Tegucigalpa/Washington – Nuevamente el Medio Oriente u Oriente Próximo, vuelve a sacudir al mundo, tanto por los ataques de las potencias occidentales, así como las acciones terroristas que sacudieron en pocos días el globo terráqueo.
– La Casa Blanca parece atrapada por la fuerza de atracción que representa el complejo mundo del Oriente Próximo
Y prueba de ello es que esta semana París, la capital francesa, nuevamente acaparo los reflectores de la política y los medios de prensa internacional, tras un ataque terrorista reivindicado por el Estado Islámico (EI), la organización terrorista islámica que ha logrado que tanto Washington como Moscú coordinen sus acciones en Siria, a pesar de la elevada confrontación que mantienen en la actualidad.
Atentado en el corazón de París a tres días de las presidenciales. EFE
Un terrorista atacó una furgoneta policial que custodiaba los emblemáticos campos Elíseos, una de las principales zonas de la capital de Francia, matando a un policía mientras otros salieron heridos. El atacante también murió.
Previamente Londres, la capital de Gran Bretaña, también fue objeto de otro atentado terrorista cuando un radical atropelló con su coche y mató a cinco personas e hirió a decenas de personas, en las inmediaciones del parlamento.
Casi simultáneamente otro terrorista atacó con un cuchillo en el interior del parlamento británico. El ataque fue calificado por terrorista por las autoridades, ya que siguió los mismos patrones de París y Niza en Francia y Berlín, Alemania, un vehículo fue usado para los ataques.
Imagen del vehículo que atropelló a varias personas en Londres en el Puente de Westminster, y que después se estrelló cerca del Parlamento británico. Twitter
El EI se instaló en Siria e Irak, controlando territorios de ambos países, y desde ahí impulsa una campaña global de terrorismo, logrando que miles de combatientes europeos se trasladen a su zona, pero también llama a otros miles a que cometan atentados en los países occidentales.
Acción estadounidense
Una andanada de 59 misiles Tomahawk lanzados desde dos navíos norteamericanos, que se encuentran en las aguas del Mar Mediterráneo, impactaron en un aeropuerto militar de Siria, pero el sonido de su explosión se “escuchó” en el mundo entero, a causa de la exposición en las grandes cadenas televisivas mundiales y la repetición de las imágenes en las ahora omnipresentes redes sociales.
Con ello la administración del presidente norteamericano Donald Trump sacudió su delineada política exterior que se centraría en Estados Unidos y que no intervendría activamente en los problemas mundiales.
El ataque con misiles se presentó el Jueves Santo en la noche en una base aérea de Siria. El gobierno de ese país reportó nueve muertos y calificó el hecho como un acto de «ceguera política». EFE
No fueron necesarios más de 100 días para que Trump y su equipo populista proaislacionista tuvieran que caer ante la realidad del sistema norteamericano y cuyas instituciones, como los militares, el Congreso y otros, impusieran su visión de que Estados Unidos es el líder del mundo y no puede ceder el protagonismo global a otras potencias menores.
Tras señalar que su prioridad en Medio Oriente era derrotar al Estado Islámico, la organización terrorista radical que promueve la aplicación estricta del Islam, ahora el equipo de Trump promueve la tesis de la administración pasada de Barack Obama de acuerdo a la cual, la solución a la crisis de Siria, pasa por la salida del poder del presidente Bachar al Asad.
Pero el nuevo gobierno norteamericano apenas comienza a lidiar con los problemas mundiales, ya que al “asunto sirio” debe agregar que en la misma zona encontrará el tema de Irán, otra bestia negra para Washington y sus aliados árabes sunitas como Arabia Saudí, Jordania, Kuwait, Egipto y otros.
Franquicia del terror
Y se encuentra el espinoso tema del grupo terrorista del Estado Islámico, una franquicia del terrorismo internacional, que no solo “gobierna” una vasta zona en Siria e Irak, sino que cuenta con apoyo de muchos islamistas fundamentalistas en el mundo, así como la obediencia de grupos nacionales que operan en Asia, África y otras zonas del mundo.
Prueba de ello es que la administración Trump volvió a estremecer al mundo en pleno jueves de Semana Santa cuando lanzó la llamada “madre de todas las bombas”, un colosal aparato que es el mayor artefacto de destrucción, fuera de las bombas nucleares, está vez en Afganistán.
Y el argumento del lanzamiento fue destruir una red de túneles y cuevas utilizadas por los integrantes del Estado Islámico en ese país desolado por la violencia. Al final se informó que menos de un centenar de combatientes murieron por el artefacto de guerra.
Estados Unidos lanza la «madre de todas las bombas» contra Afganistán. foto: Youtube.
El lanzamiento de los misiles Tomahawk en Siria y la “madre de todas las bombas” en Afganistán implicó que la administración Trump ni siquiera tuvo tiempo de “tantear” las reglas de Washington e inmediatamente se sumó al“establishment” que define la política exterior norteamericana.
Pero lo que más aterra a Occidente son los llamados “lobos solitarios” que operan en Europa y mismo Estados Unidos, donde personas sin aparente afiliación terrorista cometen atentados.
Una de las últimas acciones fue en Suecia, donde un ciudadano uzbeko arrolló a una multitud matando a cuatro personas, dos suecos, un británico y uno de Bélgica.
La operación siguió el mismo patrón en Alemania y Francia, donde seguidores del Estado Islámico atacaron las personas utilizando camiones para cometer estos atentados terroristas.
Egipto se suma a lista
Pero en pleno inicio de Semana Santa, el Domingo de Ramos, el Estado Islámico volvió a demostrar la capacidad de ataque, en esta ocasión cometiendo doble atentado contra dos templos de la Iglesia Copta, de denominación cristiana, fundada en el siglo I por el apóstol Marcos, el Evangelista.
Los cristianos coptos son una minoría religiosa en el amplio mundo musulmán de Egipto, con unos 10 millones de fieles, y usualmente son reprimidos y discriminados.
Pero el islamismo radical suní tiene en los coptos uno de sus preferidos para atacarlos, ya que la profesión del cristianismo es mal vista, por representar lo que ellos consideran el simbolismo del Occidente.
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) asumió el atentado a los Coptos. EFE
Solo los chiitas, la corriente minoritaria del Islam y considerados infieles, superan a los cristianos como blanco de los ataques de los grupos radicales islamistas suníes.
Y justamente ahí se encuentra el “Talón de Aquiles” de la estrategia de Trump en Siria y el resto del Medio Oriente, ya que los ataques a Siria, su encono con Irán solo tiene un ganador final: el Estado Islámico y Al Qaeda, las dos organizaciones terroristas radicales de ascendencia suní que promueven la lucha contra los chiitas.
Antes de asumir su mandato, Trump abogaba por centrar el poder militar estadounidense en derrotar al Estado Islámico en Siria e Irak, pero una vez en el poder y tras encuentros con jerarcas de países con mayoría suní ahora busca desplazar y debilitar las naciones chiitas.
Aunque la experiencia de la invasión a Irak, así como paso con Afganistán, demostró que las decisiones de Washington no siempre logran los propósitos que esgrime la Casa Blanca al inicio de sus operaciones militares.