Tres adolescentes resultaron heridos a causa de una granada arrojada durante un enfrentamiento esta madrugada entre el Ejército y un comando de sicarios en la norteña ciudad mexicana de Monterrey.
El choque a tiros ocurrió cuando un convoy de cuerpos de seguridad encabezado por militares se topó con varias camionetas en las que circulaban al menos cinco hombres armados. El tiroteo dejó a un pistolero muerto y dos militares heridos, según fuentes oficiales. Los otros cuatro sicarios huyeron a pie, heridos.
Los tres chicos, todos de trece años, fueron al lugar a recoger los casquillos percutidos, y hallaron una granada sin estallar. Al ir a tomarse una foto con ella, ésta explotó, provocándoles heridas de diversa consideración que solo en el caso de uno son graves.
La ciudad de Monterrey, uno de los centros económicos del país, muy próxima a la frontera con EE.UU., experimentó en 2010 un notable incremento de la violencia en sus calles, a cuenta de las disputas de dos carteles del narcotráfico por el territorio.
La situación dejó el año pasado centenares de muertos, la mayoría de ellos sicarios, y ha trastocado de forma importante la vida en la urbe.
Por otra parte, un coche bomba explotó esta mañana en el municipio de Tula Hidalgo, en el centro del país, según informaron autoridades estatales.
Según la Secretaría de Seguridad Pública estatal, que aún investiga las circunstancias exactas, los policías respondieron a una llamada sobre la presencia de un vehículo abandonado, y a su llegada éste estalló.
Aún se desconoce si en la llamada se habló de que el maletero del coche contendría un cadáver, como reportan algunos medios, y si éste realmente estaba ahí.
En la explosión, un comandante de la policía ministerial resultó gravemente herido y fue trasladado al hospital de la capital estatal, Pachuca, donde falleció.
Los otros cuatro afectados son policías estatales. Según la Secretaría de Seguridad Pública de la entidad, dos de los heridos fueron alcanzados por fuerza por la explosión, pero sin sufrir heridas de consideración, y los otros dos recibieron un impacto leve.
En los últimos años, los carteles del narcotráfico han experimentado con los coches bomba, pero de manera muy aislada y sin causar demasiadas víctimas. Menos de una decena de personas fallecieron por explosiones de este tipo en 2010, de las más de 15.200 que asesinó el crimen organizado en el país.
