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Violencia, la hora de los Medios

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Tegucigalpa.- Como un volcán en llamas que arde sigilosamente en espera del momento final de la erupción, así se encuentra desde México hasta los países del Triángulo Norte de América Central, la ola de inseguridad y violencia, cuya manifestación, sin precedentes, ha obligado a importantes e influyentes medios de comunicación social a anunciar “acuerdos de cobertura” informativa que impida a la delincuencia organizada seguir disfrutando de las primeras planas en su estrategia de convertir a la prensa en instrumentos involuntarios de la propaganda del crimen organizado.
 

Guatemala, El Salvador y Honduras, integrantes de este triángulo, son hoy en día consideradas naciones con niveles de violencia que sobrepasa la media establecida para los homicidios por la Organización Mundial de Salud, que es de 8,8 por cada 100 mil personas. Sólo Honduras lleva una media de 77 muertes violentas por cada cien mil, y los hechos son tan frecuentes que la prensa ha optado por registrarlos como si fuesen ofertas de supermercado. Y así se anda en la región de esos países del norte centroamericano colindantes con México, donde se libra una feroz batalla en contra del crimen organizado.

En Centroamérica, el primer país en dar este paso de “cerrar filas” en contra de la violencia e inseguridad fue El Salvador, tras la firma en el 2006 de un acuerdo entre los principales medios de comunicación escritos, televisivos y radiales para promover una cultura de paz y lograr mayores esfuerzos para lograr niveles de sana convivencia.

Al menos quince medios de comunicación social de ese país se atrevieron a dar el primer paso y a elaborar sus respectivos manuales de cobertura informativa de este tipo de sucesos.

Algunos de sus compromisos son: 1) no mostrar cadáveres ni escenas de sangre, 2) Tratar con respeto la dignidad de las víctimas y sus familiares, 3) la cobertura periodística no magnificará los crímenes violentos y evitará el morbo, el sensacionalismo y la “espectacularización “del accionar policial; 4) no hacer apología al delito, 5) no transmitir ni publicar imágenes que correspondan a la simbología de las pandillas, 6)promover espacios de contenido positivo e historias de éxito en la prevención y en la rehabilitación de los delincuentes; 7) abrir espacios de opinión o investigación para promover y cuidar la salud mental de la familia frente a la delincuencia; 8) respetar la presunción de inocencia como lo establecen las leyes del país, 9) exigir a las autoridades información y cifras confiables sobre delincuencia, 10) fomentar la denuncia ciudadana y exigir la fortaleza institucional, y 11) crear conciencia en las autoridades y en la población de que la seguridad pública es un tema de nación.

El Manual de Cobertura de los hechos de Violencia en el diario salvadoreño “La Prensa Gráfica”, consta de doce páginas en las cuales detalla el abordaje de las fuentes, la libertad de expresión y la responsabilidad social, los intereses de las fuentes, la violencia como proceso y como fenómeno integral, hasta el respeto a la dignidad humana, entre otras valoraciones prácticas que siempre oxigenan el trabajo de la prensa y sus periodistas.

El impacto o valoración que haya tenido ese acuerdo hace cinco años, está por evaluarse para determinar qué si y qué no cumplieron esos 15 medios de comunicación salvadoreña.

Prensa bajo fuego y sangre

Pero ha sido el 2011, el año que ha puesto a prueba “la hora de los Medios” de comunicación social desde Honduras hasta México, países que no solo reportan cifras escalofriantes de muertes violentas, también sufren el avance y penetración del crimen organizado en todas sus modalidades al grado que existen zonas calientes imposibles de penetrar, tanto para la autoridad como para la prensa.

Estos dos países también tienen otro vínculo en común en materia de periodismo y libertad de expresión: el asesinato de periodistas, desde la ruralidad hasta la urbanidad y todos ellos en su mayoría impunes.

Este volcán en llamas de la violencia, llevó en febrero de este año al Diario La Prensa, que se edita al norte de Honduras, a anunciar un cambio de “reforzamiento” en su política editorial sobre la cobertura de los hechos de violencia.

Esta política entró en vigencia el 7 de febrero de 2011. En una carta pública, sus ejecutivos y editores informaron que ante el aumento de la violencia, un pilar sustancial en su política informativa será “combatir el sensacionalismo por considerarlo una práctica que abusa de la libertad de expresión y daña la credibilidad del medio periodístico que lo usa”.

