Strauss-Kahn, de 62 años, llegó a primera hora de la mañana a los locales de la Gendarmería de Lille donde le fue comunicado su estatus de arrestado, lo que permite a los agentes retenerle un máximo de 96 horas, aunque la Fiscalía matizó que no sobrepasarán las 48 horas.
Por el momento se desconoce cuándo acabará el interrogatorio del ex dirigente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Al término del mismo, Strauss-Kahn puede ser liberado sin cargos o procesado por los presuntos delitos de proxenetismo agravado en banda organizada y desvío de fondos públicos, por los que puede ser condenado a penas de hasta 20 años de cárcel.
La Gendarmería trata de dilucidar la responsabilidad de Strauss-Kahn en una red de proxenetismo por la que ya han sido procesadas ocho personas.
El político participó en Lille, París y Washington en fiestas con prostitutas organizadas por amigos suyos, la última en vísperas de que fuera arrestado en Nueva York tras la denuncia de violación presentada por una empleada de hotel, lo que le obligó a dimitir al frente del FMI.
Los investigadores intentan determinar si Strauss-Kahn participó en la red de proxenetismo o, como aseguran la mayoría de los testigos, participaba en las correrías sexuales sin saber que lo hacía con prostitutas.
«Cuando alguien te presenta a una amiga no preguntas si se trata de una prostituta», aseguró el ex director del FMI en su biografía.
Pero la investigación también se refiere a un presunto delito de desvío de fondos, ya que entre los organizadores que pagaban las correrías sexuales figuraban empresarios.
Todos los que han declarado han exculpado a Strauss-Kahn de los delitos imputados, según extractos de sus testimonios revelados hoy por el diario «Libération».
Sólo una de las prostitutas se mostró escéptica sobre el hecho de que el responsable del FMI desconociera que las relaciones que mantenía con ella eran de pago.
Se trata de Mounia R., de 38 años, quien aseguró haberse acostado con Strauss-Kahn en el hotel Murano de París y que señaló que «el conjunto de las personas presentes no podía ignorar que ese ‘trabajo’ era remunerado».
Versión contraria a la presentada por otra de las prostitutas, Florence, que participó en varias de las fiestas con Strauss-Kahn, incluida la montada en Washington la víspera de que el responsable del FMI fuera acusado de violación en Nueva York.
Esta prostituta, que cobró 2.400 euros por prestar sus servicios en la capital de Estados Unidos, aseguró estar «casi segura» de que el político desconocía que se trataba de una prostituta.
«A veces es mejor que los participantes (en las fiestas) no lo sepan, sólo los que lo organizan lo saben», dijo.
Algo similar declararon el empresario David Roquet, director de una filial de la constructora Eiffage en el norte de Francia y organizador de las fiestas junto a Fabrice Paszkowski, responsable de una empresa médica.
Ambos, que están procesados, consideraron ante los investigadores que Strauss-Kahn ignoraba que eran prostitutas, al tiempo que negaron que las fiestas persiguieran obtener algún beneficio político del hombre al que las encuestas daban a mediados de 2010 como favorito para ganar las presidenciales francesas de abrikl y mayo próximos.
