Análisis de Alberto García-Marrder – Especial para Proceso Digital
Muchos ignoramos a principios de febrero las advertencias norteamericanas de que Rusia iba a invadir Ucrania y las tachamos de “alarmistas”.
Y hasta algunos, no este columnista, se tragaron las burlas del líder ruso Vladimir Putin criticando las “burdas exageraciones” de Washington, como “pura propaganda gringa”.
Ya ven lo que ha pasado. Un ataque masivo ruso contra Ucrania y no una simple “incursión militar solo al este del país”.
Y el domingo pasado, Putin pulsó el botón rojo al poner en alerta máxima su capacidad nuclear sin haber una razón militar en Ucrania.

Pero si hay dos razones: las sanciones occidentales le están ya doliendo y la valiente resistencia ucraniana está frenando la invasión a ese país, aunque Kiev, la capital, está a punto de caer.
Y Putin, un hábil estratega en buscar pretextos para justificar acciones bélicas ya tiene uno: las severas sanciones contra la economía rusa y el desplome del rublo, son “unas agresiones ilegales contra Rusia”.
Su deber, por lo tanto pensará, es defender a su país, incluso con armas nucleares. Y Rusia es una gran potencia, que tiene 4,477 ojivas nucleares.

Por lo tanto, tomemos ahora en serio las advertencias de un posible peligro de una eventual Tercera Guerra Mundial y no como una “exageración alarmista”.
El dictador de Bielorussia, Alexander Lukashenko, un aliado próximo a Putin, lo ha dicho claramente: “ Las sanciones occidentales están empujando al Kremlin a la Tercera Guerra Mundial”.
Tal como está actuando Putin, lo seguro es que no se va a conformar solo con Ucrania.
Su sueño es el de resucitar lo que fue el imperio ruso: la ex Unión Soviética. Por algo calificó el fin de la URSS, hace treinta años, como la “mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”.
Un análisis del contexto de los recientes acontecimientos nos puede llevar a estas conclusiones:
1- Tres países pequeños bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) son los que más peligro corren ahora mismo si Putin sigue sus aventuras expansionistas. Los tres fueron repúblicas ex soviéticas, pero ahora forman parte de la Alianza Atlántica OTAN.
2- Si Rusia ataca a cualquiera de los tres, los países miembros de la OTAN (incluido Estados Unidos) tienen que defenderlo. Y eso sería ya una conflagración internacional de consecuencias imprevisibles.
3- La amenaza nuclear de Putin. Cuando el dictador ruso dio la orden de avanzar sobre Ucrania, hizo esta clara advertencia: “Todo aquel que se interponga, tendrá consecuencias jamás vistas”. ¿A qué se refería? A la nuclear, por supuesto, ¡no seamos ingenuos!
4- Las sanciones de Estados Unidos y de la Unión Europea a Rusia: China le ayudará a Putin a esquivarlas y sobrellevarlas.

5- Ojo a la pinza estratégica entre Putin y el líder chino Xi Jinping que podrían estar planeando repartirse un nuevo orden mundial. Uno en Europa y el otro en Asia. La nueva “Guerra Fría”, ha comenzado ya.
6- Xi Jinping podría en cualquier momento aprovechar la atención mediática sobre Ucrania y dar la orden militar de cruzar sus bombarderos el Estrecho de Formosa y de invadir a la isla de Taiwán.
7- Pero Taiwán no es Ucrania y Estados Unidos siempre se ha comprometido a defenderla. ¿Seguirá vigente ese compromiso con Joe Biden en la Casa Blanca?

8- La desfachatez del aspirante a “Zar de todas las Rusias” fue cuando amenazó a Suecia y Finlandia” de “consecuencias imprevisibles” si solicitan el ingreso a la OTAN.
9- Es verdad que Putin habrá destruido casi toda la infraestructura militar de Ucrania y se ha asegurado que no pedirá, por ahora, el ingreso a la OTAN, su principal objetivo. Pero su imagen, fuera de Rusia, ha quedado seriamente dañada, lo comparan ya casi como a un “criminal de guerra” o un segundo Adolf Hitler. El mismo presidente norteamericano, Joe Biden, lo ha calificado como “un paria”.

10- Estados Unidos y la Unión Europea se han puesto de acuerdo, al fin, en aprobar la sanción más dura de todas: la desconexión de algunos bancos rusos del sistema internacional de transferencias bancarias SWIFT. Y ese si será el mayor castigo a la Rusia de Putin, en el campo económico.
Putin tiene aún pendiente, en el momento de escribir esta crónica, lo que sería su mayor triunfo: que sus tropas detengan o maten al actual presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, quien es ya un héroe global por su valiente resistencia al oso ruso. Zelensky rechazó un ofrecimiento de Estados Unidos de ir a rescatarlo: “Mi lugar está aquí, luchando con mi gente”.

Putin, en menos de una semana, ha impulsado esto, aunque no era su intención: va a hundir la economía rusa por las sanciones, el rublo no valdrá nada, ha enaltecido el patriotismo en Ucrania y ha unido a una Europa ahora más fuerte.
Pero el matón de Putin, ahora más aislado y asediado que hace una semana, es más peligroso e imprevisible. Y tiene a su alcance el botón nuclear. Eso estremece.