Por Alberto García Marrder
Especial para Proceso Digital, La Tribuna y El País de Honduras
El asesinato en Estados Unidos del activista conservador Charlie Kirk, gran amigo del presidente Donald Trump, ha dejado traslucir un gran dilema de un padre: a entregar a la policía a su hijo asesino o a ayudarlo a huir.
Matt Robinson tuvo ese dilema cuando se dio cuenta que su hijo mayor Tyler, era el fugitivo que la policía buscaba y que había disparado al cuello de Kirk, desde el techo de un edificio cercano a donde tenía un debate con estudiantes de la Universidad del Valle de Utah.
“Tyler eres tú el del video”, le preguntó el padre sobre un joven con gafas oscuras que saltaba de un techo de un edificio cercano a donde Kirk debatía con unos 3,000 estudiantes. Y el hijo le dijo que sí y que prefería suicidarse que entregarse.
El padre, un ex policía llamó a un pastor amigo de confianza (él y su familia son mormones) y entre los dos convencieron a Tyler a entregarse voluntariamente. Llamaron a la policía y fue detenido.

Trump, que ahora se dedica a dar noticias antes que los medios de comunicación dijo a los periodistas: “We have got him” (“lo tenemos”). Y Pidió que se le aplicara la pena de muerte, en casa de ser declarado culpable.
Tyler Robinson un buen estudiante de 22 años actuó solo y las preguntas que se hacen es porque lo hizo. Y que le llevó a tirar un disparo al cuello de Kirk, con un fusil de alta precisión y con mira telescópica.
(El video donde se ve a Kirk con sangre desde el cuello ha sido retirado de internet”.)
Hay dos respuestas al porqué lo hizo: pasaba horas viendo las redes sociales en internet y estaba intoxicado por un extremismo radical de izquierda y a todo lo que sonara a fascismo, como atribuía a Kirk. Y la segunda era su entorno familiar muy apegado a las armas. Desde muy joven, su vida eran las armas. El tener armas en casa y en el auto está muy arraigado en la sociedad americana (y en la constitución), pero en la familia Robinson era una exageración.
Lo que pienso de la actitud del padre lo expresa bien un lector del diario español “El Mundo” que se identifica como “Timoteo”:
“El padre del asesino ha sido valiente y ha cumplido con su deber ciudadano, entregando a su hijo a las autoridades. Ese hombre seguramente haya tomado la decisión más difícil y dolorosa de su vida, lo cual es digno de elogio y demuestra que afortunadamente aún existen personas con valores”.
El gobernador del estado de Utah, Spencer Cox, reveló una conversación telefónica escalofriante con el presidente Trump y este le dijo:
“Sabes, ese tipo de persona que le pudo hacer eso a Charlie Kirk, le encantaría hacerlo contra nosotros. La Presidencia es una de las profesiones más peligrosas del planeta. Un quince por ciento de los que han sido presidentes han recibido disparos y un ocho por ciento han muerto”.

Y el propio Trump ha sido objeto de dos atentados contra su vida. El último del año pasado, una bala pasó rozando una oreja. Después del atentado contra Kirk, el servicio secreto que protege a Trump ha sido reforzado y en sus actos públicos, habla ahora protegido por una cabina transparente.
Puede haber muchos imitadores de Tyler Robinson y las universidades son un foco de extremismo, ahora con Israel por el caso de Gaza en Palestina.
La violencia política interna ha creado un sentimiento de miedo y pesimismo por el futuro del país. La pregunta recurrente es ¿Cuándo es el próximo Kirk?
El viceprersidente. J.D. Vance lo ha dicho muy claro: “Gran parte del éxito en esta administración es directamente a la capacidad de Charlie para organizar y convocar a los jóvenes conservadores. No solo nos ayudó a ganar en el 2024, sino que también dotar de personal a todo el gobierno”.
Una pista interesante es la que la investigación del caso ha descubierto: El presunto asesino mantenía un tórrido romance con un transexual, que era su compañero de habitación en una universidad técnica.
El diario español ABC lo interpreta así:
“Los investigadores tratan de dilucidar si las opiniones del activista sobre las identidades de género serían el motivo que llevó a Robinson a dispararle. Kirk se había opuesto a los tratamientos de transición en menores o a la participación de atletas transgénero en las competiciones deportivas femeninas”.