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Tortillería La Habana, una historia con tradición familiar, sacrificio y éxito

Gracias al programa Una Mano Para Crecer (UMPC), la tortillería produce 75,000 tortillas por semana, de lo cual, hasta el 70% es comprado por Walmart y sus diferentes formatos de tienda

Tegucigalpa, Honduras. Marisol Botto recuerda como si fuera ayer el día que su padre, don Taufic Botto, decidió emprender con una pequeña empresa de producción de tortillas de harina de trigo. “Pareciera que fue ayer, pero en realidad han pasado 35 años”, dice la actual propietaria de la tortillería La Habana.

Ubicada en una colonia popular de la ciudad de Comayagüela, Marisol nos habló de la tortilla que lleva estampada toda una tradición familiar y que, por su calidad y sabor, no puede faltar en la mesa de miles y miles de hogares hondureños.

“Mi papá fundó la tortillería en 1991, alquilábamos una casa entre la primera y segunda avenida de Comayagüela, de ahí nos pasamos a la segunda avenida, era siempre alquilada, el inicio fue bastante difícil, mi mamá vendió una casita que tenía en la Flor del Campo para que mi papá pudiera comprar una maquinita, una plancha pequeña y una batidora de harina de 50 libras”, recuerda Marisol.

Se lleva una mano a su rostro y recuerda que los inicios no fueron fáciles, su madre, doña Blanca Estela García Euceda, era chofer de un bus, algo poco usual en la década de los 90 pero pesaba más el afán de salir adelante y darle un futuro más brillante a ella y a sus hermanos Yasser Arafat y Emel Esperanza.

Durante seis meses, don Taufic hizo pruebas tras pruebas, hasta alcanzar el sabor, la contextura y la durabilidad deseada, sabores que hoy permanecen en la tortilla normal e integral. Cuando le preguntamos de dónde surgió la idea de producir tortillas de harina, recordó que fue una hermana de Taufic quien le dijo que en San Pedro Sula vendían máquinas, por lo que viajó y compró una con plancha de 4 pies para luego obtener los permisos de operación y licencias sanitarias.

Los inicios con Walmart

Una vez obtenida la fórmula, la familia empezó a procesar de 4 a 6 quintales de harina de trigo. “Teníamos que buscar los clientes, llevábamos el producto a los supermercados y la gente también nos llegaba a comprar a la fábrica. Allá por el año 1994 y 1995 empezamos a colocar producto en el supermercado Plaza, de Plaza Miraflores (actualmente Supermercado Paiz) y es así como comenzamos una relación con Walmart que ya lleva más de 30 años”.

Hoy, gracias al apoyo del programa Una Mano Para Crecer (UMPC), la tortillería La Habana procesa 15 o más quintales diarios de harina, de lunes a viernes, ya que el sábado lo dedican a las labores de distribución y administración. Con cada quintal se producen 100 paquetes de tortillas, y cada paquete contiene 10 unidades, por lo que a diario producen 15,000 tortillas, es decir, 75,000 tortillas a la semana. De esta producción, hasta el 70% es vendida a Walmart para ser comercializada en los diferentes formatos de tienda a nivel nacional.

“Hemos crecido, de la mano de Walmart y ahora estamos en capacidad de duplicar esa producción, porque cada 15 días también suplimos otros establecimientos comerciales, en Comayagua y Siguatepeque”, dijo Marisol.

“Una Mano Para Crecer me ha ayudado con los pagos porque somos una empresa pequeña, nos están ayudando a que nos paguen más rápido, Walmart es nuestro cliente más fuerte, porque nos compra hasta el 70% de toda nuestra producción”, reiteró. El pronto pago es parte de la asistencia financiera que se brinda a través de UMPC, de manera que en menos de 72 horas doña Marisol Botto y La Habana reciben sus pagos, lo que les ayuda a mantener capitalizada la pequeña empresa.

Mey Hung, gerente de Asuntos Corporativos de Walmart Honduras, dijo: “Una Mano para Crecer es un programa noble, que ayuda a creer y crecer, a reinventarse, a darle valor agregado a los productos. Al igual que doña Marisol, queremos que más pequeñas empresas aprovechen las oportunidades que brindamos, con capacitaciones, asistencia técnica, mercados seguros y pronto pago, entre otros”.

La tortillería genera 14 empleos directos y muchos más indirectos, de los cuales, 10 son mujeres luchadoras que han encontrado en La Habana una fuente segura de ingresos. “Todos mis empleados son personas humildes, madres solteras, muchas veces hemos pensado en cerrar o vender la tortillería, pero pienso mucho en mi gente, mis empleados, que ellos me han apoyado mucho, yo les tengo mucho cariño, hay una empleada que tiene 25 años de trabajar con nosotros, ella me cuidó cuando tuve complicaciones de salud”, dijo Marisol.

Junto a su esposo Melvin Corea y con el apoyo de sus hijosKarelia, Gabriela, Milade y Jesswa, Marisol tiene el enorme deseo de seguir creciendo. Hoy en sus planes de expansión está recuperar el mercado de la zona sur del país: Choluteca, Nacaome, San Lorenzo. “Este mercado lo dejé por la situación económica, solo me he quedado en el Distrito Central, Tegucigalpa, Comayagüela, Comayagua y Siguatepeque”, dijo.

A todas las personas que quieren emprender como Pymes, Marisol les dice: “Luchen a pesar de las adversidades, sigan adelante, yo he sufrido mucho, pero sigo por mi familia, por mis empleados, por mi madre. Sigan luchando, no desmayen, abran puertas, controlen el dinero, con lo poco que tengan tienen que seguir invirtiéndolo, aunque sea poca ganancia. Hay tiempos buenos y malos, pero hay que seguir luchando con Dios por delante”, concluyó.

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