Tegucigalpa – El Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), se apresta este lunes a celebrar una asamblea donde el punto toral será la elección o reelección del coordinador de ese organismo, en medio de una andanada de acusaciones y contraacusaciones que dejan al desnudo que a más de una década de la creación de esa institución, la corrupción e impunidad, sigue siendo un monstruo de mil cabezas que no ha podido ser combatido.
– La actual coordinadora del CNA, Dulce Zavala, asegura que no tiene interés en la reelección y denuncia presiones para firmar contratos.
– La asamblea del CNA está convocada para este lunes cuando diferentes organizaciones medirán fuerzas para elegir a un nuevo coordinador y nuevas autoridades de la institución.
– En ningún momento el CNA ha elevado caso alguno de corrupción ante el Tribunal Superior de Cuentas.
Aunque la visión estratégica del CNA, es “ser líder y modelo en iniciativas estratégicas contra la corrupción, forjando una cultura ética ciudadana e institucional, ubicando a Honduras entre los países más transparentes de América”, la realidad sigue siendo otra.
Lejos quedaron los esfuerzos que inició el primer coordinador de esa entidad, cardenal Óscar Andrés Rodríguez, para impulsar los procesos de transparencia y auditoria social.
Podredumbre
Durante la última semana, los hondureños han sido testigos de las acusaciones y contraacusaciones que reflejan la podredumbre que campea precisamente en el organismo encargado de velar porque se combata la corrupción en el país.
Es así como una denuncia de un sector de las organizaciones que conforman el organismo, señalan el nombramiento de dos nuevos representantes gubernamentales ante la instancia. Según los denunciantes con el propósito de poder reelegir a la actual coordinadora, Dulce María Zavala.
El artículo 4 de la Ley del CNA establece que la asamblea general de este organismo estará integrada por un representante de cada una de las 12 organizaciones que la forman.
Agrega que el presidente de la República podrá “designar dos integrantes a título personal de entre las personas de reconocida buena reputación que no formen parte del gobierno”.
El reglamento del CNA establece que los dos representantes del mandatario podrán asistir a las asambleas con la facultad de voz, pero no de voto.
En ese sentido, el mandatario nombró a Julio Cabrera en representación del Foro Permanente de la Sociedad Civil, y a Antonio Ramón Cruz Valladares, de la Federación de Organizaciones de los Mercados.
CNA perdió el rumbo
Las propuestas ocurren a días de concluir el mandato de Zavala y de la elección del nuevo coordinador.
Pero más allá de ello, los asambleístas recibieron con sorpresa la noticia de que se habían aprobado reformas para que los nominados oficiales pudieran votar.
“Se aprobó el 10 de septiembre sin que la asamblea se enterara, es increíble, es una frustración de la ciudadanía”, lamentó la representante de la Asociación de Medios de Comunicación (AMC), Ana Abarca.
En iguales términos, se refirió el ex coordinador del CNA Oswaldo Canales, quien dijo estar sorprendido con la reforma, que a su criterio es ilegal, ya que sólo la asamblea pudo autorizar una reforma y la coordinadora no tiene esas atribuciones.
Zavala giró la convocatoria a los representantes de las 12 organizaciones que conforman el CNA para celebrar este lunes la asamblea general ordinaria, suspendida el pasado miércoles.
A criterio de analistas, el CNA perdió el rumbo en la lucha contra la corrupción y, lejos de combatirla, la ha apañado y por eso algunas organizaciones miembros, optaron por retirarse.
La elección de la coordinadora actual, Dulce María Zavala, en septiembre de 2011, generó la polémica en esa ocasión cuando la Iglesia Católica ya había materializado su retiro del CNA y posteriormente lo hizo la Confraternidad Evangélica de Honduras.
Más recientemente la Federación de Organizaciones Privadas de Desarrollo de Honduras (Foprideh), que aglutina más de 80 organizaciones a nivel nacional también se retiró.
Con el retiro de las Iglesias, señalan analistas locales, el CNA prácticamente perdió el basamento moral y ético que imprimió el cardenal Rodríguez al frente de esa organización que le daba una importante credibilidad ante la sociedad hondureña y la comunidad internacional cooperante.
