Pese a que el hecho de Caracas no ocurrió en un centro militar como pasó en Honduras cuando supuestos asaltantes ingresaron a la base aérea “Armando Escalón” y se robaron una aeronave, el hecho no deja de ser significativo debido a que se trata de una modalidad que pudiera marcar un nuevo paso en la forma de operar de la narcoactividad en la región.
En el caso de Venezuela, las dos aeronaves salieron por sorpresa poco antes del amanecer del galpón que la empresa Aéreo Transporte La Montaña tiene en el aeropuerto Tomás de Heres de Ciudad Bolívar, y despegaron de inmediato sin esperar llegar a la pista principal y tras recorrer unos pocos metros, informó el teniente coronel Manuel Sánchez, jefe del destacamento de la GNB en el terminal.
En declaraciones a la estatal Agencia Venezolana de Noticias (AVN), Sánchez reveló que el guardia sorprendido y maniatado precisó que la acción fue perpetrada por cuatro o cinco sujetos armados que vestían uniformes del policial Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC).
Tras el despegue de los monomotores, con una autonomía de vuelo no mayor a 3 horas, se envió «una comisión para investigar» y se encontraron con «el vigilante de la empresa amarrado», detalló.
«Las avionetas de este tipo normalmente son abastecidas de combustible solo cuando van a despegar en la mañana, pero tenemos la información de que estas dos aeronaves tenían gasolina desde anoche; además todo el galpón estaba al cuidado de un solo vigilante», reveló el jefe militar.
Por la limitada capacidad de carga y escasa autonomía de vuelo, añadió, «este tipo de aparatos no son atractivos para el narcotráfico», y en su robo participaron «personas muy experimentadas y que conocen este aeropuerto a la perfección».
Por ello, todos los pilotos registrados en el terminal están siendo buscados e interrogados, especialmente aquellos con conocimiento y experiencia en el despegue de aeronaves en terrenos inadecuados.
También han sido interrogados los propietarios de las aeronaves y otros pilotos, vigilantes «y cualquier persona vinculada» a la empresa Aéreo Transporte La Montaña, «dedicada al transporte de turistas hacia la Gran Sabana y zonas de interés del estado Bolívar», detalló el jefe militar.
Caso Honduras
Muchas son las historia que se pueden contar de lo que ha ocurrido en Honduras en el tema de narco aviones pero el hecho del asalto a una base militar marco una nueva fase que muestra los avances del crimen organizado en este país.
En febrero de 2006, cuando un jet Grumman fue “descubierto” en el internacional aeropuerto de Toncontín en Tegucigalpa, justo en los inicios del gobierno del entonces presidente Manuel Zelaya.
La presencia de aquel jet fue puesta en evidencia por periodistas que cubrían la fuente aeroportuaria, quienes iniciaron una serie de preguntas que hasta ahora siguen sin respuestas.
El Grumman apareció y permaneció en Toncontín durante un año, en ese lapso se supo de pilotos mexicanos que lo trajeron; hasta la Fiscalía llegaron personajes que querían rescatarlo; otros como el entonces ministro de Gobernación, Jorge Arturo Reina, dijeron que se trataba de “una avión lleno de sospechas” y el fiscal Leónidas Rosa viajó a México para coordinar y conocer detalles que nunca se revelaron.
La historia del Grumman concluyó en marzo de 2007 cuando la aeronave voló a Estados Unidos una vez que fue subastada por el Ministerio Público a un precio de 736,000 dólares, unos 14 millones de lempiras, a la empresa naviera estadounidense Cashman Equipment Corporation (CEC).
Los nulos resultados de las investigaciones, dejaron un mar de hipótesis. Algunas indican que la aeronave venía destinada a un alto funcionario del gobierno, otra teoría indicaba que en su interior traía una fuerte cantidad de dólares, las versiones son muchas. Hasta la fecha las mismas no fueron negadas ni confirmadas por el Ministerio Público.
Han pasado seis años desde que el lujoso jet permaneció en Honduras pero una vez que se alejó, la prensa dejó de lado el caso y nadie se ocupó de debelar los entretelones.
Los sobrevuelos, aterrizajes, apariciones y desapariciones de avionetas son muchos en Honduras pero uno de los últimos capítulos tocó las puertas de las Fuerzas Armadas en un hecho que devela la fragilidad de la seguridad nacional, cuando una aeronave es sacada desde una base aérea luego de una acción de asalto.
El tema aún se mantiene en las instancias judiciales pero, más de tres meses después de ocurrido el suceso, no se conocen, a ciencia cierta, a los responsables directos e intelectuales del hecho.