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Se incrementa la tensión sobre las remesas

Tegucigalpa – Sin lugar a dudas se pronostica un impacto significativo en la economía hondureña porque el flujo de las remesas para Honduras en 2025, muestra un panorama incierto ante las nuevas políticas migratorias de Estados Unidos, lo que despierta incertidumbre debido a que las remesas familiares representan una de las principales fuentes de ingresos para el país, alcanzando en 2024 más del 27 % del PIB.

Diferentes expertos consultados han identificado posibles escenarios en los que las remesas podrían verse afectadasdependiendo de la intensidad y el tipo de medidas adoptadas por el gobierno estadounidense. Algunos de los factores clave a considerar incluyen la regularización de migrantes, el endurecimiento delas deportaciones y las restricciones a la movilidad laboral.

El primer escenario es el optimista, en el que se plantea un crecimiento moderado de las remesas principalmente en el primer semestre, esto si Estados Unidos opta por una política de regularización parcial para ciertos grupos de migrantes, como los beneficiarios del TPS o el DACA, esto podría traducirse en una mayor estabilidad laboral para los hondureños en ese país, lo que permitiría un flujo constante de remesas e incluso un ligero crecimiento debido a la formalización de empleos y mejoras salariales.

Pero en este mismo escenario el incremento en las remesas también sería por la misma incertidumbre y el temor de los migrantes a ser deportados, lo que los impulsaría a enviar mayores cantidades de dólares a fin de asegurar su retorno al país.

Alejandro Kafati.

Precisamente en este punto el analista económico del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Alejandro Kafati, advirtió sobre los efectos que podrían tener las amenazas de deportación en los flujos de remesas enviadas desde Estados Unidos a Honduras.

Según Kafati, las deportaciones actuales afectan principalmente a hondureños que ya tienen órdenes de deportación, muchos de los cuales no están enviando remesas debido a su inactividad laboral.

Pero el experto explicó que, en el corto plazo (entre 6 – 12 meses), podría observarse un incremento en el envío de remesas, ya que los migrantes se estarían preparando ante una posible deportación y tratando de generar condiciones económicas favorables para su retorno a Honduras. Sin embargo, a mediano plazo (uno a dos años), podría registrarse una reducción significativa en las remesas debido a dos factores principales:

El miedo de los migrantes a trabajar en sectores como la construcción y la agricultura, entre otros que los expone a las redadas migratorias en Estados Unidos. La posibilidad de que el gobierno estadounidense utilice los envíos de remesas como un mecanismo para identificar a migrantes en situación irregular, llevaría a muchos a abstenerse de enviar dinero.

Los expertos también plantean un escenario intermedio en el cual la economía estaría experimentando un estancamiento en el crecimiento de las remesas, si las nuevas políticas migratorias incluyen un endurecimiento de los procesos de deportación, solicitud de asilo y una mayor fiscalización del empleo de indocumentados,  y la consecuente pérdida de puestos de trabajo por el pánico de los trabajadores a presentarse, esto podría generar incertidumbre entre los hondureños en EEUU, en este caso, las remesas podrían mantener su volumen actual, pero sin un crecimiento significativo.

Y en el escenario pesimista, se traza una reducción en el flujo de remesas, aunque este se vería en el mediano plazo, en el caso de que el presidente Trump, siga la misma línea antinmigrante adoptada en sus primeros días de administración y la prolongue durante su mandato.

Si se cumple la amenaza de las deportaciones masivas y mayores restricciones para el acceso al empleo de migrantes ya el próximo año se podrían reducir significativamente la cantidad de dinero enviado a Honduras. Esto impactaría de forma negativa en miles de familias y en la economía nacional, aumentando la pobreza y la dependencia de programas de asistencia social.

Proyecciones

Para 2024, los datos oficiales certifican que los hondureños en Estados Unidos aumentaron los envíos de remesas y según el dato final del Banco Central ascendieron a 9,743 millones de dólares, un promedio mensual que rondó los 800 millones.

