Tegucigalpa – A criterio de analistas políticos, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) debe ser más estricto con los requisitos para nuevos partidos en formación, no solamente para su inscripción, sino para su permanencia y su supresión en caso que no cumplan.
-Si las cinco nuevas fuerzas logran su inscripción, 14 partidos participarían en las próximas elecciones cambiando no sólo la conformación de las papeletas sino del panorama político en general.
-Los partidos que se formaron entre 2012 y 2013, se crearon pero nadie supervisa si cumplen sus estatus como la celebración de asambleas o nombran órganos de gobierno.
-Hay muchas quejas ya que aunque los partidos presentan sus estados financieros no hay transparencia en los mismos y por eso al menos un partido tiene problemas con los fondos de la deuda política.
Como se sabe, cinco de siete partidos en formación, finalmente presentaron documentación para inscribirse en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), de cara a las elecciones generales de noviembre de 2017.
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El plazo para presentar la documentación venció a las 12:00 de la medianoche del viernes, por lo que el TSE tiene 20 días hábiles para revisar los papeles presentados por los partidos en formación y luego señalar las irregularidades en los mismos.
Los requisitos exigidos a esas organizaciones incluyen la escritura de constitución del partido, la declaración de principios, el emblema, el programa de acción política, los estatutos, las estructuras del partido en al menos 10 departamentos y 150 municipios como mínimo y por lo menos 62 mil 309 firmas avalando la inscripción.
Las organizaciones que pretenden incursionar en el escenario político oficial son: Reserva Democrática de la Nación (Orden), Partido Nacional Republicano (Panare), Partido de Centro Social Cristiano (Vamos), Liberación Democrática de Honduras (Liderh) y Movimiento Acción Social (MAS).
Esas organizaciones se sumarían a los ya existentes, Partido Liberal (PL), Partido Nacional (PN), Partido Demócrata Cristiana de Honduras (PDCH), Partido de Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD), Unificación Democrática (UD), Partido Anticorrupción (PAC), Libertad y Refundación (Libre), Frente Amplio Político Electoral en Resistencia (Faper) y la Alianza Patriótica Hondureña (APH).
Si esas cinco organizaciones lograran su inscripción, en las próximas elecciones generales participarían nada menos que 14 partidos políticos, configurando no solamente una nueva enorme papeleta sino el mismo escenario político de la nación, por lo que analistas advierten que se deben aplicar requisitos estrictos para evitar el tráfico de credenciales y la atomización del proceso.
El problema de las mesas
Para el politólogo Miguel Cálix, hasta el momento sólo se trata de solicitudes, pero falta establecer si cumplen con los requisitos y eso lleva a reflexionar de que si el actual formato de representación en las Mesas Electorales Receptoras (MER), sigue siendo viable para garantizar los comicios.
Refirió que hay cuestionamientos respecto a que en el último proceso electoral general, hubo partidos que no lograron siquiera cubrir en las mesas los 32 mil representantes en las MER, 16 mil propietarios e igual cantidad de suplentes y el rol que juegan esos delegados en esa instancia.
El analista político explicó a Proceso Digital que cada uno de esos representantes, debe contar con una credencial extendida por el TSE y si varios de los partidos no lograron acreditar ese número de delegados, la pregunta es ¿qué mecanismos se van a establecer para que no vuelva a ocurrir el tráfico de credenciales? o qué opciones se van a generar para que la certificación de los resultados electorales en la mesa sean desempeñados por otro tipo de funcionarios, ya sea nombrados por el organismo electoral o alguien que el tribunal legitime como tal.
Cambio de reglas
Añadió que en ese sentido, surge el desafío para los partidos políticos sobre qué están dispuestos a aprobar para modificar esa regla que tiene mucho que ver con la garantía y transparencia del proceso.
“La lección aprendida de las tres últimas elecciones es que no necesariamente los partidos que están inscritos cuentan a esta altura con la cantidad de personas que los respalden con la firma, porque una cosa es que un partido ofrezca firmas para inscribirse y otra es que cuente con militancia comprometida, dispuesta y capacitada para ocupar en las más de 17 mil mesas receptoras la cantidad de representantes que se necesitan ya que cada partido debe acreditar un propietario y un suplente por cada mesa”, reflexionó.
Aseveró que eso no ocurrió en las pasadas elecciones generales de 2013, incluso con los partidos que ya tenían 30 años de existir y uno de los grandes cuestionamientos es que cuando faltan los representantes, se trafica con las credenciales.
“Al final, la inscripción de los partidos se vuelve un problema por el esquema actual de las MER y por la experiencia del pasado y no es en balde que el informe de la Misión Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), como la de la Unión Europea (UE), han planteado que al menos tres o cuatro reglas deben modificarse para generar mayor credibilidad en el proceso”, recordó.
