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Soñadores politizados impulsan éxitos del movimiento proinmigrante

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Chicago (IL) – A pesar de los obstáculos en el Congreso y las cortes, el movimiento proinmigrante sigue tomando fuerza y ha logrado éxitos a nivel local y estatal con el impulso que le dan los «soñadores», cada vez más politizados y decididos a jugar un papel «en su propia liberación».

Los republicanos bloquearon la aprobación de la reforma migratoria en la Cámara de Representantes y luego apelaron a demandas judiciales para evitar el alivio migratorio del presidente Barack Obama que favorecería a millones de indocumentados, en especial a los padres de los jóvenes protegidos por la Acción Diferida.

Sin embargo, según declaró a Efe el activista indocumentado y bloguero Juan Escalante, la comunidad inmigrante «aprendió a abrir puertas cuando otras se cierran», y para ello cuenta con la «valentía, valor y actitud» de los soñadores como él.

Así, sin respuestas a nivel federal, los activistas mantienen la presión a nivel local y estatal y con ello lograron recientemente victorias como obtener licencias de conducir en Nebraska para soñadores, el último estado que se negaba a reconocer este beneficio incluido en DACA.

En Texas, la movilización de los jóvenes logró eliminar una propuesta republicana que buscaba abolir una ley promulgada en 2001 por el entonces gobernador Rick Perry y permite que los estudiantes indocumentados estudien en universidades estatales pagando la misma matrícula que los demás.

El mismo beneficio se logró en Connecticut, mientras que en Illinois se pondrá a votación de la Asamblea Legislativa en enero un proyecto de ley para que los indocumentados puedan acceder además a becas públicas y ayuda financiera del estado.

A eso se suma la lucha de la comunidad inmigrante y de los jóvenes indocumentados para evitar deportaciones y contra los centros de detención de Inmigración, donde se han denunciado malos tratos y abusos contra las personas que aguardan la deportación.

«El rol de la comunidad es impactante porque es un gran cambio que permite adjudicarse victorias», dijo a Efe Yesenia Sánchez, directora ejecutiva del grupo proinmigrante P.A.S.O de Chicago.

En su opinión, los jóvenes han asumido «un rol en su propia liberación» y en su acción directa mostrarían «que no se dan por vencidos».

Para la mexicana Luba Cortes, organizadora de jóvenes del grupo «Se hace camino al andar» de Queens, Nueva York, se ha creado conciencia política entre los indocumentados y éstos sienten que «es un deber pelear contra las injusticias», según declaró a Efe.

Escalante, de origen venezolano, calificó de «muy interesantes» los tiempos que se viven en la lucha por la reforma migratoria.

Expresó que si la lucha por las licencias en Nebraska demandó tres años, tal vez sea una muestra del largo camino a recorrer todavía hasta conseguir la reforma.

«Nosotros tenemos esperanza y paciencia, en particular porque con DACA nuestras vidas cambiaron, para mejor, aunque todavía no conseguimos beneficios para nuestros padres», agregó.

Una encuesta realizada por la Alianza Nacional de Justicia Inmigrante informó esta semana que al eliminar el temor de la deportación y proveer a los jóvenes permisos de trabajo y licencias de conducir, DACA ha permitido que éstos accedan a la educación superior, compren automóviles y obtengan tarjetas de crédito.

De los entrevistados en Illinois, 87 por ciento puede conducir legalmente, 68 por ciento es financieramente independiente y 53 por ciento ha aprovechado oportunidades de estudiar en la universidad.

Estos ejemplos de indocumentados exitosos se suman al caso de Escalante, que el 8 de agosto obtendrá una maestría en Administración Pública en la Florida State University, o el de César Vargas, de DRM Action, quien se convertirá en el primer inmigrante indocumentado en practicar leyes en Nueva York.

Según una corte de apelaciones, el estatus migratorio de Vargas, que se graduó en 2011 y ha trabajado como pasante en la fiscalía de Brooklyn y con un congresista, «no afecta su aptitud general para practicar leyes».

En California, otro abogado inmigrante, Sergio García, recibió finalmente su residencia permanente en los Estados Unidos y podrá trabajar sin obstáculos en el bufete de abogados de su elección.

García se convirtió en noticia el año pasado cuando un dictamen de la Corte Suprema de California le autorizó la licencia de abogado como indocumentado, pero según declaró a periodistas muchos clientes potenciales «desconfiaban de un abogado que corría el riesgo de ser detenido y deportado».

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