Contraviol, el fármaco que todos necesitamos

Por: Thelma Mejía

Tegucigalpa. Puedo escribir sobre la reelección, sobre los pactos políticos del congreso o la incomodidad ya manifiesta del gobierno con la MACCIH, pero hay tiempo para ese y otros temas en un país que aún no cierra heridas pasadas ni presentes.

Dedicaré entonces mi escrito a una innovadora campaña que busca arrancar a los hondureños nuevos compromisos con la paz.

Esos compromisos están siendo impulsados por un grupo de jóvenes universitarios de la UNAH, que vestidos de médicos recetan a los estudiantes una dosis de Contraviol, un fármaco ficticio que se puede hacer real si quien lo consume se compromete con la paz, explica el especialista en temas de paz y no violencia, Esteban Ramos, del IUDPAS de la UNAH.

Ramos ha logrado montar una campaña educativa a favor de la paz y la no violencia juntando una serie de voluntades en un país que una vez más muestra su enorme solidaridad con este tipo de causas. Personajes con una trayectoria destacada en el mundo deportivo, de la academia y artístico, donaron su tiempo para enviar mensajes positivos del por qué se debe seguir apostando por la esperanza.

Diez pastillas de diversos colores y sabores conforman el Contraviol, envuelto en una atractiva caja propia de las recetas médicas. Entre sus principales activos destacan el Ácido Anti-Violencílico, la Pazifrina y la Equidadilina, mientras que sus ingredientes están compuestos por el amor, la confianza, la empatía, la generosidad, solidaridad, gratitud, cariño, amor a la naturaleza y amor a los animales.

La justicia, la paciencia, la igualdad, el respeto, la responsabilidad, la comunicación y el compromiso son también parte de los ingredientes que contiene el Contraviol, el fármaco ficticio que todos necesitamos para contrarrestar las diversas formas de violencia y no ser insensibles a la misma en un país en donde a diario un promedio de 13 personas son asesinadas de forma violenta.

La campaña educativa del Contraviol que impulsa el Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS) intenta explicar que la violencia no es un evento de la naturaleza, no crece en los árboles, no sale como el sol, ni se pone como la luna, mucho menos sopla con el viento ni cae como la lluvia. La violencia, recuerda Esteban Ramos, un joven comprometido con la paz, es cosa de seres humanos, por eso es cuestión de nosotros terminar con ella.

El recetario de Contraviol explica los distintos tipos de violencia y cómo esta se manifiesta en Honduras. Y qué cosas, en el ámbito cultural la violencia en este país está asociada directamente a la impunidad, la inequidad y la falta de justicia.

Si uno lee los diarios, escritos o digitales, escucha o mira los noticieros, de una u otra forma se reflejan los distintos tipos de violencia a que nos enfrentamos, unas brutales, si de muertes violentas se trata, pero otras más estructurales si de impunidad y reparto del país hablamos. Los protagonistas de cada uno de estos hechos no necesitan ser identificados, porque sus ejecutorias hablan por sí mismos.

Recientemente el Observatorio de la Violencia del IUDPAS nos presentaba datos durísimos sobre la muerte violenta de menores en el país en más de un centenar de municipios. Hace poco, un informe reveló que Honduras invierte apenas 82 centavos de dólar diario para atención de menores. Y la corrupción le roba a este país un promedio anual de mil millones de dólares anuales. Tenemos pues una violencia estructural muy severa, casi crónica.

Cuando se relacionan los tipos de violencia que nos explica la campaña del Contraviol, uno entiende que este país ya no aguanta con tanto discurso ni promesas incumplidas. El Contraviol nos impulsa a un compromiso ciudadano más serio a favor de la paz y la no violencia, más allá de los muertos.

De ahí que nos convoque a reflexiones individuales o grupales sobre los distintos tipos de violencia, pero más aún, sobre los compromisos a favor de la paz a que estamos obligados todos los hondureños en un país que sentimos que se nos desliza como el agua entre los dedos. Y frente a lo que se viene, no está mal que usted, que yo y todo mundo nos autorrecetemos una dosis de Contraviol. Buena por el IUDPAS y la UNAH por esa bocanada de aliento que nos dan. Más de Thelma Mejía. Aquí…

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