En el mundo hay más de 200 millones de migrantes que anualmente envían a sus parientes en los países de origen unos 500,000 millones de dólares.
En el caso de Honduras casi dos millones de nacionales dejaron el territorio en busca de mejores condiciones de vida que el país les negó. Ahora, esos hondureños expulsados son un fuerte componente del motor económico nacional que en 2013 enviaron tres mil 100 millones de dólares en remesas.
Dirigentes de organizaciones de hondureños en el exterior dicen que aunque están en los discursos de los funcionarios y en el espíritu de convenios que el país suscribe nacional e internacionalmente, en la práctica se sienten abandonados por el aparato estatal.
Francisco Portillo, de la organización «Francisco Morazàn» que funciona en Miami, Florida, dice que «los distintos gobiernos ven a los hondureños en el exterior como números que generan remesas».
La población hondureña migrante e inmigrante, sostuvo, requiere de atención de calidad en el servicio consular hondureño y además, de políticas públicas integrales para el sector. Leer nota completa