Tegucigalpa está cambiando

Por: Mario E. Martín 
Arquitecto y Planificador Urbano
Después de un periodo de deterioro y mala administración, la ciudad capital está pasando por una reactivación, que presenta más retos día a día. 

No solo ese ente urbano que llamamos Tegucigalpa sigue creciendo por la constante migración, sino que además la dinamización de la economía nacional trae más inversión, más vulnerabilidad y retos insospechados.  Percibimos un cambio en la base económica urbana, aunque mal aprovechada por la mayoría, pero real y dramática.
¿Qué queremos decir por Tegucigalpa?  Para seguir ocupándonos de nuestra ciudad, definámosla primero reconociendo que “la ciudad es su gente”.  El poder político que gobierna es el Municipio del Distrito Central, influenciado como ha sido por la presencia e injerencia del gobierno central del cual es sede.  Pero la entidad económica, influenciada por el ingreso de la burocracia, trasciende el límite del municipio e incorpora a por lo menos 4 otros municipios aledaños.  En efecto, el ente urbano, definido como contexto productivo y lugar de residencia de más del millón de habitantes, es un territorio de más de 200 kilómetros cuadrados, desafortunadamente no consolidado y por lo tanto no administrado por un solo ente gestor o gobierno local.
Ese ente, ciudad, metrópoli en ciernes y uno de los polos regionales del Istmo, está cambiando drásticamente, en nuestra visión prospectiva.  Veamos por qué.  Como no tenemos estadísticas diferenciadas por jurisdicción, nos tenemos que basar en percepciones, admitiendo que son condicionadas por nuestra profesión y experiencia.  Ya dijimos que interpretamos a Tegucigalpa como un complejo humano y económico, definido en diversas formas por convenciones territoriales y jurisdiccionales.  Como tal, vemos actualmente en este ente urbano evidencias irrefutables de:
1.         Un aumento en la inversión privada, reforzada por las obras recientes de infraestructura iniciadas por el gobierno local.  Testimonios son la creciente construcción de comercios, oficinas, apartamentos y en general en el mejoramiento de la apariencia urbana.
2.       Una disposición a honrar las obligaciones tributarias al gobierno local y, por lo tanto, una creciente salud financiera.  Para crédito de las nuevas autoridades, se está logrando eliminar deudas anteriores y se invierten los ingresos corrientes limpiamente.
3.       Una gestión de ordenamiento, desde la vialidad hasta en los usos del suelo, con nuevos instrumentos regulatorios y un sentido de función en la estructura urbana.
4.      Un crecimiento en empleos terciarios generado por los grandes proyectos en servicios bancarios, telecomunicaciones, comercio y en general servicios sociales para el resto de la nación y la región, incluyendo inversiones por gestores público-privados.
5.       Perspectiva de cooperación externa privada y oficial para capitalizar la dinámica de crecimiento.
Todo este crecimiento se espera traducirse en mayor bienestar para la población generando empleos (por documentarse) y mejores condiciones de vida.  Aquí encontramos el principal reto para el desarrollo urbano de Tegucigalpa.  Seguimos siendo una ciudad segregada espacialmente, con deficientes servicios públicos, con transporte ineficiente y sin estructura social participativa.
¿Cuáles son los actores de este drama?  ¿O de este reto?  En primer lugar, el gobierno local, por ahora en mejores manos.  En segundo lugar, sostenemos, la empresa privada representada por la Cámara de Comercio y por el ente cúpula nacional de las empresas, el COHEP.  Y en tercer lugar, las comunidades, en lento proceso de organización.

Estos son los actores ineludibles para conducir la gestión de desarrollo de nuestra Capital

spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_imgspot_img