La presencia de las iglesias Católica y Evangélica había sido vital para la imagen pública del CNA en vista de que un estudio de Proyecto de Opinión Pública de América Latina (Lapop) de la Vanderbilt University colocó en 2011 y 2012 a ambas instituciones en los primeros peldaños del nivel de confianza de los hondureños.
Las dos Iglesias fueron de las instituciones fundadoras del CNA.
Pero representantes de organizaciones de la sociedad civil han señalado que, a lo largo del tiempo, el CNA ha experimentado un retroceso y perdido su beligerancia y poder de denuncia en la lucha contra la corrupción con el agravante de que dentro de la institución han surgido denuncias de irregularidades administrativas e incluso de abuso y acoso sexual.
El presidente de la Confraternidad Evangélica de Honduras, Alberto Solórzano, dijo que “sentimos que nuestra presencia en el CNA ya no era significativa y que debíamos buscar otros escenarios para seguir siempre con el tema de la corrupción, pero desde otras plataformas”, argumentó luego de dejar el órgano hace dos años.
Aseveró que las denuncias de corrupción sobre temas neurálgicos en el país provienen de otras instituciones y organizaciones que se han agrupado y hecho una incursión más frontal a ese flagelo.
Indicó que el CNA ha debilitado su presencia y su participación y se ha limitado a la prevención, cuando su llamado tiene de fondo otros propósitos.
“Nos parece que los procesos sobre ciertas cosas son un poco lentos y obviamente la corrupción es tan latente y enraizada en el país que creemos que necesita acciones y decisiones más categóricas”, esgrimió el líder religioso.
El dirigente religioso recordó que el CNA comenzó como una buena iniciativa de parte del cardenal Rodríguez para afrontar la corrupción.
Por su parte, el coordinador de Foprideh, Rolando Bú, arguyó que el retiro obedeció a que las 80 organizaciones que conforman la federación consideraron que el CNA ya no respondía a los objetivos primigenios para los que fue creado.
Criticó que existe ambivalencia porque el presupuesto con que funciona el CNA, que es de unos 20 millones de lempiras anuales, lo proporciona el Estado.
Señaló que los representantes de las 80 organizaciones consideraron que su presencia en el CNA “ya no era viable” y lo mejor era retirarse antes del derrumbe definitivo.
Bú refirió que uno de los hechos que motivaron su salida fue que muchos casos de corrupción de alto impacto, especialmente denuncias de la población, no tenían el tratamiento y el seguimiento adecuados.
“No creo que la institución sea mala, pero podría reorientarse y retomar su misión original en el combate contra la corrupción”, comentó.
Elefante blanco
El CNA es una de las instituciones menos creíbles en Honduras, según un estudio del proyecto Lapop de la Universidad de Vanderbilt, denominado Barómetro de las Américas 2012.
Eso significa que desde su creación a inicios de los años 2000, en las diferentes administraciones del CNA, el organismo ha venido deteriorándose y se ha convertido prácticamente en un elefante blanco que lejos de combatir la corrupción, más bien la alentado a su interior, según opinan algunos analistas.
En el año 2000, el gobierno de Honduras se comprometió a realizar acciones de reformas legales e institucionales necesarias y viables; así como promover la participación de la sociedad civil en el diseño, implementación y evaluación de un Plan Nacional Anticorrupción.
En ese sentido, el CNA fue creado iniciativa del presidente Carlos Flores (1998-2001) mediante decreto ejecutivo 015-2001 y reinstalado por el presidente Ricardo Maduro mediante decreto legislativo 07-2005 en marzo del 2005.
El presidente del Tribunal Superior de Cuentas, Miguel Ángel Mejía, asegura que ni en la presente administración del CNA y en ninguna de las anteriores, ese organismo ha presentado o documentado casos de corrupción en el país.
Explicó que el CNA, es un organismo colaborador, y, si ha hecho alguna investigación, verificación sobre acusación de funcionarios públicos lo que tiene que hacer es trasladar al TSC esa información para deducir la responsabilidad del caso.
