Hoy, se cumple un año del crimen que conmovió a la sociedad hondureña y que apenas tiene a una persona tras las rejas, pero sin conocerse mayores detalles del hecho.
El atentado se perpetró desde una motocicleta con dos sicarios a bordo. Lo sujetos dispararon reiteradamente, infiriéndole cinco impactos que le provocaron la muerte de forma inmediata. Hilda, su mujer, iba a su lado. Ella resultó herida.
Alfredo Landaverde se había desempeñado, años atrás, como coordinador de la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN). Conocía la Policía como la palma de su mano. Antes de su muerte había arreciado sus críticas ya que consideraba que una la del órgano estaba coludida con el crimen organizado.
Landaverde recomendó al gobierno de Porfirio Lobo, ordenar una auditoría de todos los bienes de la Policía, incluyendo las armas, al tiempo que denunció armamento había sido sacado del escuadrón de los Cobras y estaban en manos de bandas criminales.
Infatigable buscadora de justicia
Luego de 366 días de aquel asesinato, la viuda Hilda Caldera de Landaverde no se cansa de exigir a los operadores de justicia que se llegue hasta las últimas consecuencias. “Esta gente está investigando, están trabajando, pero tienen que hacerlo más de prisa, no podemos esperar siglos a que den resultados”, expresó.
Proceso Digital entrevistó a la señora de Landaverde, quien asegura que la esperanza es lo último que una persona puede perder en la vida. “Mientras haya vida hay esperanzas, esperamos que a Alfredo se le honre y que su muerte no haya sido en vano”.
Exclamó que “no tengo ningún resentimiento con la justicia de este país, lo único que pido es que se haga justicia para Alfredo, eso es lo que deseo y por eso lucho todos los días”.
Sobre la depuración en la Policía hondureña, la viuda de Landaverde afirmó que “yo la veo lentísima. Para la situación en que estamos y para la cantidad de muertes… mañana puede ser usted, puedo ser yo y lo peor es que no pasa nada, esto es terrible que no se nos escuche a los que buscamos justicia, que se acepte el olvido y que nos den una palmadita en el pésame y hasta allí llegó la justicia ¿qué es eso?”.
En una conversación con Proceso Digital Hilda Caldera dijo:
A un año de la muerte de su esposo ¿cuáles son sus sentimientos en este momento?
Son de mucha tristeza, él no está aquí, ahora me toca verlo por fotos, en afiches, en el periódico. Es muy doloroso, es una soledad que no la compensa nadie. Yo vivo lo mejor que puedo, pero me hace falta mi compañero.
Al cumplirse un año de aquel siete de diciembre, ¿de dónde saca fuerzas?
Uuuuuuuuhhhh, pues yo no pienso en mí, solo pienso en él. No me doy chance en pensar mucho en lo que me ha pasado, ¿Para qué? ¿Para sentir lástima de mi misma?, mejor pienso qué se puede hacer, qué podemos construir con esta tristeza y con este dolor. Alfredo hizo tanto por este país que me parece una falta de respeto pensar mucho en mí.
Doña Hilda, ¿usted está resentida con la justicia de Honduras?
No tengo ningún resentimiento, lo único que pido es que se haga justicia para Alfredo, eso es lo que deseo y por eso lucho todos los días.
De ese compañero de hogar que era Alfredo Landaverde ¿qué es lo que más echa me menos?
Nosotros éramos muy unidos, con él compartíamos todo. Alfredo era muy compañero, era al que le contaba todas mis cosas, nos dábamos ánimos los dos, nos acompañábamos… estamos juntos todo el tiempo.
¿Cómo era la rutina de Alfredo Landaverde hasta el momento de su deceso?
Él pasaba comunicado totalmente conmigo. Desde temprano escucha un noticiero, luego otro, compraba los periódicos y pasaba enterado de todo. En los últimos días, que ya no estaba con la secretaría de Seguridad me apoyaba con mis consultorías. Él pasaba mucho en los medios, se reunía con sus amigos, sus conocidos y resolvía problemas de medio mundo. Iba a la sede del Partido (Democracia Cristiana) y pasaba en muchas cosas.