Detalló que una de esas reglas es que debe depurarse el Censo Nacional Electoral; otra es el cambio de la representación de los partidos en los órganos electorales; también la Mesa Electoral Receptora que en el actual esquema genera muchas dudas porque los partidos no logran acreditar a sus representantes propietarios y suplentes y lo que tiene que ver con la transmisión de resultados preliminares que es confiable si la diferencia entre el primero y segundo lugar es superior al dos por ciento.
Lecciones aprendidas
Cálix recalcó que el hecho de que haya la existencia de nuevos partidos vuelve a traer el tema a la mesa de qué modificaciones se hacen en el esquema de composición de la MER para que no vuelvan a pasar esos apuros de partidos que se logran inscribir, pero no alcanzan a tener la militancia y membrecía activa para cumplir con la obligación de representación en la mesa.
“En el caso de la MER, si el TSE acepta la formación de nuevos partidos plus con la incorporación del Faper y la Alianza Patriótica Hondureña, vuelve otra vez el tema de la composición de la mesa y el esquema de conteo en la mesa que es lo que generalmente los partidos que pierden siempre aprovechan para cuestionar el resultado”, acotó.
Indicó que cuando se conforman las mesas se elige a un presidente, un secretario y un escrutador, pero ocurre y así está evidenciado, que los partidos que no logran cumplir con la cantidad de representantes, que las credenciales que no alcanzan a cubrir terminan en manos de los partidos más grandes que dominan la contienda, aunque no siempre se trata del partido oficialista, ya que al final se escogen 298 corporaciones municipales, donde las fortalezas son diferentes y que mediante poder y recursos puede controlar la mesa a partir de las ausencias de los representantes en las MER.
El politólogo considera que la solicitud de inscripción de parte de esa diversidad de partidos en formación es un fenómeno normal ya que el proceso electoral hondureño, se caracterizó por mucho tiempo por ser un sistema muy cerrado y de hecho a la Democracia Cristiana le costó inscribirse, aunque tenía más años que la misma iniciativa del Partido Innovación Nacional y Unidad (Pinu), mientras que Unificación Democrática (UD), logró incursionar mediante un “fast track” en los años 90 como consecuencia de los acuerdos de Esquipulas y en el caso del Partido Anticorrupción (PAC), Libertad y Refundación (Libre), Faper y Alianza Patriótica, se vieron beneficiados del clima de apertura política tras la crisis del 2009, que concluyó con la salida del poder del entonces presidente Manuel Zelaya.
Tras el 2009, entró en crisis el sistema bipartidista y los electores empezaron a ver la posibilidad de nuevas opciones, pero el TSE para las elecciones de 2013, fue muy tolerante hacia ese surgimiento de partidos, pero eso dejó lecciones aprendidas, apuntó Cálix quien recalcó que no es malo que haya nuevos partidos si hay suficientes mecanismos de control para evitar que la existencia de nuevos partidos altere el resultado electoral y por eso es importante aprender de las elecciones recientes.
Falta de claridad Es por eso que no es suficiente que esos partidos en formación cuenten con la cantidad de firmas, militantes y organización sino que el TSE debe ser muy estricto para determinar reglas para el umbral pues lo que terminó con el Faper y la Alianza Patriótica es que aunque no resultaron con diputados electos o haber contado con un porcentaje mínimo del electorado, el organismo electoral no fue bastante claro en la aplicación cuál es la regla que aplica para la cantidad de votos válidos lo que cumplieron pero sumando todos los niveles electivos. Insistió en que lo que hace falta son reglas claras cuando se crean partidos nuevos, las que deben ser muy estrictas para suprimirlos cuando no cumplen los requisitos, pues de lo contrario se convierte en un sistema abierto que atomiza el espectro político que es lo que ha pasado en naciones como Guatemala lo que no es positivo. Advirtió que en este momento solo se cuenta con partidos nacionales, pero va a llegar un momento que van a comenzar a formarse iniciativas independientes regionales y si esas reglas no están claras va a ser un gran desorden. Señaló que nadie supervisa si los partidos que se formaron entre 2012 y 2013 cumplen con sus estatus como celebrar asambleas, escoger sus órganos de gobierno, si cuentan con las secretarías que la ley demanda y un ejemplo es que hay organizaciones políticas que actualmente tienen dificultades porque nunca han realizado una asamblea, que es diferente al caso de Libre que decidió tener elecciones primarias e internas y en ese sentido, los partidos deben cumplir con la ley no solamente durante las elecciones sino durante toda su vida y eso incluye a partidos como el Pinu, la Democracia Cristiana, UD, Faper y la Alianza Patriótica, a las que el organismo electoral debería exigir que cumplan con sus estatus para acreditar a sus directivas. |