David Álvarez| Peralada .- Una referencia internacional de la danza como es Lorena Nogal, Premio Nacional de 2024 y cara destacada de la prestigiosa compañía La Veronal, ha aceptado el reto de concebir una propuesta exclusiva para el Festival de Perelada, una pieza basada en la conversión de la uva en vino.
‘Le Terroir’ ha sido el nombre escogido para esta pieza, que ha contado también con la aportación del bailarín Alvaro Esteban.
Esteban y Lorena Nogal ha desplegado la coreografía por todo el exterior de la Bodega Perelada, un edificio casi avanzado a su tiempo e integrado por completo al paisaje, con un diseño a cargo del despacho RCR, ganador del considerado como Premio Nobel de Arquitectura, el Pritzker, en 2017.
El público, siempre de pie, ha seguido a los dos protagonistas a lo largo de cuatro escenas en permanente continuidad, pero en las que ha habido hasta cambios de vestuario.
Segundo movimiento de la sintonía
El director del festival, Oriol Aguilà, consciente de la necesidad de plantear todos los espectáculos en los diferentes espacios de los jardines del Castillo de Peralada, a la espera de que se desarrolle el proyecto de nuevo auditorio, ha ideado un programa de doce espectáculos que reproducen los doce movimientos de una sinfonía.
El de Lorena Nogal era el segundo, el que invita a la reflexión, en este caso a convertir el paso de la uva a vino en símbolo del constante proceso de cambio humano.
Nogal y Álvaro Esteban han bailado envueltos por el sonido de Franco Mento y lo han hecho con la firme decisión de romper la clásica cuarta pared y sumergir al público en un paisaje en movimiento.
La pieza ha arrancado en la entrada a la bodega, una introducción tras la que el dúo ha pasado al área donde las hierbas aromáticas componen un jardín.
En él se han fusionado Nogal y Esteban entre sonidos naturales y letanías electrónicas que enlazaban con lo arcano y evocaban la metáfora del vino en un entorno rural idóneo.
Un cielo de película
El tercer bodegón ha dejado imágenes como el de una bailarina casi derviche por momentos, aunque el público ha disfrutado especialmente del cuarto, donde cuatro gotas de lluvia, incapaces de mojar el suelo, han dejado un cielo de película para acompañar el final de la propuesta.
Lorena Nogal ha recogido plantas aromáticas que ha repartido entre el público antes de sumergirse en el agua de la acequia, igual que lo había hecho instantes antes Álvaro Esteban.
La estampa con ese cielo dibujado ha despertado los aplausos con los que los asistentes han despedido a ambos artistas y agradecido su capacidad de creación e interpretación.
En cuanto al conjunto de la propuesta, remontaba a lo que La Veronal ha desarrollado durante años en forma de sistema de movimiento que explora las relaciones entre cuerpo, espacio y tiempo, denominado lenguaje Kova.
Lo que se ha visto en Peralada es a un dúo que ha recurrido a ese concepto tan elaborado para establecer con el público una comunicación no verbal, en la que sus cuerpos se han encargado de transmitir emociones e ideas.
‘Le Terroir’, en una época de sobreuso de la palabra experiencia, lo ha sido para los asistentes gracias al poder hipnótico del Kova, a la música electrónica de Franco Mento y al concepto propio de la coreografía.