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Sectarismo y desarrollo

Daniel Meza Palma, Exsecretario de Planificación, agosto 1984-enero1986

Un estado logra altos niveles de desarrollo si fomenta una mayor inclusión y participación ciudadana al tiempo que crea mayor movilidad ascendente de su gente logrando mantener unida a la sociedad.

Los factores de cohesión social tienen que ver con: confianza en las instituciones; multiculturalismo y no discriminación; solidaridad; participación comunitaria; interés por la política; y valoración de la democracia.

Reiterando, una sociedad cohesionada busca el bienestar de todas las personas, combate la exclusión y marginalización, crea sentido de pertenencia, promueve la confianza y ofrece oportunidades de movilidad social.

El Estado hondureño en 202 años de vida independiente ha hecho precisamente todo lo contrario para alimentar la cohesión social pues desde 1827 ha registrado 13 guerras civiles, que disminuyeron en número durante el siglo XX, pero continuó profundizándose a través de otras manifestaciones del poder político como dictaduras prolongadas, golpes y contragolpes de estado, así como asonadas. 

El surgimiento de los partidos Liberal en 1891 y Nacional en 1902, aumentó la participación ciudadana en la política; aunque ambos partidos, en proporción al tiempo que han permanecido en el poder y en escala diferente, ahondaron la descohesión, pues al alcanzar el poder funcionaron con inclinación similar al saqueo y división social que caracterizó a las guerras civiles.

En 1933, el escenario y los mecanismos de discriminación se movieron de los campos de batalla al disfrute y abuso del poder a favor de aquellos ubicados en el sector público.

A partir de octubre de 1963, las Fuerzas Armadas incursionaron al escenario político hondureño por 18 años consecutivos, hasta que se logró el retorno a la institucionalidad democrática. A pesar del sesgo de las FFAA hacia el Partido Nacional, en ese lapso lograron reducir de alguna manera el encono sectario bipartidista.

Partidos denominados emergentes como opción al bipartidismo, surgieron a inicios de la década de los años 70’s sin lograr minar al bipartidismo. Desde 1982, la alternabilidad en el ejercicio del poder público se mantuvo hasta el evento de junio de 2009. Luego, en 2017 contra lo establecido en la Constitución Política, se dio una reelección presidencial, hecho que no acontecía desde 1937, cuando Honduras fue testigo del inicio de 3 reelecciones presidenciales consecutivas.

La población hondureña ignoró la ideología marxista desde hace 101 años cuando se fundó el Partido Comunista de Honduras. Dio la impresión que los hondureños rechazarían siempre un gobierno de izquierda, pero la falta de cohesión desconocida por las elites del país, llevaron a las circunstancias que actualmente se viven  con un grupo de tendencia socialista detentando el poder y que cuenta con una agenda internacional que le apoya para alcanzar sus propósitos más allá de un período presidencial.

La descohesión reflejada en la precariedad económica y social de grandes segmentos de la población hondureña, amenaza al establishment en Honduras y tal peligro solo puede superarse sí efectivamente, se retoman apropiadamente los factores de cohesión social que han evidenciado ausencia hacia  las necesidades de un conglomerado al cual el denominado ‘Socialismo del Siglo XXI’ no ha mostrado fehacientemente, que constituye la salvación de una desesperanza cada vez más evidente y profunda.

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