Lisboa.– Simulaciones, vigilancia las 24 horas y formación ciudadana son algunas de las herramientas de las que dispone Portugal para prevenir el impacto de potenciales tsunamis, cuando mañana, sábado, se cumple el 270 aniversario del terremoto y posterior maremoto que destruyeron Lisboa en 1755.
El mayor centro de control de tsunamis en suelo luso se encuentra en la sede del Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA), donde expertos monitorean sin interrupción grandes pantallas donde se registra toda actividad que pueda provocar un maremoto.
Allí, se emiten también avisos a países vecinos, ya que Portugal colabora en el sistema de vigilancia del Atlántico noreste.
El director de Geofísica del IPMA y coordinador del Centro Operativo de Sismología, Fernando Carrilho, precisó en declaraciones a EFE que se tarda ocho minutos desde que se registra un sismo con capacidad para generar un tsunami hasta lanzar el aviso a las autoridades de Protección Civil portuguesas y a los países que puedan ser afectados, gracias a un protocolo «muy bien definido».
«Cuando este mensaje se envía, todavía no sabemos si va a haber un tsunami. En los minutos siguientes, monitorizamos lo que ocurre en las estaciones costeras mareográficas que miden la variación del nivel del agua y, en función de eso, sabemos si se está generando un tsunami», precisó el experto.
Con un terremoto de magnitud 5,5 en la escala de Richter, los científicos comienzan a investigar si puede generarse un tsunami, aunque Carilho matizó que esta intensidad «normalmente» no genera grandes olas.
Aun así, recalcó que cada maremoto tiene diferentes orígenes y consecuencias, por lo que es necesario analizar cada fenómeno de forma independiente.
El miembro de la junta directa de IPMA, Telmo de Carvalho, dijo a EFE que es «importantísimo» que los países colaboren y compartan datos entre ellos por medio de protocolos estandarizados, ya que permiten analizar mejor las posibles amenazas y reducir los tiempos de alerta.
Por ejemplo, este centro de vigilancia tiene un protocolo de colaboración con el Instituto Geográfico Nacional (IGN) de España, con el que comparten datos en tiempo real.
Portugal colabora también con la red de prevención de tsunamis de la UNESCO, donde participan municipios y autoridades regionales para fomentar la prevención y formación de la población para saber cómo actuar.
Loulé, en el sur de Portugal, y Cascais, en el área metropolitana de Lisboa, son los primeros municipios portugueses que han solicitado el certificado ‘Tsunami ready’, que avala que están preparados según los criterios de la UNESCO, aunque la intención es que lo obtengan más localidades.
«No podemos confiar solo en la tecnología, solo en la protección civil, tenemos que tener también una formación en comportamientos para este tipo de fenómenos», expuso Carvalho, quien consideró que en Portugal ya se ha hecho «mucho trabajo» de capacitación y concienciación para saber cómo actuar o evacuar en zonas de riesgo.
«El camino que se está recorriendo es positivo -agregó-. Obviamente no estamos al nivel de un Japón, que hace muchos años que dan formación en las escuelas, casi tienen asignaturas obligatorias para responder ante tsunamis, pero tenemos que admitir también que no tenemos la regularidad de este tipo de fenómenos que ellos tienen».
El gran terremoto y maremoto de 1755, que destruyeron Lisboa y generaron destrozos en España, siguen presentes en la memoria portuguesa, lo que ayuda a impulsar estas medidas preventivas.
Bernardo Aliaga, jefe de la Unidad de Tsunamis de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI) de la UNESCO, aseguró a EFE que el objetivo de estos protocolos es salvar vidas, y celebró los avances mundiales que se han impulsado desde 2004, cuando se registró el terremoto y tsunami en el océano Índico, donde murieron decenas de miles de personas.
Portugal se va por «el camino adecuado», destacó Aliaga, aunque, a su juicio, falta bastante en lo que se refiere a los niveles de preparación y es importante formar a la ciudadanía.EFE/ir










