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Tres partidos luchan “cuerpo a cuerpo” al acercarse comicios en Honduras

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Tegucigalpa.- El color que precede el clima electoral antes del 24 de noviembre se intensifica a nivel nacional entre banderas azules, rojo blanco rojo y rojinegro, en señal de que tres partidos con opciones de triunfo se disputan palmo a palmo, cuerpo a cuerpo y centímetro a centímetro, el voto de los electores en municipios, barrios, colonias, aldeas y caseríos.
 

Le siguen en menor intensidad el resto de los otros partidos políticos, entre ellos el del “outsider” Salvador Nasralla, que comienza a tener problemas para llenar las mesas electorales y ha recurrido a las redes sociales para que le auxilien, aun con el riesgo de ser infiltrado con gente de otros partidos.

Nasralla parece experimentar una especie de deterioro interno, producto de sus últimas acciones de confrontación que le han hecho perder la casta de un presidenciable, según los expertos. Pero está ahí, dando la pelea y apostando a incidir en este proceso.

A escasos días de las elecciones, el fervor electoral se hace sentir en el país. Los candidatos presidenciales de los partidos Nacional, en el poder, Liberal en la oposición y Libertad y Refundación (Libre), como un parto de los liberales, no se dan tregua y su intensa actividad política parece ser de más de 24 horas.

En las concentraciones de los tres partidos, la gente se hace sentir, todos ellos muestran fuerza y quizá ello avizore que el proceso pueda ser cerrado. Los partidos Nacional y Liberal, que han marcado el bipartidismo político con más de un siglo de existencia, no solo buscan ganar la presidencia el 24 de noviembre, sino que también demostrar pueden retener una hegemonía quizá con actores renovados.

En tanto Libertad y Refundación ha llegado a poner el desequilibrio en el bipartidismo y en su horizonte no se ve como una segunda fuerza, sino como el hilo que rompió la cuerda del bipartidismo. Las apuestas están al mejor postor.

Las elecciones han concitado un interés muy particular, al ser las primeras de la transición después de la crisis político institucional de junio de 2009. En ellas participan casi todos los actores de la crisis: un ex presidente depuesto que empuja a su esposa de candidata en Libre, un militar retirado que fue un protagonista activo de la crisis; un partido Liberal resquebrajado tras esos acontecimientos en los que su protagonismo fue activo y decisivo, y un partido Nacional en el poder que también fue actor en los sucesos de hace tres años.

Todo ello da color y matices al proceso, que en este sentido, a diferencia de otras naciones latinoamericanas, da una muestra de madurez cívica al permitir la participación de todos estos actores antagónicos en una nación en donde muchas organizaciones civiles humanitarias e internacionales califican de “tierra de salvajes” y “genocidas”. Es la paradoja de la democracia.

Hernández por la hazaña

Del lado del partido en el poder, el Nacional, su candidato Juan Orlando Hernández tiene actividades diarias que van desde concentraciones locales y regionales, hasta suscripción de convenios, colocación de empleo y obviamente, su tema favorito: la policía militar, una de las propuestas más polémicas de la presente campaña, pero que cuenta con la simpatía del electorado.

Hernández sostiene que su partido logrará por primera vez retener el poder en forma consecutiva, y en su estrategia de atraer el llamado voto de casa ha recurrido a todo, desde spot publicitarios mostrando unidad hasta el pedido público del voto a los electores por parte de ex presidentes nacionalistas.

Las concentraciones de Hernández son numerosas y la estrategia mediática abrumadora. Él quiere ser el líder que logre vencer el mito—hasta antes de 2009—de que a un gobierno nacionalista le siguen dos liberales.

El paso de Villeda

Mientras, en el partido Liberal, en la oposición, y el más afectado con la crisis política de 2009, su candidato Mauricio Villeda parece cumplir la hazaña de rescatar a ese instituto político con su estrategia de casa por casa, al grado que a lomo de mula ha llegado a zonas recónditas para atraer el voto y a los liberales distanciados.

Su campaña no ha sido de confrontación, sus spots un poco más elaborados plantean los problemas del país y buscan generar una reflexión en el subconsciente del elector. Hasta hace dos meses, nadie creía que Villeda fuese capaz de despertar a su partido, pero los actos del último mes muestran lo contrario.

En los comicios internos de noviembre de 2012, los sondeos tampoco favorecían a Villeda y resultó ser la sorpresa al alzarse con la candidatura de su partido, pero su verdadera apuesta la tendrá este 24 de noviembre cuando el voto en las urnas den el veredicto.

A diferencia de los nacionalistas que mezcla a sus expresidentes con figuras jóvenes, el Partido Liberal ha hecho uso preponderante de las viejas figuras del liberalismo y un ex presidente en un acto de unidad, pronunció una oratoria que tiene pensando a muchos liberales indecisos, aseguran algunos analistas del acontecer político. En un llamado a la disidencia liberal, el ex presidente, Carlos Flores, resaltó las gestas del liberalismo y pidió que retornaran “a casa” y el voto por Villeda.

Las concentraciones de Villeda también tienen gente y ha anunciado que no hará cierre masivo de campaña en amplias concentraciones como se ha estilado en Honduras. Él dice que en vez de un cierre nacional, usará ese dinero en obras sociales y así clausurará la campaña. Hará lo mismo que en las internas en donde dejó el escenario de las masivas y lucidas concentraciones para llevar brigadas médicas y otro tipo de obras sociales.

Xiomara siente la presión

En tanto, Libertad y Refundación (Libre) con su candidata, Xiomara Castro, siente ahora la presión que le inyecta la maquinaria del bipartidismo. Hasta hace tres años, ellos estaban solos en el escenario y con una estrategia mediática diaria en medios de comunicación afines.

Libre también llena con gente sus concentraciones y en el último mes, su candidata Xiomara Castro también peina todo el país. En las últimas tres semanas ha hecho a un lado su estrategia anti sistema para venderse como una presidenciable que hará un socialismo del siglo 21 “a la hondureña”, que le encantan las alianzas público privadas que promueve el sistema neoliberal del capitalismo, entre otras contradicciones que han marcado su discurso más reciente.

Castro ha concitado la simpatía de muchos liberales y sectores del movimiento social popular porque dice que refundará a Honduras, que su primera gestión será instalar una constituyente y ahora habla que promoverá también una reconciliación.

Al igual que el bipartidismo político, Castro ha sacado también a viejos figurones liberales que ya gobernaron con el ex presidente Zelaya, el artífice de su carrera política y el poder detrás del trono en Libre.

La estrategia de Libertad y Refundación se ha centrado en cuidar a la candidata, no exponerla en escenarios que ella no domina, pero concitando simpatías en un amplio sector de la comunidad internacional, que no oculta su complacencia con la candidata víctima de la crisis de 2009.

Libertad y Refundación ya se ve con un pie en el solio presidencial y su equipo de campaña no concibe la derrota.

Así tres partidos muestran a diario su fuerza, no se dan tregua entre sí, se cuidan en el discurso y apuestan todos a ganar. Son las elecciones de la post crisis en un momento histórico que vive Honduras y su democracia. La lucha es «cuerpo a cuerpo».

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