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Rubio, el candidato hispano que seduce a los grandes donantes republicanos

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Washington.- Joven, hispano, bilingüe y con demostrada capacidad de influencia en el Senado de EE.UU., Marco Rubio hizo hoy oficial su intención de luchar por llegar a ser el próximo inquilino de la Casa Blanca, una candidatura por la que ya han mostrado su simpatía grandes donantes afines a los republicanos.

El senador se ha convertido así en el tercero de los miembros de su partido en oficializar su candidatura tras el también senador de origen latino Ted Cruz, y el libertario Rand Paul, senador por Kentucky, a la espera de que haga lo propio el que fuera gobernador de Florida, Jeb Bush, quien podría ser uno de sus mayores rivales.

Rubio, de 43 años, nacido en Florida, es el segundo hijo de Mario Rubio y Oria García, un matrimonio cubano que abandonó la isla en 1956, antes de que Fidel Castro tomara el poder.

Aunque sus padres no huyeron tras la revolución cubana, sí encarnan la figura de inmigrantes humildes que trabajaron duro para mantener a su familia, su padre como camarero y su madre como pluriempleada en el sector servicios.

No obstante, ahora como presidente del subcomité de Relaciones Exteriores para Latinoamérica del Senado, siempre ha condenado al Gobierno cubano y no oculta su rechazo al recién estrenado aperturismo estadounidense hacia Cuba y a la situación que atraviesa Venezuela.

Desde que llegara a la Cámara alta, en 2010, su nombre se ha hecho cada vez más sonoro entre los círculos políticos de Washington, especialmente desde que ofreciera en 2012 el discurso de presentación del entonces candidato presidencial republicano, Mitt Romney, en la convención de su partido.

El joven legislador, padre de cuatro hijos fruto de su matrimonio con Jeanette Dousdebes, de origen colombiano, llegó a sonar incluso como posible candidato vicepresidencial junto a Romney, aunque finalmente el lugar lo ocupó el congresista Paul Ryan.

Carismático y con don de oratoria, se erigió este enero como el favorito entre los posibles candidatos para la red de donantes fundada por los multimillonarios hermanos Charles y David Koch, Americans for Prosperity, que espera reunir casi 900 millones de dólares para la campaña presidencial.

Aunque el pulso tomado a los donantes no da una idea definitiva de sus intenciones, sí permite adelantar al menos que Rubio tendrá un importante respaldo durante gran parte de su andadura en las primarias, ya que las recaudaciones de campaña son claves para cualquier aspirante.

Entre sus puntos débiles está el volver a convencer a los votantes latinos de su buena fe en materia migratoria, ya que pese a ser uno de los senadores que hace dos años llevó a la Cámara alta un texto bipartidista para lograr una reforma migratoria integral, su postura al respecto ha oscilado en numerosas ocasiones.

Sus raíces cubanas pueden así suponerle un valor añadido pero también jugar en su contra, pues está por ver que la comunidad hispana le perdone haber reculado en los últimos meses en sus esfuerzos para conseguir legalizar a los más de 11 millones de indocumentados que hay en el país.

Desde sus inicios, ha sido respaldado por políticos y grupos anticastristas de Florida, para poco a poco convertirse en figura de un nuevo conservadurismo al imponerse al exrepublicano y por aquel entonces independiente Charlie Christ en su puja por el escaño del Senado.

En cierto momento, su hoja de servicio quedó puesta en entredicho por irregularidades en el uso de fondos de campaña durante su lucha por un asiento en la Cámara alta, aunque el asunto no trascendió.

Muy hábil para desmarcarse de las polémicas, está empeñado en forjarse una sólida imagen de político conservador pese a que el voto latino tradicionalmente se inclina del lado demócrata.

Esa tenacidad podría convertir a Marco Rubio en el primer hispano clave dentro del «establishment» republicano y, quién sabe, si en el primer latino presidente de Estados Unidos. EFE

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