spot_img

China, la nueva potencia, es más que la fábrica del mundo y aspira a superar a EEUU y no ser la segunda

Por Alberto Garcia Marrder
Para Proceso Digital, La Tribuna y El País de Honduras

Tengo que reconocer que soy un periodista abrumado por lo que tengo que escribir y es evidente: Viene una nueva súper potencia, que es China y constatar –lo que cuesta- el aparente declive de un país, Estados Unidos, donde he vivido muchos años y he admirado desde niño. 

Estoy leyendo varios libros sobre la China que se viene, que ya está aquí, y una pregunta surge: ¿Cómo es posible que la China pobre de hace unos 40 años, sea ahora una potencia económica y de alta tecnología?

El mapa de China

China no ha cambiado en otro aspecto negativo. Sigue con su sistema de socialismo con aspectos chinos. El Partido Comunista de China (PCCh) controla la vida de 1,407 millones de chinos y su manera de pensar. La represión es constante.  Hay censura y desinformación. El “ciberespacio” o la internet es vigilado para detectar una crítica al Partido.

Y lo nuevo es una especie de capitalismo-leninismo, que ha creado centenares de millonarios y unas exportaciones de alta calidad y un futuro monopolio de productos de alta tecnología e Inteligencia Artificial.

Adiós a los productos chinos baratos que comprobamos en los años sesenta, simples copias de los occidentales.  Ahora son autos eléctricos, computadoras y teléfonos móviles inteligentes, entre otros de alta tecnología. 

El ASCENSO DE CHINA, de Rafael Descallasr.

Entonces, ¿cómo es posible que un país bajo una dictadura comunista tan alejado de lo que es una democracia occidental, haya llegado tan lejos en apenas unos 40 años.?

Rafael Dezcallar, que fue embajador de España en Pekín (2018-2024) y estuvo destinado antes en Rusia, Colombia y Honduras, se hace la misma pregunta en su excelente libro “El Ascenso de China: Una mirada a la otra potencia”:

“El líder chino reformista Deng Xiaoping llegó a la conclusión, en 1978, que solo implantando una economía capitalista, China podría hacerse rica. E introdujo paulatinamente la propiedad privada, los modelos de producción capitalista y la apertura al mundo exterior de una economía que hasta entonces había permanecido totalmente cerrada y controlada por el Estado”.

“Las reformas de Deng (en China el apellido va primero que el nombre) significaron, por primera vez, que un Partido Comunista abandonaría un principio esencial del marxismo, la propiedad colectiva de los medios de producción y permitiría la propiedad privada. Y abrió la puerta a inversiones extranjeras”.

En conclusión, Deng vino a decir que el “socialismo y la economía del mercado NO SON INCOMPATIBLES.”

Pero la crisis de la epidemia del virus COVID-19 en el 2020 frenó ese crecimiento económico y creó una mala imagen de China por no impedir su expansión a todo el país y, eventualmente, al mundo.

El virus surgió en un mercado de animales salvajes para consumo humano en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, de once millones de habitantes.

Según el diario “The New York Times”, unos siete millones de personas salieron de la ciudad de Wuhan en enero del 2020, lo cual facilitó poderosamente la expansión del virus. 

Y luego, lo que era inicialmente una crisis sanitaria se convirtió en una política. El gobierno de Xi y el Partido les echaron inicialmente la culpa a las autoridades locales. Cuando se controló la epidemia, con absoluto cierre de Wuhan y su expansión por el resto del país, la propaganda del partido sacó pecho para alardear. Y China, ayudó al resto del mundo a atajar la epidemia con vacunas, mascarillas o material sanitario.

21 CLAVES PARA ENTENDER CHINA EN EL SIGLO XX!, por Adrián Diaz Marro.

Los datos económicos son impresionantes. En cuatro años, las exportaciones chinas pasaron del 18 por ciento de su PIB (Producto Interno Bruto)  en 2001 al 29 por ciento en 2005. Su renta per cápita, de solo los 222 euros en 1978, llegó a los 13,000 euros en la actualidad. En cuanto al PIB global, que era del 1.8 por ciento en 1978, fue del 18 por ciento en 2021.

Para China, las relaciones exteriores están basadas en intereses, “no en ideologías”, según Adrián Díaz Marro, que ha escrito sus experiencias tras vivir más de 20 años en China en su libro “21 Claves para entender en el siglo XXI”:

“En el ámbito internacional, el pragmatismo chino es igualmente evidente. A diferencia de muchos países que establecen sus alianzas basadas en ideologías políticas, China prioriza los intereses económicos. No importa, si ese país sea de izquierda o de derechas… lo importante es si la relación será beneficiosa para China”.

CONCLUSIONES FINALES: Tenemos que ver a China con una nueva mentalidad. Estados Unidos no se da cuenta de lo que se le viene encima. O PREFIERE NO DARSE CUENTA.

spot_img
spot_img
spot_imgspot_img

Noticias recientes

spot_img
spot_imgspot_img