París- El líder del partido Los Republicanos, los conservadores franceses, Éric Ciotti, ha causado un terremoto en su formación y ha dado una estocada al ya frágil ‘cordón sanitario’ contra la ultraderecha al proponer una inédita alianza con la dirigente de Agrupación Nacional (RN), Marine Le Pen.
En una entrevista televisada en TF1, el canal más visto de Francia, Ciotti contribuyó a tensar el ambiente político del país, ya muy agitado desde que el presidente del país, Emmanuel Macron, anunció la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas para el 30 de junio (primera vuelta) y el 7 de julio (segunda) tras el arrollador triunfo del partido de Le Pen, en las europeas del pasado domingo.
«Necesitamos una alianza con la Agrupación Nacional», afirmó Ciotti en TF1, en la que justificó su postura porque su partido es «demasiado débil» por sí solo frente a los demás grandes bloques políticos para defender «los valores de la derecha».
Las últimas encuestas muestran que Agrupación Nacional podría obtener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional (cámara baja del legislativo francés) si contasen con el apoyo de los conservadores, lo que impondría a Macron un primer ministro y un Gobierno ultraderechistas.
La frase de Ciotti creó un terremoto sin precedentes en Los Republicanos, partido heredero de los expresidentes Charles de Gaulle y Jacques Chicac y refundado por Nicolas Sarkozy en 2015, y dejó con una sonrisa a Agrupación Nacional (RN); mientras los macronistas y la izquierda oscilaron entre la indignación y la perplejidad.
El LR, con distintas denominaciones, ha gobernado Francia durante 39 años, desde la proclamación de la V República en 1958, más que ningún otro partido, y, desde la aparición de la ultraderecha de Jean-Marie Le Pen (padre de Marine Le Pen y fundador del Frente Nacional, el antecedente de RN) en los 80, había presumido de ser un pilar de estabilidad contra los extremos.
Tras sus declaraciones, Ciotti se reunió con la ejecutiva de su partido, con la que pretende validar el principio de acuerdo al que ha llegado con Marine Le Pen y su delfín y aspirante a primer ministro, Jordan Bardella: mantener los 61 diputados de la Asamblea Nacional, evitando que el RN presente candidatos alternativos en esos distritos.
Ciotti tildó de «pasado de moda y poco adaptado» el ‘cordón sanitario’ contra la ultraderecha, cuya cúspide fue en las presidenciales del 2002, cuando electores progresistas votaron con «una pinza en la nariz» a Chirac para batir a Le Pen padre.
Ese famoso ‘dique republicano’ para frenar a partidos considerados no completamente democráticos ya empezó a tambalearse en 2017, con la primera elección de Macron, y se confirmó en 2022, cuando el margen entre Macron y Marine Le Pen se estrechó aún más.
Un partido a la gresca
Ciotti recibió inmediatamente duras críticas y peticiones de dimisión de numerosos pesos pesados de su partido.
La voz de Los Republicanos de mayor peso institucional que denunció el pacto fue la de Gérard Larcher, presidente del Senado, la segunda figura del Estado tras el Presidente de la República.
En un mensaje en X, Larcher, quien preside la Cámara Alta francesa desde hace diez años y cuyo puesto no está en juego en las presentes legislativas, afirmó que Ciotti «no puede presidir más nuestro movimiento y debe abandonar su mandato de presidente de Los Republicanos».
Michel Barnier, antiguo ministro, comisario europeo y negociador por la UE del acuerdo para el brexit, también saltó a la palestra y manifestó que Ciotti «ya no tiene ninguna legitimidad para hablar en nombre de la familia política» de los conservadores.
A él se unieron otros rostros conocidos de los conservadores, como Valérie Pécresse, presidenta de la región que engloba a París, y Laurent Wauquiez, presidente de la región Auvernia-Ródano-Alpes y él mismo líder del LR entre 2017 y 2019, igual que otros parlamentarios y líderes regionales.
Ante esa avalancha de críticas que augura un cisma en este histórico partido, Ciotti respondió que lo que le importa es «la base de sus afiliados» y criticó a los medios por «dar tanta publicidad» a la ultraderecha mientras ignoran los problemas reales de los franceses.
Primer acercamiento ultra, fallido
El plazo de formación de candidaturas expira el próximo día 16 y los movimientos electorales en los macronistas y sus socios aún no son perceptibles, mientras que la izquierda asegura haber avanzado para forjar una coalición electoral que agrupe a La Francia Insumisa (LFI), los socialistas, los verdes y los comunistas, con visiones muy divergentes en asuntos como la integración europea.
Una hipotética alianza cerca del fracaso es la que propuso la sobrina de Marine Le Pen, Marion Maréchal, para acercar su pequeño partido antiislamista (Reconquista) al RN.
Maréchal, quien ella misma había sido una figura prominente del lepenismo, al convertirse en 2012 en la diputada más joven de la V República, aseguró hoy en X que el partido de su tía se niega a establecer un pacto «directo o indirecto» con Éric Zemmour, el líder de Reconquista. EFE/ir