El debate público y la mayor parte del recurso intelectual dedicado al problema de vivienda concierne al área urbana, especialmente de las grandes ciudades. El área rural tiene problemas mucho mas graves, pero que por su naturaleza requieren formas de atención diferentes.
La vivienda rural tiende a tener condiciones materiales muy inadecuadas, más que la urbana. Los problemas de falta de servicios, insalubridad, exposición a los elementos y otros son más prevalentes. Esto es debido a los menores ingresos conjugado con la dificultad de llevar soluciones a lugares mas dispersos geográficamente.
La segunda característica del problema de vivienda rural es que no se puede resolver con proyectos masivos. Por la naturaleza de los patrones de producción y de arraigo cultural, la población es dispersa o vive en asentamientos pequeños. No es factible ni deseable transformar estos patrones. Mejorar las condiciones de vivienda de la población no es un acto de ingeniería social, experimentando con la forma de vida de las personas. Por tanto, la solución más factible es llevar la mejora a los lugares y habitaciones ya existentes. Esto debe abarcar inmuebles propios, alquilados u ocupados bajo cualquier otra forma. Los problemas mas importantes son los siguientes:
Agua potable: El problema más crítico es el acceso al agua potable, con efectos muy negativos para la salud y la calidad de vida. El agua puede ser alimentada por un sistema de acueducto en las zonas mas pobladas, o filtrada en los lugares más apartados. Puede haber filtros permanentes y móviles. Los filtros móviles son una solución de implementación fácil, ya que tienen un costo reducido y son fáciles de transportar. Sin embargo, tienen la desventaja de requerir mantenimiento o renovación frecuente, por lo que cualquier solución utilizándolos debe incluir estos elementos, pues de lo contrario la inversión se pierde. Según el censo nacional del 2013, casi el 17% de la población obtiene el agua fuera de su propiedad y a un 27% le llega la cañería al predio, pero no al interior de la vivienda (todas las estadísticas son tomadas de este censo, o de la encuesta de vivienda del INE 2017 y años anteriores).
Saneamiento: Junto con un mejor sistema de alimentación de agua, debe haber una forma de eliminar el deshecho. Generalmente no procede un sistema de alcantarillado sanitario convencional, sino una solución independiente. Este se basa principalmente en letrina (solución mas sencilla) y en fosa séptica (mas compleja, requiere mas recursos, pero es más eficiente). La fosa séptica puede masificarse con la utilización de barriles metálicos o de diseños generales sencillos que se adapten a las condiciones del entorno. Al 2013, un 16% de las viviendas contaban con letrinas no mejoradas (sin cierre hidráulico) y un 9% no tenían saneamiento, siendo un 25% del total que requieren atención urgente, y muchas de las demás requieren mejoras.
Humo y fuego en cocinas: El horno tradicional semi abierto alimentado con leña tiene consecuencias negativas serias para la salud de las personas, alto riesgo de siniestro, y es ineficiente para la generación de calor. Estos problemas pueden ser solventados con acceso a poder cocinar con un combustible mejorado (electricidad o gas), u (donde es imposible el acceso al mismo por distancias o razones económicas) hornos de leña mejorados para reducir el humo y mejorar la eficiencia. El 53% de la población cocina con leña, y un 18% comparte la cocina con áreas de habitación. Aún considerando la cobertura y avances de los hornos mejorados, el problema es de una magnitud enorme.
Pisos de tierra: El piso de tierra es bastante insalubre. Con agua forma lodo, cuando está seco genera polvo, requiere una enorme cantidad de trabajo mantenerlo limpio y es una fuente latente de enfermedades. Por tanto, un piso mejorado, ya sea de concreto, de cemento o de baldosas, tiene un efecto asombroso en reducir las incomodidades y peligros en la vivienda. Al 2013, el 23% de las viviendas todavía tenían piso de tierra.
Ventanas y puertas inadecuadas: Esto incluye telas metálicas y vidrio en ventanas para prevenir los insectos, mejorar la iluminación y ventilación, y puertas que no tengan agujeros o problemas de movilidad que también degradan las condiciones de vida de la vivienda.
Generalmente, la vivienda rural ya reúne algunas de estas condiciones, ya sea parcial o totalmente, pero la mayoría carece de por lo menos alguna. La ventaja en atacar este problema es que las soluciones ya están probadas, y se pueden realizar a un costo limitado. Por su naturaleza, y en atención a que la inversión en servicios para la población rural ha sido muy inferior comparado a la urbana, se podría dedicar una cantidad considerable de recurso público. A lo largo del tiempo hemos visto programas gubernamentales para atacar uno o varios de estos problemas, y creemos que han logrado mejorar la calidad de las viviendas; pero se requiere un esfuerzo mayor.
Creemos que, al censar las deficiencias por vivienda, a cualquier nivel geográfico, se puede enfocar el esfuerzo para resolverlas. La ventaja es que este problema general no es más que la agregación de muchos pequeños que se pueden resolver en una vivienda. Todo tipo de instituciones (gobierno central, cooperantes, gobiernos locales, patronatos, comunidad beneficiada, iglesias y voluntarios) pueden participar y lograr que la vivienda indigna sea cosa del pasado.