Evers-Williams, cuyo esposo Medgar Evers fue asesinado en 1963 por un supremacista blanco, fue una de las primeras protagonistas de los actos de la ceremonia de investidura para el segundo mandato del presidente estadounidense, Barack Obama.
«Nos encontramos a la sombra del Capitolio cuya cúpula dorada refleja la unidad y la democracia de una nación indivisible, con libertad y justicia para todos», recitó Evers-Williams.
Junto a ella se encontraba la familia Obama al completo, que escuchó sus palabras en actitud reflexiva y con los ojos cerrados en ocasiones.
«Invocamos las oraciones de nuestras abuelas, que nos enseñaron a rezar», continuó. «Hay algo dentro de mí que tiene poder, que hace rendirse al dolor, que no puedo explicar. Sólo sé, Estados Unidos, que hay algo dentro», concluyó.
Evers-Williams batalló durante 30 años en los tribunales del país para lograr justicia en el caso del asesinato de su marido.
Obama ya había jurado el cargo ayer en una breve ceremonia en la Casa Blanca, dado que su segundo mandato comenzó oficialmente al mediodía del 20 de enero, de acuerdo con la Constitución.
Al ser en esta ocasión el 20 de enero un domingo, las celebraciones y la ceremonia pública de juramento se trasladaron a hoy, lunes.