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Tiempos de cosecha

Pedro Gómez Nieto

Tengo un enorme respeto por los agricultores, por los que trabajan el campo. Su conocimiento sobre la naturaleza, el tiempo, las estaciones y la tierra. Su capacidad de sacrificio, soportando las inclemencias: calor, lluvia y frio, que les curten la piel del cuerpo y del alma. Una profesión de expertos en mirar y entender el cielo, oler el aire, y sentir lo que la tierra les dice mientras la desmenuzan entre los dedos. Un trabajo forjado desde la paciencia y la incertidumbre; los deseos y la esperanza en la lluvia vivificadora; en el sol que haga germinar y crecer la siembra; las noches sin heladas y los días sin plagas ni tormentas; en definitiva, confiando su trabajo a la Virgen de Suyapa y la misericordia del Señor.

En las elecciones del Bicentenario, el dia de la cosecha se acerca. Los candidatos son políticos, no agricultores, salvo excepciones los atributos de los segundos no los encontramos en los primeros. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”, nos advierte Gálatas 6:7. Fuimos testigos el pasado miércoles de cómo un presidenciable trató de burlarse de Dios, y engañar al pueblo, anunciando por años una cosecha que nunca sembró. La política, noble ciencia y profesión de servicio, está desprestigiada porque ha sido penetrada por castas: delincuentes de cuello blanco; vividores ignorantes y aventureros; mercenarios ideológicos y vagos que no necesitan conocimientos ni formación para enriquecerse, solo habilidad para engañar y una lengua liquida adaptable al agujero negro.

La ignorancia es tierra fértil donde el agricultor sin escrúpulos siembra información incompleta y sesgada. JFK advertía sobre el problema: “La ignorancia de un votante perjudica la seguridad de todos”. Nada hay más peligroso que un ignorante con información incompleta tomando decisiones, porque todos sufriremos las consecuencias. Venezuela, ejemplo recurrente. Habiendo sido el primer pais productor de petróleo del mundo, hoy ocupa el penúltimo lugar. Veintidós años de revolución bolivariana, para tener una diáspora de siete millones entre emigrantes y refugiados, que en algún momento votaron por Chavez y por Maduro, buscando un cambio… que sin duda se produjo. “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces”, Mateo 7:15.

¿Qué ocurrió el pasado miércoles? Que la realidad virtual donde vive el candidato del PSH no se correspondía con la realidad material donde vive la sociedad; las cuentas no salían y prefirió vender su candidatura por un plato de lentejas. “¡Lo hago por amor a Honduras¡”, dijo. ¿Por qué ahora necesita mostrar su amor por Honduras y no antes, cuando presumía de tener dos millones de votantes? “¡Esta es la última oportunidad para Honduras!”, dijo. ¡Es la última oportunidad para mí!, se le entendió. Reitero: ¡No engañéis; Dios no puede ser burlado! “Jamás había visto tanta torpeza, y me da mucho pesar haber escogido tan mal”, dijo una candidata del PSH cuando supo la noticia. Al escucharla recordé la situación del pueblo venezolano, que lleva años lamentándose por “haber escogido tan mal”.

¿Consultó con sus candidatos y bases del PSH si apoyaran el programa de la izquierda socialista? Por ejemplo, ¿el aborto y la Constituyente Bolivariana? Deja abandonada su cosecha, como en 2017. Libre promete cuidarle sus votos. No lo creo. Hubo un primer divorcio y habrá un segundo. Se insultaron gravemente en numerosas ocasiones; se critican y desprecian; hay recelo y desconfianza. La necesidad de poder les ofusca y acerca, pero terminaran nuevamente confrontados cuando los intereses choquen. ¿Cuidarle los votos? ¿Acaso Libre quiere tener cerca a quienes volverán a ser sus enemigos?   

Aseguran ser una alianza ganadora para sacar a JOH. ¡Ilusos! Fracasaron en el empeño, se va cuando dijo que se iba. Aseguran que terminaran con la corrupción. ¡Tomadura de pelo! ¿El PSH, no llamaba corruptos, narcos y delincuentes a los lideres de Libre? ¿No rechazaron la alianza porque ellos solo se juntan con personas honestas? “Pero todo eso ocurrió ayer, el pasado, hoy es hoy”, se justificaba una autoridad partidaria. ¡Guau! Política líquida, políticos amorales. No importa lo que se dice, sino lo que se obtiene. Es una alianza de fracasados y perdedores, ideológicamente contra natura, intentando salvar los muebles. En política, la corrupción comenzó corrompiendo el lenguaje.  

“Lo que la mayoría ignora es que el suicida está muerto antes de saltar”. -Javier Villatoro-

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