Sao Paulo.- El centrocampista suizo Xherdan Shaqiri, a pesar de la eliminación de su selección en los octavos de final del Mundial Brasil 2014 tras perder por 1-0 ante Argentina en un dramático partido disputado en Sao Paulo, se despidió hoy de la Copa del Mundo como otra de las grandes revelaciones del torneo.
El nombre de Shaqiri se suma al de otros jóvenes que han sobresalido en el Mundial, como el colombiano James Rodríguez o el costarricense Joel Campbell.
El astro argentino Lionel Messi, sin brillar como lo hace en el Barcelona, fue el hombre del pase de gol en la ajustada y sufrida victoria, pero el creativo europeo, con sus 1,69 metros de estatura sobresalió y fue el gran protagonista de los ataques suizos que pusieron en aprietos a la defensa albiceleste.
Shaquiri, nacido hace 22 años en Kosovo, pero desde niño radicado en Suiza, se movió tanto por derecha como por izquierda y sus regates siempre llevaron peligro e hicieron redoblar esfuerzos a jugadores como Ezequiel Garay, Mauricio Rojo y el experimentado Pablo Zabaleta.
Después de su «hat-trick» ante Honduras (3-0) y de jugadas de crack ante Ecuador y Francia, el nombre de Shaqiri, para muchos desconocido a pesar de estar en la nómina del flamante Bayern Múnich alemán, comenzó a ponerse de boca en boca entre los aficionados y periodistas que cubren el Mundial en territorio brasileño.
El duelo ante la Argentina de Messi no intimidó al bajito jugador europeo, quien a los 25 minutos, con balón detenido, cobró una falta que fue controlada por la defensa del equipo dirigido por Alejandro Sabella.
Un minuto después, en un tiro de esquina, el jugador número «23» de los suizos volvió a demostrar su técnica con la pelota quieta.
Y en su secuencia del minuto a minuto, a los 27, consiguió desequilibrar de nuevo la línea defensiva de Argentina y habilitar a Granit Xhaka, quien exigió con peligro al portero Sergio Romero.
A los 33 minutos, de nuevo él con sus piques y habilidad, Shaqiri pone de pie el público y obliga a los argentinos a cometer una falta, que con su cobro vuelve a poner en acción a Romero.
La jugada de gol más clara en el primer tiempo para los dos equipos volvió a tener al escurridizo Shaqiri como su gestor, después de una arrancada que dejó a Josip Drmic sólo frente al portero, pero el delantero suizo remató mal y le entregó prácticamente el balón en las manos a Romero.
Al final de la primera parte y en el comienzo del segundo tiempo, el suizo en un tiro de esquina y en una falta, respectivamente, siguió insistiendo como una de las fórmulas del equipo rojo para ponerse al frente en el marcador.
Otra jugada del talentoso Shaqiri, en el minuto 50, terminó nuevamente con Drmic frente a Romero, pero esta vez el delantero remató desviado.
El ya recorrido Javier Mascherano intentó provocar a Shaqiri a los 80 minutos, pero a pesar del altercado el suizo se calmó y evitó ser amonestado.
En la prórroga, cuando por un momento Suiza o conseguía irrumpir en la zona defensiva argentina y decidió tocar de un lado para otro el balón, Shaqiri fue el «director de orquesta» e incluso una de sus jugadas fue literalmente interrumpida por el árbitro que se interpuso en la que sería una arremetidas más del suizo.
Después del gol de Ángel Di María, Shaqiri respondió cuando su equipo lo necesitaba y propuso el ataque para buscar el empate, que casi tuvo en el minuto final de la prórroga en el cobro de un tiro libre después de una falta cometida contra él mismo en el borde del área, pero cuyo disparo se frenó en la barrera.
Con aplausos y voces que vitoreaban su apellido, Shaqiri salió del Arena Corinthians ovacionado y con la mente ya puesta en otras competencias que afrontará el seleccionado suizo y su club, el Bayern Múnich, al que tras su buen Mundial llegará motivado para ponerse a órdenes del técnico español Josep Guardiola.
El astro argentino Lionel Messi, sin brillar como lo hace en el Barcelona, fue el hombre del pase de gol en la ajustada y sufrida victoria, pero el creativo europeo, con sus 1,69 metros de estatura sobresalió y fue el gran protagonista de los ataques suizos que pusieron en aprietos a la defensa albiceleste.
Shaquiri, nacido hace 22 años en Kosovo, pero desde niño radicado en Suiza, se movió tanto por derecha como por izquierda y sus regates siempre llevaron peligro e hicieron redoblar esfuerzos a jugadores como Ezequiel Garay, Mauricio Rojo y el experimentado Pablo Zabaleta.
Después de su «hat-trick» ante Honduras (3-0) y de jugadas de crack ante Ecuador y Francia, el nombre de Shaqiri, para muchos desconocido a pesar de estar en la nómina del flamante Bayern Múnich alemán, comenzó a ponerse de boca en boca entre los aficionados y periodistas que cubren el Mundial en territorio brasileño.
El duelo ante la Argentina de Messi no intimidó al bajito jugador europeo, quien a los 25 minutos, con balón detenido, cobró una falta que fue controlada por la defensa del equipo dirigido por Alejandro Sabella.
Un minuto después, en un tiro de esquina, el jugador número «23» de los suizos volvió a demostrar su técnica con la pelota quieta.
Y en su secuencia del minuto a minuto, a los 27, consiguió desequilibrar de nuevo la línea defensiva de Argentina y habilitar a Granit Xhaka, quien exigió con peligro al portero Sergio Romero.
A los 33 minutos, de nuevo él con sus piques y habilidad, Shaqiri pone de pie el público y obliga a los argentinos a cometer una falta, que con su cobro vuelve a poner en acción a Romero.
La jugada de gol más clara en el primer tiempo para los dos equipos volvió a tener al escurridizo Shaqiri como su gestor, después de una arrancada que dejó a Josip Drmic sólo frente al portero, pero el delantero suizo remató mal y le entregó prácticamente el balón en las manos a Romero.
Al final de la primera parte y en el comienzo del segundo tiempo, el suizo en un tiro de esquina y en una falta, respectivamente, siguió insistiendo como una de las fórmulas del equipo rojo para ponerse al frente en el marcador.
Otra jugada del talentoso Shaqiri, en el minuto 50, terminó nuevamente con Drmic frente a Romero, pero esta vez el delantero remató desviado.
El ya recorrido Javier Mascherano intentó provocar a Shaqiri a los 80 minutos, pero a pesar del altercado el suizo se calmó y evitó ser amonestado.
En la prórroga, cuando por un momento Suiza o conseguía irrumpir en la zona defensiva argentina y decidió tocar de un lado para otro el balón, Shaqiri fue el «director de orquesta» e incluso una de sus jugadas fue literalmente interrumpida por el árbitro que se interpuso en la que sería una arremetidas más del suizo.
Después del gol de Ángel Di María, Shaqiri respondió cuando su equipo lo necesitaba y propuso el ataque para buscar el empate, que casi tuvo en el minuto final de la prórroga en el cobro de un tiro libre después de una falta cometida contra él mismo en el borde del área, pero cuyo disparo se frenó en la barrera.
Con aplausos y voces que vitoreaban su apellido, Shaqiri salió del Arena Corinthians ovacionado y con la mente ya puesta en otras competencias que afrontará el seleccionado suizo y su club, el Bayern Múnich, al que tras su buen Mundial llegará motivado para ponerse a órdenes del técnico español Josep Guardiola.