“La nueva regla es no publicar fotos que muestren cadáveres bajo cualquier circunstancia y evitar, en la medida de lo posible, imágenes de bolsas que los contengan. Esta medida no significa restringir la información sobre homicidios o accidentes fatales, sino que las notas periodísticas ya no serán acompañadas con imágenes que muestren los cuerpos inertes, solo con fotos de las escenas del crimen o accidente, de la o las personas en vida o la familia del o las víctimas”, detalla en su nota la nueva política informativa de La Prensa.

En el caso de una multitud de muertes debido a causas extraordinarias como terremotos o atentados terroristas, o eventos cuya magnitud noticiosa haga necesaria su publicación, el material gráfico recibirá cuidado especial para evitar las imágenes perturbadoras o que irrespeten a los fallecidos, y siempre que sea en beneficio del lector, acota el diario en su carta pública.

La decisión de La Prensa, sorprendió con agrado a muchos en la sociedad hondureña, alimentada cada día con información inocultable como los asesinatos violentos por sicariato o riñas entre mafias, cuyo abordaje no siempre ha sido el mejor en los medios de comunicación hondureña.

Habrá que conocer, en su momento, el manual de cobertura de este medio para las notas de violencia e inseguridad.

A esta iniciativa, le siguió la estación radial “Radio América” quien hizo pública también su postura, aunque aún no se encuentra colgada en su portal en Internet, como un mecanismo para reforzar la trascendencia que tiene ese cambio editorial. Radio América, ahora conocida como “América Multimedios”, ha anunciado en campañas radiales su nuevo giro para informar desde otra óptica las noticias de hechos violentos.

Siempre en el mes de marzo, otra estación televisiva de reciente creación, con contenidos interesantes, hacía lo mismo. Se trata de Teleprogreso, que se transmite en la ciudad de El Progreso, Yoro, con interesante radio de acción en términos de cobertura.

Así, tres medios hondureños se están sumando a una iniciativa en señal que el país, y la prensa en particular, debe empezar a ver con otros ojos y aristas el tema de la violencia y la inseguridad, producto de la presencia del crimen organizado.

Algunos medios hondureños reciben en sus salas de redacción las amenazas procedentes del crimen organizado, y en particular, el narcotráfico son tan directas como sutiles. Es según el informe del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, la autocensura la principal censura a la libertad de expresión y detrás de ella, se encuentra la sombra de los narcotraficantes, poderosas redes de poder paralelo que desafían a diario al Estado y toda su institucionalidad.

México en un salto sin precedentes

México ha sido el último país que anunciara un acuerdo sin precedentes en la historia de la prensa mexicana, donde cientos de medios suscribieron, desde sus dueños, editores, periodistas y testigos de honor, un “Acuerdo para la Cobertura de la Violencia”.

Medios de comunicación con posturas opuestas y en algunas ocasiones irreconciliables, hicieron un alto para sentar un precedente desde la prensa acerca de cómo el fenómeno de la violencia y la narcoactividad en ese país amenaza con volverlos “rehenes” de sus crímenes.

Entre sus objetivos definidos en el acuerdo resalta el hecho de proponer criterios editoriales comunes para que la cobertura informativa de la violencia que genera la delincuencia organizada con el propósito de propagar el terror entre la población no sirva para esos fines. También, establecer mecanismos para que la prensa se convierta en instrumento involuntario de la propaganda del crimen organizado.

Los principios rectores del acuerdo se basan en cuatro puntos esenciales: el respeto a las libertades de expresión y de prensa, la independencia editorial de cada medio de comunicación; la obligación de los medios para informar con profesionalismo; la responsabilidad social de los medios sobre lo que informan.

Los criterios editoriales son 10 y es por ahora, en el área que comprende desde México a América Central, el único acuerdo que establece un calendario de seguimiento y apego a su cumplimiento. “Cada medio definirá sus propios procedimientos para verificar el cumplimiento del Acuerdo. Además, los medios en su conjunto alentaremos la creación de un órgano ciudadano de observación que lleve a cabo reportes periódicos sobre el apego de los medios a los criterios editoriales del Acuerdo. Trabajaremos para poder anunciar en un plazo máximo de 30 días la integración del órgano ciudadano y su forma de operar”, informaron los medios de comunicación, conscientes de la necesidad de una contraloría social desde la sociedad.

En el caso de los países del triangulo norte centroamericano y su cercanía con México, las noticias del crimen organizado no serán marginales, al contrario, cobrarán fuerza en la medida de sus acciones y la respuesta de la autoridad. Los pactos de los medios de comunicación no buscan minimizar los hechos ni ocultarlos, solo darles la dimensión adecuada en una región con democracias tan frágiles como las centroamericanas, donde la madurez aún no llega porque en muchas de ellas, en especial en el triángulo norte, la mayoría de edad es relativa.

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