pequeñas economías con las reglas de origen, pero a nosotros nos plantea problemas políticos reales», ha explicado Schlegelmilch.
Otro punto en el que Europa no está dispuesta a transigir es el relativo a las normas sanitarias y fitosanitarias.
Cristina Laso, de la dirección general de Sanidad y Consumo de la CE, recuerda que para la UE es una «ley sacrosanta» en cualquier negociación comercial no rebajar su nivel de protección sanitaria.
«No intercambiamos vacas locas por pollos griposos», ha dicho. De lo que se trata, según Laso, es de «ayudarse mutuamente a alcanzar los niveles más elevados de protección, y de hacerlo de manera que sea compatible con el objetivo de estimular el comercio».
El ministro guatemalteco Rómulo Caballeros ha formulado la idea de que se dedique parte de los fondos de cooperación a ayudar a productores y exportadores centroamericanos a cumplir las exigentes normas sanitarias y fitosanitarias de la UE.