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Tensión diplomática tras la amenaza de Chávez de romper relaciones con Colombia

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Caracas – La tensión diplomática entre Colombia y Venezuela se ha agudizado tras las declaraciones del presidente venezolano, Hugo Chávez, en las que amenazó con «romper relaciones» de manera formal con la vecina nación en «las próximas horas».
 

La advertencia de Chávez, supeditada a que su colega, Álvaro Uribe, «siga con sus ataques infundados» en su contra, se produce a tres semanas de la asunción como nuevo gobernante colombiano del hasta hace poco ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

El «nuevo ataque infundado», como lo denominó Chávez la noche del viernes, se registró cuando un día antes el Gobierno de Uribe dijo tener «pruebas contundentes» de que jefes guerrilleros de su país están en Venezuela, pero prohibió que sean presentadas públicamente.

«Hago un llamado al presidente electo (…); yo le pido que se desmarque de Uribe», añadió Chávez tras anunciar que debido a este asunto no asistirá a los actos de toma de posesión de Santos.

Uribe «es capaz de cualquier cosa» porque «es un mafioso», repitió, sugiriendo que el saliente gobernante colombiano podría ordenar un atentado contra su vida.

«Nosotros no ocultamos a nadie» y si algún irregular colombiano ingresa ilegalmente en Venezuela lo hace sin consentimiento oficial, por lo que si funcionarios del Gobierno de Uribe «siguen con sus locuras, yo en las próximas horas voy a romper las relaciones con Colombia y eso haría muchísimo más difícil» que sean restituidas después de que Santos asuma, el próximo 7 de agosto, agregó Chávez.

El jefe de Estado sostuvo que esta última crisis obedece a que Uribe «está peleado con Santos» y que por ello «lo está saboteando».

«Uribe ahora está peleado con Santos, esa es la verdad. Santos nombró cancillera a una dama que estuvo aquí de embajadora (…), yo la conozco mucho, es amiga, es amiga. María Ángela Holguín le renunció a Uribe, incluso», añadió Chávez.

Pese a que remarcó que el sucesor de Uribe «no es ningún santo de nuestra devoción», Chávez destacó que éste ha expresado disposición a normalizar las relaciones, ya «congeladas» desde mediados del año pasado, asimismo por una denuncia colombiana similar.

«Colombia es una nación hermana, sólo que ha llegado una burguesía que nos odia», subrayó Chávez y sostuvo que inicialmente pensó en ir a Bogotá para «extender la mano» a Santos y «dar una señal» hacia la normalización de las relaciones.

La «congelación» de las relaciones colombo-venezolanas obedeció a lo que Chávez llamó acusaciones «irresponsables» del Gobierno de Uribe sobre un supuesto desvío de armas de Venezuela a las fuerzas guerrilleras colombianas.

Posteriormente, en octubre de 2009, la situación empeoró con la firma entre Bogotá y Washington de un acuerdo militar por el cual soldados estadounidenses pueden utilizar al menos siete bases castrenses colombianas, pacto criticado por Caracas por «amenazar» su territorio y el de otras naciones de la región.

Horas antes del reciente anuncio de Chávez de una eventual ruptura formal de relaciones, su ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, anunció el llamado a consulta del embajador de Caracas en Bogotá, Gustavo Márquez.

Éste dijo en el aeropuerto de Bogotá, antes de abordar el avión que lo llevó de regreso a Venezuela, que destacaba la presencia del embajador de EE.UU. en Colombia, William Brownfield, en la rueda de prensa del ministro colombiano de Defensa, Gabriel Silva, quien fue el encargado de anunciar las «pruebas contundentes» de la presencia de jefes de las guerrillas de su país en Venezuela.

«Hay que destacar la presencia del embajador Brownfield», porque se trata, dijo, «de una acción donde se conciertan, de una parte, la política de acción del Departamento de Estado de Estados Unidos y lamentablemente el Gobierno saliente del presidente Álvaro Uribe».

Márquez recordó que la invasión estadounidense a Irak estuvo precedida de denuncias sobre «pruebas de la existencia de armas de destrucción masiva» en Bagdad, lo que igualó a las «pruebas contundentes» de Bogotá sobre la permisiva presencia de jefes guerrilleros en Venezuela.

La presentación de esas pruebas había sido anunciada por el Gobierno de Uribe, pero finalmente Silva únicamente se las dio a conocer a directores de medios de prensa colombiana, advirtiéndoles que no autorizaba su divulgación por asuntos de seguridad.

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