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Seamos justos con Honduras

Por: Otto Martín Wolf
Cada vez que se comete un crimen horrendo, la reacción de la mayoría es criticar a Honduras y presentarnos como si fuéramos el peor país del mundo.

Pero eso no es cierto. Es más, creo que somos uno de los mejores que existen en el planeta.

Quizá sería conveniente analizar una por una las razones por las cuales algunos piensan que de verdad somos un país tan malo.

La delincuencia? De acuerdo, hablemos de la delincuencia.

Quiénes y cuántos son los delincuentes?

Son muchos -indiscutiblemente- pero quiénes son? La mayor parte son hondureños como usted y yo. Los crímenes cometidos por extranjeros son muy pocos y los de origen “extraterrestre” ninguno. Somos hondureños quienes matamos, robamos, extorsionamos, etc.

Se puede culpar a Honduras por eso?

Yo no acepto que Honduras sea en esencia un país malo, lo que es innegable es que muchos hondureños somos malos.

Seamos justos con Honduras; los que cometen todos esos crímenes no son una raza especial que nació aquí y desarrolló sus tentáculos del crimen.

Claro que hay organizaciones criminales, pandillas y maras, pero debemos reconocer todos son hondureños. Es más, si analizamos uno a uno los miembros de esos grupos, si los individualizamos, veremos que cada uno de ellos proviene de una familia, con padre y madre, que tiene abuelos, primos y toda clase de parientes.

Todos, o una gran mayoría, practica alguna religión, muchos han formado sus propias familias, hasta cierto grado recibieron educación; todos son gente más o menos normal, como usted y como yo, sólo que su actividad principal – o secuntaria – es el crimen.

Seamos justos con Honduras, lo bueno o malo que sucede en el país es culpa nuestra o de compatriotas y muchos de ellos pueden ser nuestros parientes o amigos y, si somos sinceros, cuando nos beneficia en algo su actividad delincuencial, los apoyamos o ayudamos a ocultarlos.

Acaso no son delincuentes por ser nuestros amigos o parientes? Los denunciamos o nos hacemos cómplices con nuestro silencio?

Hay corrupción en Honduras? Claro que sí!

La hay en el sistema judicial, también en la policía, en la empresa privada y en las organizaciones políticas, hay corrupción en las instituciones del gobierno y, también, en algunas iglesias.

Hay corrupción en el empleado público que exige un pago para realizar un trámite que es su obligación, también en la secretaria del médico que a cambio de un regalito le da prioridad a su cita. El empleado bancario que desfalca a su patrón o el conductor de bus que cambia la ruta para llegar más rápido o el de taxi que cobra de más por una carrera, todos son ellos son corruptos.

El empleado que llega tarde y negocia con sus compañeros de trabajo para que le marquen el ingreso en la tarjeta o sistema de control y tambíén aquél que come en horas laborables, robándole el tiempo al patrono.

Todo eso es corrupción.

Honduras no es un país corrupto o inseguro por sí mismo, somos nosotros quienes lo hacemos así.

El problema es que culpamos a Honduras en lugar de buscar la responsabilidad en nosotros mismos.

Los países los forman sus gentes, si hay alguien malo en todo esto somos nosotros, los hondureños. Por eso, cada vez que usted dice que Honduras es malo, realmente se refiere a nosotros, todos los hondureños, usted incluido.

Podemos cambiar a Honduras?

No, somos nosotros los que tenemos que cambiar!

Porque todos nosotros somos los culpables, pues todos somos Honduras.

Seamos justos con Honduras.

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