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Triángulo Norte perfila a Honduras como líder

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Tegucigalpa – Las crisis internas que viven Guatemala y El Salvador, por el tema de las pandillas y los presuntos ligues familiares en hechos de corrupción, desplazan a los gobernantes de esas dos naciones del liderazgo del Triángulo Norte de América Central, dejando al presidente de Honduras el camino  despejado para ser cabeza de grupo e impulsar la agenda trinacional.

El presidente hondureño Juan Orlando Hernández ha sido un fuerte impulsor de agendas conjuntas entre Honduras, Guatemala y El Salvador, no solo en temas de seguridad y migratorios, también en el empuje económico en materia de turismo, comercio y desarrollo.

Con Guatemala, por ejemplo, ha impulsado la unión aduanera que facilitará a ambos países y a sus habitantes transitar sin menores contratiempos y confía que pronto se sume a esta iniciativa El Salvador como parte del proceso de integración subregional.

Con El Salvador, el presidente hondureño busca dinamizar la ruta del Golfo de Fonseca mediante el turismo, mientras el comercio asegura que será revitalizado entre ambas naciones cuando esté listo el corredor seco que permitirá a los salvadoreños conectarse con el atlántico atravesando las carreteras hondureñas del sur hacia el norte.

En la iniciativa de aprovechar la riqueza que ofrece el Golfo de Fonseca, el mandatario hondureño ha tratado de sumar a Nicaragua, con cuyo gobernante ha desarrollado magníficas relaciones, según se conoce de cercanos colaboradores de ambas administraciones.

Pero en el triángulo norte, Honduras ha sido bastante incisiva en el tema de la seguridad fronteriza, al lograr conformar junto a El Salvador y Guatemala una fuerza trinacional militar policial para repeler el crimen, en especial las maras o pandillas.

A diferencia de sus homólogos de San Salvador y Ciudad Guatemala, Honduras parece que aún puede manejar sus problemas y eso le da al gobernante Hernández un margen de maniobra para poner su mirada también en el impulso de los proyectos del triángulo norte. Al menos, eso deja ver la actual coyuntura frente a la realidad de sus vecinos.

Las complicaciones de Cerén

En El Salvador, la frontal guerra del gobierno del presidente Sánchez Cerén contra las maras o pandillas y los golpes a la corrupción que se han llevado consigo a dos ex presidentesy un tercero en línea, además de un ex fiscal general, tienen revuelto el panorama político en ese país. Se suma a ello, la fuerte oposición política que le tiene bloqueado por ahora propuestas fiscales para mejorar la economía ante el fuerte endeudamiento de la nación.

La administración de Sánchez Cerén enfrenta no solo los embates que le está trayendo la lucha contra la corrupción, también el despilfarro en su administración, denuncias de presunto espionaje hacia centros académicos privados y grupos civiles, según reporta la prensa local de ese país. En la guerra contra las maras o pandillas, la situación es agravante, obligando al gobierno del izquierdista FMLN a priorizar sus problemas internos para evitar caer en zona roja de alerta extrema.

Guatemala, otro país que sigue dando fuertes lecciones en materia de lucha contra la corrupción y la impunidad, enfrenta precisamente en esa línea una crisis imprevista: el involucramiento del hijo y del hermano del presidente Jimmy Moralesen presuntos ilícitos, al grado de estar guardando prisión preventiva en una cárcel común junto a delincuentes de la alta peligrosidad.

Morales contra la pared 

Los nexos que de acuerdo a la Fiscalía y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) están relacionados con ex funcionarios del gobierno de Otto Pérez en el Registro de la Propiedad en donde la familia del presidente Morales habría entrado en contratos de servicios mediante empresas fantasmas y en otras, con cobros excesivos por encima de la usual, marcan una nota alterada en el panorama guatemalteco.

El ex presidente Otto Pérez junto a la ex vicepresidenta, Roxana Baldetti, guardan prisión mientras llevan varios juicios por corrupción y otros delitos. La conexión de la actual familia presidencial con las estructuras de Pérez Molina estaría pasando factura al gobernante Jimmy Morales.

Morales se ha visto forzado a aceptar que fue a la cárcel común a ver sus parientesy dijo que confía en que la justicia se aplicada de forma imparcial, pero la corrupción no solo está golpeando a la actual familia presidencial, también está arrastrando a otros fuertes estamentos políticos y económicos que desde la opacidad torpedean en el parlamento la aprobación de reformas constitucionales para fortalecer el sector justicia.

Jimmy Morales, según los analistas guatemaltecos e internacionales, pierde poder y su gobierno podría tambalearse si las acusaciones contra su hijo y su hermano terminan en una sentencia condenatoria.

Toca a Honduras liderar

Honduras, por su parte, pese a sus problemas de inseguridad y falta de empleo, que son las más fuertes demandas ciudadanas en las encuestas de opinión pública, tiene un margen de control que le permite gobernabilidad. El presidente Hernández ha impulsado medidas duras en materia de lucha contra la criminalidad, mientras los operadores de justicia especialmente el Ministerio Público y en un grado más modesto, el poder judicial, dan señales de querer aplicar la ley en temas sensitivos ligados a corrupción y otros ilícitos.

La llegada de la Misión de Apoyo de Lucha contra la Corrupción en Honduras (MACCIH) ha venido a fortalecer esos impulsos de fortalecimiento institucional, mientras uno de sus cuerpos operadores de justicia como es la policía nacional es objeto de una fuerte depuración que en menos de un año ha sacado más de dos mil miembros por diversas irregularidades, en una sacudida sin precedentes.

Estas acciones han permitido al gobierno de Hernández centrarse en el marco de la agenda del triángulo norte, en el impulso del llamado Plan Alianza para la Prosperidad al asumir el liderazgo regional y cabildear junto a sus homólogos salvadoreños y guatemaltecos los recursos para esta iniciativa.

Con los problemas de sus países vecinos, Hernández tiene el desafío de asumir el liderazgo del triángulo norte ante el arranque del Plan Alianza para la Prosperidad, cuyos primeros desembolsos ya comienzan a ser diseminados entre los países. Honduras ya recibió los primeros 125 millones de dólares.

Son momentos claves los que vive la región, en especial el triángulo norte en donde el flujo migratorio sigue imparable, y ante las amenazas de la nueva administración en Washington, los países que conforman esta franja subregional deberán implementar programas que impidan oleadas masivas pero que a su vez generen empleo y mayor seguridad. Toca a Honduras empujar estas acciones hasta que las aguas se calmen en los países vecinos.

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