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Soy de un país bananero, pero no me gusta el término despectivo que tiene ahora la frase “un país bananero”

Desde Madrid, Alberto García MarrderEspecial para Proceso Digital y La Tribuna de Tegucigalpa. Y para “El País” en San Pedro Sula (Honduras).

Esta semana dejaré de escribir sobre el conflicto Israel – Gaza o el de Ucrania y hoy lo haré con uno que me afecta emocionalmente: haber nacido y crecido en un país bananero (Honduras) y las consecuencias de eso.

Estoy cansado que en la prensa de Estados Unidos y Europa (donde vivo ahora), se use con términos despectivos y peyorativos la frase “like a banana republic” (como un país bananero)  como sinónimo de un  país políticamente inestable, empobrecido y corrupto.

Producción del banano en la costa norte de Honduras.

De acuerdo que en los países centroamericanos no hay modelos de democracias y hasta tenemos una vergonzosa dictadura familiar, la de Nicaragua, con el presidente Daniel Ortega y su vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo.

Y yo no puedo negar que soy “bananero”: Nací en un  hospital de la compañía “Standard Fruit Company” en La Ceiba, en la costa norte de Honduras. Y mi padre, español él, era jefe de la sección de alimentos del Comisariato de esa frutera.

Y en vacaciones escolares, las pasaba en las fincas de banana (las Guaramas), donde el esposo de una tía mía era “Mandamás” (el que tenía la mejor casa). Y dos de mis tíos también fueron “Timekeepers”.

Las viviendas para los trabajadores de una finca bananera.

Y cuando me enfermé de polio a los 13 años, estuve ingresado por un mes en un hospital de la Tela Railroad Company en Lima Nueva. Con la suerte que un médico norteamericano le aconsejara a mi padre que mejor me llevara al mejor hospital de la polio que existía entonces: el Warm Springs Foundation del estado de Georgia, donde, eventualmente, me curé.

La United Fruit Company y las otras bananeras americanas ya no operan en Honduras y ahora se llama Chiquita Brands. Y aunque parezca raro, muchas familias hondureñas de la costa norte extrañan aquellos años de vivir en las fincas bananeras con vivienda, escuelas y hospitales gratis. Sin pensar que aquello era un “pulpo americano” , ¿pero ahora que tienen?

Los mandamases de una finca bananera vivían mejor.

(El 3 de febrero de 1973, Eli Black, un alto ejecutivo de la bananera United Brands se lanzó al espacio en un suicidio desde el 44 piso del edifico Panam de Nueva York. Poco antes que se relevara que había pagado un soborno de 1.25 millón de dólares al entonces presidente de Honduras, Oswaldo López Arellano, a cambio de reducir los impuestos a la exportación de bananos. Pero una colega hondureña me aclara: A ELI BLACK LO MATÓ SU CONCIENCIA POR LOS EFECTOS DAÑINOS QUE CAUSABAN LOS PESTICIDAS QUE SE USABAN EN LAS PLANTACIONES EN HONDURAS Y OTROS PAISES BANANEROS: NIÑOS DEFORMADOS, HOMBRES ESTÉRILES O CON CÁNCER. Los directivos lo sabían y se quedaron callados.

(El tabloide neoyorquino “Daily News” supo titular entonces: “GOING BANANAS: EXECUTIVE JUMPS FROM THE PANAM SKYRISE”.   

(Algo así como, LE ENTRA LA LOCURA Y UN EJECUTIVO SALTA DESDE UN RASCACIELOS).

Hagamos historia: el término “república bananera” fue acuñada a principios del siglo XX por el escritor norteamericano  O. Henry que pasó varios años en Trujillo, para referirse a Honduras, donde se refugió tras ser acusado de malversación de fondos en Texas.

Eli Black, ejecutivo de la multinacional bananera United Brands se suicidó desde el piso  44 del edificio Pan Am de Nueva York.

Entonces, el “pulpo, la United Fruit Company,  controlaba los gobiernos de países como Guatemala y Honduras y propiciaba o no golpes de estado, según sus intereses.  Y adquiría vastas superficies de terreno sin pagar alquiler o compra para cultivar el banano (guineo o plátano).

En pocas palabras, el destino de esos países no se decidía en Ciudad de Guatemala o Tegucigalpa, pero si en Boston, sede entonces de la United Fruit Company.

Copio a Wikipedia: “ La United Fruit Company ejerció una enorme influencia sobe la política interna de América Central desde finales del siglo XIX hasta la década del 1970, con abuso de poder hasta a propiciar un  golpe de estado contra el presidente guatemalteco, Jacobo Arbenz, por ser muy de izquierdas.”

Y este “bananero nostálgico” escapó de ese entorno y se hizo periodista en Londres y Madrid, para recorrer el mundo como corresponsal extranjero de una agencia de noticias, la española EFE.

Y ahora ya jubilado, escribo solo por placer. Y por recordar con nostalgia mi pasado.

Oswalo López Arellano, ex presidente de Honduras, supuestamente involucrado en un soborno bananero.
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