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Parlacen rinde homenaje a Nora de Melgar; ella se declara política hasta el último de sus días

Tegucigalpa – La ex candidata presidencial y ex alcaldesa de Tegucigalpa Nora Gúnera de Melgar se declaró “política hasta el último de mis días, mujer, ciudadana del continente…” al recibir un homenaje de parte del Parlamento Centroamericano (Parlacen), órgano regional del que también formó parte como diputada.

La trayectoria de doña Nora de Melgar fue reconocida en una ceremonia solemne en la que también fueron homenajeadas otras mujeres destacadas de Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.

El evento, al que acudió en compañía de su hijo José Arqimídes, su esposa Martha y de sus amigas Jenny de Ramos, Cilia Suárez y Soad de Facusé,  fue organizado por la Comisión de la Mujer, Niñez, Juventud y Familia del Parlacen en el marco del XV Encuentro Regional de Mujeres de Partidos Políticos efectuado en la República Dominicana.

La primera ex candidata presidencial hondureña se ha destacado como primera mujer alcaldesa de Tegucigalpa, la capital de su país, presidenta del Partido Nacional, diputada al Parlamento Centroamericano y al Congreso Nacional de Honduras, donde ocupó una vicepresidencia.

Al momento de recibir la presea, doña Nora de Melgar, aquejada por los problemas de salud, manifestó mediante un escrito, que “me llena de mucho orgullo y satisfacción, el cual les agradezco sinceramente y el que llevaré siempre en lo más profundo de mi corazón”.

En sus líneas expresó además que “desde que tengo uso de conciencia traté de vivir mi vida con rectitud, dentro del marco de los principios morales que me inculcaron mis mayores y dentro del respeto a los demás, al derecho ajeno y a las reglas, normas y leyes establecidas. Amé a mis padres, a mi esposo y amo a mis hijos y a mis nietos; amo a mi patria, a mi pueblo y a mi Partido, y en la medida de mis posibilidades me esforcé siempre por hacer lo mejor en beneficio de quienes esperaban precisamente lo mejor de mí, y de quienes necesitaban de una mano amiga, de un apoyo en momentos de necesidad”.

Recordó que como Primera Dama, cargo que desempeñó durante el espacio que su esposo el general Juan Alberto Melgar Castro ocupó la jefatura del Estado hondureño (1975 y 1978), “No me limité solamente a ser la esposa, sino que agregué a esas responsabilidades la dedicación a mis compatriotas más necesitados a través de la Junta Nacional de Bienestar Social, en un esfuerzo verdaderamente solidario por ayudar a mejorar las condiciones de vida de los menos favorecidos, y este período maravilloso de mi vida es uno de los recuerdos más gratos que he guardado conmigo porque sé que dejé una huella positiva en mi amada Honduras”.

Prosiguió expresando que “Creo que siempre fui política. Servir a los demás sin esperar nada a cambio es una buena política; impulsar cambios en beneficio de las mayorías desde cargos especiales es también buena política, y todos y todas sabemos que la buena política es aquella que ponemos al servicio del pueblo que ha confiado en nosotros, son esas acciones justas, enmarcadas en la ley, que llevan beneficio a la gente porque la política que sirve solo a intereses personales o de grupo no es más que una tergiversación delictiva de los principios elementales de esta ciencia humanista y progresista. Y estoy segura de que seré política hasta el último de mis días”.

En otro parte de su mensaje indicó que “Como la primera candidata presidencial de Honduras seguí el camino de mujeres valientes y visionarias que lucharon por rescatar para la mujer hondureña y latinoamericana los derechos que ciertos intereses oscuros mantuvieron alienados por mucho tiempo. Ser candidata presidencial les demostró a los hondureños que la mujer no estaba hecha solo para adornar el hogar, para limpiar la casa, cuidar a los hijos y obedecer al hombre. También fuimos hechas a imagen y semejanza de Dios, con los mismos derechos, las mismas capacidades y merecedoras también de las mismas oportunidades. Y hoy, todos somos testigos de que la mujer se ha empoderado del lugar que le corresponde en la sociedad y que junto al hombre lleva al mundo hacia mejores estadios de desarrollo para beneficio de las actuales y futuras generaciones. Hoy me siento orgullosa de mi humilde aporte a estos grandes logros de la mujer latinoamericana desde mis posiciones como Primera Dama, como Candidata Presidencial, como Alcaldesa, como Regidora, como Presidenta de mi glorioso, fuerte e invencible Partido Nacional, como Diputada al Congreso Nacional de Honduras y como Diputada al Parlamento Centroamericano. Y eso me lo llevo en el corazón”.

Se refirió a la importancia de la integración regional al señalar que “En este momento en que recibo este homenaje deseo pedirles a los hombres y mujeres que dirigen a nuestros países que sigan fortaleciendo el Parlamento Centroamericano, porque fortalecer esta noble institución es fortalecer la unidad de nuestras naciones, es fortalecer la hermandad de nuestros pueblos, y es, además, garantía de paz, de fuerza, de cooperación y de esa grandeza que soñaron para sus pueblos Francisco Morazán, el gran unionista centroamericano, y Juan Pablo Duarte, el Padre de la Patria dominicana, dos héroes entre los grandes héroes que ofrendaron su vida por heredarnos una Patria grande, fuerte, digna y respetada. Y el Parlamento Centroamericano es, precisamente, el símbolo de esa grandeza que anhelaron nuestros héroes y próceres y que nosotros debemos buscar para el bien de las actuales y futuras generaciones”.

En un aparte sensible exteriorizó que “A muchos y muchas de nosotras ya solo nos recordará la Historia. Nuestros nombres estarán unidos a las buenas obras y al bien que hicimos cuando tuvimos la responsabilidad de hacerlo, pero quedan ustedes, y detrás de ustedes vienen las nuevas generaciones a las que ustedes deben servir como un buen ejemplo, digno de ser imitado y superado porque nuestras patrias vivirán para siempre y lo que hagamos o hayamos hecho nosotros debe ser un estímulo y un impulso para que ellos y ellas se esfuercen por lograr un mayor y duradero desarrollo humano para nuestros pueblos”.

Al finalizar subrayó: “Bueno, ¿qué más les puedo decir si cada quien conoce su deber y su responsabilidad para con su gente? Pues, solo que sigan adelante, hagan lo mejor, fortalezcan el Parlacen, mantengan la unidad de nuestros países y siéntanse orgullosos y orgullosas de servir o de haber servido a sus pueblos, y en el futuro, cuando estén aquí donde estoy yo ahora, recibiendo un homenaje como este, denle gracias a los pueblos que confiaron en ustedes y agradezcan a Dios por haberles permitido servirle desinteresadamente a la Patria. Asimismo, se declaró una mujer, ciudadana de América y del mundo, hija de Honduras, militante fiel e inclaudicable del Partido Nacional y política hasta el último de sus días.

y creyente convencida de que solo la unidad hará grandes a nuestros pueblos.

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