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Sentido homenaje a exdirector de la Escuela de Periodismo de la UNAH

Tegucigalpa (Proceso Digital) – La nostalgia invadió el recinto que albergaba la ceremonia de inauguración de la Semana de Periodismo de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), bautizada este año con el nombre de Ramiro Sierra, uno de sus icónicos maestros, director allá por la década de los años 80 y formador de diversas generaciones de periodistas que hoy bregan en diferentes áreas y medios de comunicación nacionales e internacionales.

Acompañado de parte de su familia, Ramiro llegó temprano, por lo que mucho de sus exalumnos que lo esperaban en las afueras para darle una efusiva bienvenida, no se dieron cuenta.

El grupo estaba integrado por varios «jóvenes de espíritu», que recordaban anecdotas vividas en las aulas de clase, y fuera de ellas, en las canchas de fútbol, con su maestro y entrenador.

Allí estaban -entre otros- Luis Gradiz, Mauro Orellana y Gerardo Reina, el trio que acompañó a «Rambo» en mil y una aventuras. Héctor Espinal, Marvín López Suchinni, Roberto Budde, José Adán Castelar, David Sierra, Henry Beacker y Rómulo Matamoros, quienes tampoco quisieron perderse el emotivo momento.

Petty Sierra, Thelma Mejía, Claudia Mendoza, Leonarda Andino, Ligia González, Scarleth Padgett, Lorena Melghen y Orfa Mejía, dijeron presente.

Y no podían faltar, los maestros queridos Juan Ramón Durán, Germán Reyes y Miguel Martínez.

Los docentes de las nuevas generaciones también expresaron su admiración y respeto por quien, para algunos de ellos primero fue su maestro y luego su compañero de trabajo en las aulas universitarias: Leila Banegas, Yuri Mora, Francisco Hernández, Javier López, Marisela Bustillo, Fanny Paz, Diego Díaz, Francisco Membreño, Alina Donaire, Osman Reyes, Mirian Amaya, Denia Cruz, María del Carmen Gómez, Mayro Flores y Rosa Morazán.

Los estudiantes, representados por los miembros de la Asociación de Estudiantes, entregaron una placa de reconocimiento a la labor académica de Sierra.

Ramiro tomó la palabra para agradecer y recordar algunos pasajes, quizás los más importantes, de su trabajo como director del pequeño recinto que albegaba para entonces la Escuela de Periodismo, con apenas tres o cuatro aulas, sin laboratorios de radio, televisión y fotografía, sin casi nada, pero con lo más importante, un grupo de profesionales del periodismo empeñados en entregar todas las herramientas necesarias a aquel grupo de intrépidos jóvenes que soñaban con bregar en los tortuosos, pero fascinantes, caminos del periodismo, a quienes enseñaron a redactar una noticia, un reportaje; inculcaron el valor de la ética y la responsabilidad; maestros y maestras que soñaron con sus alumnos una Honduras mejor, inclusiva, justa, respetuosa de los derechos humanos.(PD)

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