Antananarivo – Una poderosa unidad militar insurrecta de Madagascar, el Cuerpo de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT), anunció este martes la supresión de la Constitución y la toma del poder en este país insular del sudeste de África.
«Vamos a asumir nuestras responsabilidades, vamos a tomar el poder», declaró a los medios de comunicación el líder del CAPSAT, coronel Michael Randrianirina, en el Palacio Ambotsirohitra, la sede de la Presidencia en la capital, Antananarivo.
«Ante los repetidos atropellos a la Constitución, el incumplimiento de los derechos humanos y el saqueo de la nación, un consejo compuesto por el Ejército, la Gendarmería y la Policía nacional asumirá las funciones del jefe de Estado, al que se podrán unir miembros civiles en unos días», detalló Randrianirina.
Según el oficial, este consejo dispondrá de un plazo máximo de dos años para «reconstruir los cimientos de la nación» y, dentro de ese proceso de transición, «se celebrará un referéndum constitucional».
Asimismo, el líder del CAPSAT anunció la suspensión de las actividades del Senado, del Tribunal Constitucional y del Tribunal Superior de Justicia, aunque aseguró que la Asamblea Nacional (Cámara Baja del Parlamento) continuará ejerciendo sus funciones.
El anuncio tuvo lugar poco después de que la Asamblea Nacional votara a favor de destituir al presidente malgache, Andry Rajoelina, quien huyó a un «lugar seguro» tras la grave crisis política desatada por las protestas populares que sacuden el país desde el 25 de septiembre.
En la sesión, en la que participaron 131 de los 163 diputados, 130 votaron a favor de la destitución, según informó el vicepresidente de la Cámara, Siteny Randrianasoloniaiko, pese a que el mandatario había emitido este mismo martes un decreto para disolver la institución.
Rajoelina, que el lunes confirmó haber huido a un «lugar seguro» para proteger su vida —sin precisar su paradero, aunque insinuando que podría encontrarse fuera del país—, firmó el decreto en un intento de impedir la votación impulsada por la oposición para forzar su salida del poder.
Sin embargo, Randrianasoloniaiko sostuvo que el decreto carece de validez legal al no contar con el sello oficial ni con la firma del presidente.
La Presidencia malgache denunció el domingo un intento de golpe de Estado después de que grupos de soldados se unieran el sábado a miles de manifestantes antigubernamentales.
Ese mismo día, el CAPSAT afirmó haber asumido el control de las Fuerzas Armadas.
Tras llamar a «desobedecer» cualquier orden de abrir fuego contra la población, unidades de esta unidad militar a bordo de vehículos blindados se unieron a las multitudinarias manifestaciones en Antananarivo.
El CAPSAT ya participó en 2009 en un golpe de Estado que derrocó al entonces presidente, Marc Ravalomanana, y permitió llegar por primera vez al poder a Rajoelina.
Aunque inicialmente surgieron para protestar contra los recurrentes cortes de agua y electricidad, las movilizaciones, impulsadas por jóvenes de la generación Z, se tornaron antigubernamentales y exigían ahora la dimisión de Rajoelina, cuya propuesta de diálogo nacional fue rechazada por los organizadores.
Inspiradas en movilizaciones juveniles recientes en países como Kenia y Nepal, estas protestas son las peores que vive la isla del océano Índico en años. EFE