Tegucigalpa – Los jóvenes, especialmente los estudiantes, enfrentan cada vez mayores riesgos ligadas a las desenfrenadas tendencias de diversión que suelen poner en peligro sus vidas.
– Muchas de estas reuniones son modas en las que caen los adolescentes, quienes no miden las consecuencias que muchas veces suelen ser incluso mortales.
– Los chicos que rompen las reglas son los más vulnerables a caer en este tipo de fiestas de adolescentes.
– Los jóvenes suelen caer en estas trampas porque los padres pasan mucho tiempo metidos en el trabajo o en sus aparatos móviles.
Estos riesgos deben llamar la atención a los padres a extremar la vigilancia sobre sus hijos, advirtió la especialista en sicología clínica, terapeuta de familia con Orientación en Sexualidad Humana, Issis Romero.
La experta dijo que los hondureños “vivimos en un ambiente erotizado”, donde los jóvenes son invitados a una serie de eventos que ponen en peligro su salud, como son los casos de las llamadas fiestas arcoíris, semáforos y ruleta sexual, por mencionar algunas.
Esta modalidad suele ocurrir en las famosos “Senior Trip”, aunque también en reuniones de sectores de instituciones del sistema educativo público. Es un fenómeno que no respeta clases sociales, en cada una ocurre de acuerdo con sus propias manifestaciones.
La variable, en estos estratos sociales, es el tipo de droga que se emplea y los sitios donde se practican, pero es algo que ocurre indiscriminadamente.
Los adolescentes se enfrentan a la presión de “encajar” y sentirse aceptados por sus compañeros y no les importa exponerse a cualquier riesgo con tal de sentirse parte del grupo.
La doctora subrayó que si los padres fueran conscientes de los riesgos a que están expuestos nuestros jóvenes, buscarían la forma de facilitar la comunicación para alertarlos de los peligros a los que se exhiben.
“Atrás quedaron las fiestas inocentes, donde habían piñatas, pasteles y golosinas”, citó.
Dijo que las reuniones de los jóvenes estudiantes muchas veces están cargadas de drogas y alcohol, aunado a prácticas sexuales de riesgo. “Están pensando que es la mejor manera de sentirse adultos, de lograr la aceptación de jóvenes y no están contemplando los riesgos”.
Ejemplificó que en las “parties” (fiestas) se llevan a cabo muchas formas de prácticas sexuales. “Los padres se asustarían si se dan cuenta que lo que están haciendo en las fiestas no es precisamente bailando, sino cediendo a la presión social que hoy en día tienen”.
Los medios de comunicación de Honduras suelen contar casi a diario historias que involucran a menores de edad. Muchas de estos relatos con finales trágicos, otros con momentos apremiantes y algunos que ni siquiera nos damos cuenta de la realidad.
Fiesta Arcoíris
En este tipo de reuniones las chicas se pintan los labios de diferentes colores y tienen sexo oral masivo con sus compañeros. Aquí las edades pueden oscilar entre 11 y 14 años, sin embargo puede variar según sea el círculo de amigos.
Durante “el juego” de los jóvenes, al final gana el que tiene su órgano con mayor cantidad de colores de pintalabios. En algunas de estas fiestas hay premios monetarios y en otras lo que se gana es la popularidad de ser el que más conquistó con su aparato reproductor.
Muchos de estos encuentros se anuncian por redes sociales, aunque suelen disfrazarse como promoción para mayores de edad, pero leyendo detenidamente los comentarios de cada post los hacen menores de edad preguntando por la sede de la fiesta, el día y la hora.
Los sexólogos están preocupados debido a que los menores no se protegen, además que esto puede llevar a que haya embarazos no deseados, una problemática que en Honduras cada vez es más dramática.
La maternidad precoz continúa siendo un serio problema en Honduras, donde uno de cada cuatro partos es de una menor de 19 años, de acuerdo a un informe del Fondo de Población de la ONU (UNFPA).
Según el informe de 2017, Honduras tiene una tasa de 101 nacimientos por cada mil mujeres de 15 a 19 años, la segunda “más elevada” de América Latina, la cual se ha mantenido “estática” en los últimos diez años.
Siempre sobre este tipo de fiestas arcoíris, la sexóloga Issis Romero aseveró que “aquí lo que hacen es que evitan el embarazo porque creen que a través del sexo oral no tienen ningún riesgo, sin embargo el riesgo en esta práctica es altísimo en cuanto a la propagación de enfermedades de transmisión sexual”.
Romero continuó que “esta práctica ofrece un canal muy fácil de contaminación de VIH, del Virus del Papiloma Humano (VPH), que es uno de los principales causantes del cáncer de garganta o de boca”.
Asimismo, en las mujeres es el principal responsable del Cáncer Cervicouterino.
“Los padres deberían saber que hoy en día existe una vacuna que se puede aplicar desde los nueve años para prevenir algunas cepas del Virus del Papiloma Humano (VPH). Se aplica de manera gratuita a las niñas y el sistema de salud lo está ofreciendo de manera gratuita, también se les puede aplicar a los varones, pero no es gratuita”, recomendó.