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Para 2025 se estima un crecimiento de 376 millones de dólares para ubicar la meta de remesas en 9,826 millones de dólares, no obstante, los expertos consultados, consideran que el BCH, deberá ajustar las cifras de acuerdo a nuevas proyecciones con el nuevo contexto internacional y todos los posibles escenarios tras la crisis migratoria que está a la vista en la nueva administración Trump.

Impacto de políticas migratorias

La especialista en finanzas públicas de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), Liliam Rivera, consultada por este medio, también advirtió sobre el impacto que las nuevas políticas migratorias de Estados Unidos podrían tener en la economía hondureña, especialmente en el flujo de remesas familiares, que representan el 27 % del Producto Interno Bruto (PIB).

Liliam Rivera.

Rivera detalló que más del 86 % de las remesas recibidas en Honduras se destinan a consumo, incluyendo la compra de alimentos, pago de servicios públicos, vivienda, salud y educación. Recordó que, en 2024, el país recibió un total de 9,743 millones de dólares en remesas; sin embargo, el incremento en las deportaciones desde EEUU podría reducir significativamente este ingreso vital para miles de familias hondureñas.

Explicó que, según datos recientes, alrededor de 261,000 hondureños se encuentran en riesgo de deportación. De concretarse estas deportaciones masivas, se estima que las remesas podrían disminuir en un 20%, lo que equivaldría a una reducción de aproximadamente 1,949 millones de dólares, cifra que representa casi la mitad de las exportaciones de la industria maquiladora hondureña hacia EEUU (3,514 millones de dólares).

LEER: Las remesas a México caerían hasta en 13,000 millones de dólares por las medidas de Trump

Además del impacto en los ingresos familiares, la reducción de remesas podría generar un efecto negativo en las reservas internacionales del país, debilitando la moneda local y promoviendo una mayor depreciación del lempira.

Ante este panorama, Rivera subrayó la importancia de que el gobierno hondureño adopte estrategias alineadas con las políticas de EEUU, fortalezca las relaciones diplomáticas y mejore la gestión de asuntos migratorios. Asimismo, hizo un llamado a fomentar el diálogo con el sector privado, principal generador de empleo en el país, con el objetivo de implementar programas que brinden oportunidades tanto a los hondureños como a los migrantes retornados.

Pánico que trae repercusiones

En la actualidad las políticas del presidente Trump, están causando pánico entre los migrantes y sus familias, los relatos de los compatriotas, son de desesperanza e incertidumbre. 

Algunos migrantes revelaron a PD, que seguramente se verá un movimiento en las remesas porque están con mucho temor y no salen, están como recluidos porque temen que al ir a dejar las remesas al banco pueden ser capturados.

Por otra parte, ese mismo temor les está obligando a buscar alternativas para poder enviar su dinero en efectivo y sus pertenencias a través del envío de encomiendas con viajeros.

“Lo cierto es que hay una incertidumbre y tristeza total, aquí hasta las calles se ven vacías hay tiendas y restaurantes que ya reportan pérdidas porque tienen empleados indocumentados que no están llegando a trabajar y también ha bajado la afluencia de compradores”, dijo un migrante consultado.

El panorama es incierto para los migrantes, y lógicamente esto crea tensión en el flujo de remesas, aunque los economistas reconocen que es muy pronto para hacer pronósticos más acertados, sin duda alguna es un tema delicado al que hay que poner atención inmediata, advierten.

En ese sentido, instan a las autoridades hondureñas a entablar un diálogo con el gobierno de Estados Unidos, primero para garantizar que los hondureños retornados sean tratados con dignidad y respeto, además de buscar estrategias para evitar un impacto negativo en el flujo de remesas.

Cualquier reducción en las remesas familiares podría tener efectos devastadores en la economía hondureña, ya que muchas familias dependen de estos ingresos como su principal fuente de sustento. Además, las remesas son el pilar fundamental para la estabilidad macroeconómica del país, concluyen. LB

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