En cuanto a los temas de país ¿cuáles eran las principales preocupaciones de Alfredo Landaverde?
Lo principal para él era la corrupción que estaba pasando la Policía. Como trabajó en la Policía durante más de 20 años, su mayor dolor era ese, porque sostenía que estaba minado por el crimen y a él lo venían a visitar de todas partes para entrevistarse con él, le pedían consejos, ayuda y orientación. Alfredo sabía demasiado, demasiado de todo, además que era un hombre muy estudioso, muy inteligente y muy bien informado.
La visión de su esposo hacía la Policía con respecto al tema de corrupción ¿cómo era?
Alfredo estaba muy triste porque miraba que nada cambiaba, qué él denunciaba algo y peor se ponía… hablaba más y hablaba más, no hallaba qué hacer. Al final de su vida, Alfredo tenía un trabajo muy modesto que le dio el Congreso por medio de Augusto Cruz Asensio, además me ayudaba en mis consultorías, pero él nunca fue un hombre de dinero, de ambiciones… era idealista, de lucha, de sueños… nunca me aburría con él, teníamos muchos temas de conversación, estar con él era realmente agradable.
¿Usted que ocupaciones tiene en estos momentos?
Doy clases, hago consultorías, estudio educación superior, además estoy formando la fundación Alfredo Landaverde, investigo la muerte de él, soy voluntaria del teléfono de La Esperanza, soy mamá, soy hija y tengo a mi cargo mi casa; lo que hacía mi esposo y mi hija, lo hago yo ahora, como comprenderá tengo una vida bastante compleja.
¿Usted hace sus propias investigaciones de la muerte de Landaverde?
No, que va… yo no tengo recursos, no tengo acceso ni siquiera al expediente, me refiero a que paso pendiente que se haga justicia, de las investigaciones se encarga la Fiscalía y la Policía.
¿Cómo valora el proceso de depuración en la Policía?
El proceso de depuración tiene que seguir… ¡sería el colmo! La rectora denunció esta semana que habíamos más de cien casos muertos por la Policía, entonces, si son tan legalistas para la Policía, espero que sean legalistas con nosotros y que nos den una respuesta porque estamos esperando justicia, esta debe ser pareja.
Pero ¿este proceso va rápido o lento?
Yo lo veo lentísimo. Para la situación en que estamos y para la cantidad de muertes… mañana puede ser usted, puedo ser yo y lo peor es que no pasa nada, esto es terrible que no se nos escuche a los que buscamos justicia, que se acepte el olvido y que nos den una palmadita en el pésame y hasta allí llegó la justicia ¿qué es eso?
¿Cómo funciona la Fundación Alfredo Landaverde?
La iniciamos hace poco, por iniciativa de los dos mejores amigos de Alfredo Landaverde para que tuviéramos espacio de construir esperanzas.
Nuestro principal objetivo es el combate a la impunidad y el respeto a la vida. Exigimos medidas de prevención a los delitos, acompañamos a los familiares de las víctimas tanto legal como sicológica. Queremos hacer un Observatorio a la Impunidad, queremos que nada de esto siga pasando.
¿Cuáles eran los anhelos principales del ingeniero Landaverde?
Quería ver un país mucho más digno, donde no imperara la corrupción que él veía por todas partes. Gente de todos los estratos llegaban hasta donde Alfredo y le hacían denuncias de todo tipo… él quería un país diferente, un país con justicia, un país que no tuviera complicidad con el crimen, incluidos a los operadores de justicia.
El Ministerio Público ¿qué papel ha jugado en las investigaciones sobre la muerte de su esposo?
Esta gente está investigando, están trabajando, pero tienen que hacerlo más de prisa, no podemos esperar siglos a que den resultados… hay una buena cantidad trabajando en el caso, pero ¿cuántos años van a pasar para que den resultados? Ya dieron uno, el presunto autor material, pero ellos dicen que hay más porque fue un crimen planificado, entonces, que digan, que demuestren y que hagan.