Bruselas (EFE).- Las fuertes medidas de seguridad y la oscura sombra del atentado de Niza el 14 de julio no amedrentaron hoy a los más de 60.000 ciudadanos belgas que desde primera hora del día se congregaron en las calles de Bruselas para celebrar su fiesta nacional.
Según la policía, más de 60.000 ciudadanos habrían acudido a las actividades programadas, que culminarán con el espectáculo de fuegos artificiales esta noche (21:00 GMT) frente al palacio real de la capital belga.
La jornada se ha desarrollado por el momento sin incidentes, salvo la localización de un vehículo sospechoso que la policía inspeccionó en el entorno de las celebraciones al ver que contenía un cofre con cables, que finalmente eran parte de un equipo de cámaras para un rodaje cinematográfico.
Según informó la agencia belga, la policía inspeccionó este vehículo y llevó a cabo controles «sistemáticos» a los asistentes, a quienes había pedido que acudieran sin mochilas ni bolsos grandes.
Un total de 800 agentes de policía han sido desplegados en las calles de Bruselas, que han vivido una jornada inusualmente soleada.
El tradicional desfile militar se desarrolló con normalidad, en presencia de la familia real belga, con los monarcas, Felipe y Matilde, junto a sus cuatro hijos y el príncipe Lorenzo, hermano del rey, y otras autoridades, aunque en ausencia de la hermana del rey, la princesa Astrid.
La problemática de la seguridad centró el desfile civil y militar, en el que fueron homenajeados los servicios de emergencia que intervinieron en los atentados del 22 de marzo en el metro de Bruselas y en el aeropuerto de Zaventem.
Las principales calles donde se desarrollaron las actividades permanecen cortadas, y el acceso ha quedado bloqueado a vehículos mediante coches policiales y camiones del ejército.
Tras el atentado de Niza, en el que un ciudadano tunecino con un camión arremetió contra la multitud y causó 84 muertos, el Gobierno decidió reforzar las medidas de seguridad en esta jornada y lanzó un mensaje de tranquilidad a los ciudadanos para que acudieran a las celebraciones.
El primer ministro, Charles Michel, anunció que iba a «adaptar» las medidas para tener en cuenta todos los «modus operandi» y, en particular, el del atentado de Niza.
El órgano de coordinación del análisis de la amenaza (OCAM, por sus siglas en francés) decidió mantener el nivel de alerta 3 (de una escala de 4), que significa que hay un riesgo «grave, posible y probable». EFE