Ruleta sexual
Otra de las fiestas que son las preferidas de los adolescentes es la llamada “Ruleta Sexual”, donde los asistentes se ubican en círculo y el requisito es tener relaciones sexuales sin ningún tipo de protección, entonces el que concluye primero es el que pierde y así sucesivamente van quedando eliminados hasta que queda el ganador.
Suele llamarse también “Juego del Muelle” y otra de sus peculiaridades es que es una práctica que consiste en que varios chicos se sientan desnudos mientras que las chicas se ponen encima de ellos, forzando la penetración durante treinta segundos, cambian de pareja y repiten la operación varias veces.
Aunque los expertos aseguran que no es una práctica muy extendida entre los adolescentes hondureños, existe, y preocupa porque tiene las peores consecuencias, al practicarse sin preservativo.
“Esta modalidad es sumamente peligrosa porque aquí los chicos van dispuesto a todo. Siempre está presente el alcohol y las drogas en forma indiscriminada. Si como padres nos mantenemos ajenos a esta realidad, difícilmente vamos poder aconsejar a nuestros hijos o por lo menos despertar un poco de conciencia a través de la educación sexual”, examinó la entrevistada.
En esta modalidad los jóvenes pueden tener problemas de erección y de control de la eyaculación, mientras que ellas pueden sufrir vaginismo al ser penetradas sin estar excitadas.
“Fiestas Semáforos”
Es otra práctica que suele involucrar licor, drogas y sexo como principal modo de entretenimiento.
Las reglas del juego para quienes asisten a este tipo de fiesta es que tienen brazaletes de distintos colores, lo que define el comportamiento o lo que el adolescente está dispuesto a hacer. El color verde es el más peligroso, porque significa que admiten el consumo de drogas, alcohol y relaciones sexuales.
El color amarillo deja entrever la posibilidad de sostener una relación pasajera durante la fiesta; en tanto el rojo significa que el joven llevó su pareja y solo puede observar, sin estar dispuesto a cualquier práctica.
“Lo grotesco aquí es que muchos van con su pareja y van con brazalete verde, y lo que se fomenta es el intercambio de parejas o la iniciación sexual en las que el común denominador es cero protección”, refirió la experta en sicología clínica.
En todas estas fiestas también se adopta una manera peculiar y, a la vez peligrosa, de consumir el alcohol mediante la introducción de la bebida a través de la piel, ojos, vagina y ano (hombres), haciendo que los efectos sean más rápidos y por consecuente más peligrosos.
Padres estamos fallando
Romero reflexionó que todas estas modalidades exponen a los jóvenes a la propagación de enfermedades de transmisión sexual.
“En nuestro país se han multiplicado los casos, yo sé que son preocupaciones de salud actualmente, pero poco o nada se está haciendo porque todo se lo estamos dejando al gobierno o instituciones, sin embargo como padres estamos fallando y creemos que le pasa a todo mundo y no a nosotros; seguimos con la idea que son prácticas del primer mundo, pero no, son cosas que pasan en Honduras”, aportó.
Los menores inician sus relaciones sexuales en Honduras aproximadamente a los 12 años, cuando antes se estimaba entre 17 y 18 años pensando siempre en una actividad precoz.
“No podemos construir una caja de cristal y aislar a nuestros hijos, pero sí podemos ampliar los canales de comunicación. Cuando hablamos con nuestros hijos, y no solo de sexualidad, sino de los riesgos a los que se expone, vamos a formar en ellos una conducta un poco más responsables”, arguyó.
Reconoció que la adolescencia es una de las etapas más difíciles del ser humano y uno de los aspectos que deben despertar la atención de los padres, en el sentido que sus hijos podrían estar acudiendo a este tipo de reuniones, es cuando los menores se aíslan, no quieren hablar, se tornan agresivos, temerosos de romper las reglas y cambios bruscos de personalidad.
“Lo anterior nos puede mandar el mensaje que este muchacho está consumiendo drogas o está teniendo prácticas de riesgo. Desde el momento que hay consumo de alcohol y drogas desmedido, no hay control en la mayoría de los actos”, puntualizó.
Issis Romero dijo que es fundamental conocer las amistades que rodean a nuestros hijos. “Los valores nunca pasan de moda y esos son los que hemos perdido en el seno de la familia, estamos muy ocupados queriendo producir mucha plata y después gastarla pagando sicólogos, neurólogos y siquiatras en nuestros hijos porque cayeron en adicciones, depresiones… cosas que se pudieron evitar si hubieran tenido más tiempo con sus hijos”, reforzó.
“Si les vamos a permitir que vayan a fiestas hay que bajarse y saber con quién están, si hay adultos presentes y sobre todo no permitir que un niño menor de 15 años esté fuera de casa hasta altas horas de la noche. Aquí debemos asumir un papel protagónico los padres de familia”, concluyó.