Bogotá – Los 195 millones de niños y adolescentes de América Latina y el Caribe tienen derecho a que todas las cifras negativas referidas a su situación «sean cero» y la sociedad en su conjunto está obligada moralmente a lograr esa meta, señaló hoy a Efe el responsable de Unicef para la región, Bernt Aasen.
El director regional para América Latina y el Caribe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) habló así con motivo del lanzamiento de un proyecto conjunto entre su oficina y la Agencia Efe para resaltar la importancia de la Convención sobre los Derechos del Niño, que el próximo 20 de noviembre cumplirá 25 años.
Veinticinco líderes latinoamericanos y caribeños de todos los ámbitos han sido convocados para llamar la atención sobre los temas prioritarios para la infancia y plantear ideas que ayuden al objetivo de «cumplir con todos los derechos recogidos en la Convención para todos los niños» en una serie de entrevistas.
El aniversario del que es el instrumento internacional ratificado por un mayor número de países se va a celebrar con un amplio programa de actividades en todo el mundo que concluirá con una cumbre de gobernantes en Nueva York el 20 de noviembre.
Para Aasen, los países latinoamericanos y caribeños tienen «mucho que celebrar», porque las políticas publicas y el desarrollo económico «han mejorado las vidas de millones de personas en las últimas décadas», pero no deben dormirse en los laureles porque la región sigue siendo «la más desigual del mundo».
Entre los motivos de celebración el responsable regional de Unicef destacó la reducción de la pobreza, de la que salieron más de 70 millones de personas entre 2003 y 2011 en la región.
La otra cara de la moneda es que hay 82 millones de personas que viven con menos de 2,50 dólares al día.
En el «haber» de Latinoamérica y el Caribe con respecto a la infancia está también que la tasa regional de mortalidad de menores de 5 años se ha reducido un 69 % entre 1990 y 2013 y el número de niños de 6 a 59 meses de edad con desnutrición crónica bajó de 12,5 millones en 1990 a 6,3 millones en 2011.
Además, la tasa neta de escolarización primaria entre 1991 y 2011 mejoró desde el 87,6 % al 95,3 %.
«Nunca antes hemos estado tan cerca de eliminar la transmisión del VIH de la madre al hijo/a, y finalmente existen los conocimientos, la experiencia y las herramientas para lograr una generación libre de sida», destacó Aasen.
En el «debe» el alto funcionario de Unicef coloca cifras como los 21,8 millones de niños y adolescentes que están fuera de la escuela o en riesgo de abandonarla y los 4 millones de niños que no fueron registrados al nacer y, por lo tanto, no existen oficialmente.
Además, 240.000 menores de edad viven en instituciones de protección en lugar de con sus familiares, 82.000 adolescentes son portadores del virus del Sida y 564 niños menores de 5 años mueren cada día por causas prevenibles.
«Los 195 millones de niños y adolescentes de la región tienen derecho a que estas cifras sean cero. Es un tema de responsabilidad moral de toda la sociedad, y un derecho que en el aniversario de la Convención es nuestra obligación resaltar», dice Aasen.
La Convención establece derechos para todas las personas menores de 18 años, independientemente de su etnia, religión, género, origen social o cualquier otra condición.
Para proteger esos derechos fija pautas en materia de atención de la salud, la educación y la prestación de servicios jurídicos, civiles y sociales.
La Convención adoptada por la Asamblea General de Naciones Unidas en 1989, que se compone de 54 artículos y dos Protocolos Facultativos, incorpora el principio del interés superior del niño entendido como una consideración primordial a la hora de tomar decisiones que les afecten y que deben primar para garantizar un desarrollo integral y una vida digna.
Los cuatro principios fundamentales de la Convención son la no discriminación, la dedicación al interés superior del niño, el derecho a la vida, la supervivencia y desarrollo, y el respeto por los puntos de vista del niño.
Al aceptar las obligaciones de la Convención mediante la ratificación o la adhesión, los gobiernos adquieren un compromiso con la infancia ante la comunidad internacional.
El presidente de Uruguay, José Mujica, el primer entrevistado en el proyecto Unicef-Efe, pone el acento en la importancia de los primeros años de vida de una persona.
«Pienso que estamos mandatados instintivamente para cumplir las funciones reproductivas que nos ha puesto la naturaleza, pero no necesariamente sabemos esas cosas. Y menos las saben las madres de los pobres en el mundo, lo que establece una doble responsabilidad de los gobiernos, en cuanto a difundir estos temas y proveer medios mínimos elementales que aseguren la marcha de esos primeros años de vida», señaló.