Defensa
Ante los señalamientos directos a su administración, la coordinadora del CNA, Dulce María Zavala, ha salido al paso y ha asegurado que ha estado trabajando activamente en la prevención de la corrupción en cumplimiento al mandato establecido en la ley constitutiva de esa organización de la sociedad civil.
Aseveró que en su gestión está siendo acompañada y apoyada por las organizaciones que la eligieron coordinadora del CNA en 2011 y con la participación estratégica de la Iglesia Católica que participa activamente en la asamblea.
“Son dos las organizaciones las que no están activas en la asamblea del CNA, esto puede leerse como una irresponsabilidad, puesto que la ley es de cumplimiento obligatorio y nadie puede evadir su responsabilidad ante la sociedad y más cuando se trata de unir fuerzas sociales y luchar contra la corrupción”, aseguró Zavala.
Añadió que obviamente, es más fácil criticar que hacer aportes constructivos, pero el país necesita una actitud mental positiva para propiciar las transformaciones que beneficien a los hondureños especialmente a los más necesitados.
“Yo lo que creo es que cada institución, hace o está haciendo lo que puede y le corresponde, pero todas las instituciones públicas o de sociedad civil, necesitan mejorar su desempeño, someterse a la mejora continua, ya que para que haya transformación se necesita de liderazgos comprometidos, tanto a nivel de gobierno como a nivel de la sociedad civil; hacer más y criticar menos”, arguyó Zavala.
Sobre su posible reelección, afirmó que no le interesa, aunque son varias organizaciones que pertenecen a esa institución las que le han pedido que continúe al frente del organismo, justificó, sin detallar nombres.
“Sinceramente, no he tenido más interés en el CNA que aportarle a Honduras un trabajo den honradez, un compromiso real como ciudadana y ha sido una satisfacción para mí, trabajar y aprender más de lo que es el trabajo contra la corrupción; me da mucho pesar sinceramente, las manifestaciones, por ejemplo, del representante de la Federación de Colegios Profesionales Universitarios de Honduras (Fecopruh), Ricardo Calderón”, cuestionó.
Presiones para firmar contratos
Sobre las acusaciones que se le hacen de no atender los mandatos de la asamblea, dijo que los señalamientos son de aspectos que no son tan relevantes en la lucha contra la corrupción y acusó que uno de esos mandatos se refiere a que “tengo que firmar un contrato de 180 mil lempiras con una firma que debe ir a evaluar y a nombrar; yo como abogada tengo que ser muy cuidadosa con lo que tengo que contratar y firmar y eso lo tiene que resolver el coordinador que se va a nombrar la próxima semana”.
En cuanto a la destitución de Juan Ferrera como secretario ejecutivo del Foro Nacional de Convergencia (Fonac), justificó que él había vacado en ese cargo desde febrero pasado por lo que el organismo tenía casi seis meses de estar en acefalía y las organizaciones que conforman esa institución tienen la potestad de nombrar otro coordinador con el visto bueno del presidente de la República.
Agregó que “cuando a uno le dicen los compañeros, eso fue hace como cuatro meses, que me decían: Dulce nos pareció muy bien el trabajo, es más quiero decir, que el arquitecto Calderón era uno de los que felicitaba mi trabajo y se sentía integrado a las actividades que yo había hecho en el CNA; don Juan Ferrera también, era otro que me decía, es más, me decía, Dulce usted debe cobrar ese salario, eso es justo, pero soy abogada y sé que eso no es legal y aunque yo sé que ese dinero me podría servir a mí, no lo voy a hacer porque no está establecido en la ley; yo no gané ningún tipo de salario porque el artículo cuatro de la ley dice que el representante en la asamblea del CNA es ad-honoren y se regirá por la ley de la organización que representa”.
Zavala es Abogada de profesión, graduada en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), además de licenciada en Trabajo Social, y es originaria del municipio de Guayape, departamento de Olancho, actualmente trabaja en el hospital siquiátrico, Mario Mendoza.