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Roberto Emparan: Einstein hizo uno de los mayores actos creativos de la historia

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La ciencia, y en particular la física teórica, están “tremendamente unidas” a la creatividad y lo que hizo Albert Einstein, sus ecuaciones, fueron uno de los “mayores actos creativos de la historia”, afirma el investigador Roberto Emparan, quien acaba de publicar “Iluminando el lado oscuro del universo”.

Einstein fue un físico inmensamente creativo, independiente y humano, quien, no obstante, se topó con los límites de su propia imaginación, relata a Efe Emparan, para quien las ecuaciones del físico más famoso del mundo resultaron ser más inteligentes que él.

Y es que Einstein nunca llegó a comprender, por ejemplo, que su teoría predecía la existencia de los objetos “más fantásticos jamás imaginados por la mente humana: los misteriosos agujeros negros”.

“Hoy en día entendemos que los agujeros negros, de los que no puede salir nada, ni siquiera la luz, destilan la esencia de la teoría de Einstein y contienen la clave para ir más allá de ella”.


Este libro (editorial Ariel) va precisamente de esto, de la ciencia más allá del personaje, de sus descubrimientos, pero también de la constatación de sus teorías en los últimos años, como lasondas gravitatorias, y, por supuesto, del futuro de la física.

Bulos sobre Einstein


No obstante, también hay espacio para el físico y para desmentir algunos de los bulos: Einstein no fue un mal estudiante y sí, sí se le dieron bien las matemáticas; solo aprendió a hablar tarde.

Dividido en dos partes y 18 capítulos, además de un apartado de “suplementos” al final para explicaciones más técnicas, ‘Iluminando el lado oscuro del universo. Agujeros negros, ondas gravitatorias y otras melodías de Einstein’ pretende, según su autor, ser un libro para el gran público: “he puesto un gran empeño en ser claro”.


“Creo que muchos lectores entenderán cosas que quizás oyeron alguna vez y tendrán ese momento de iluminación tan bonito que se tiene al explorar la ciencia, porque -agrega Emparan- quién no se ha preguntado alguna vez, al mirar al cielo nocturno, qué es todo eso”.

Para ello, este físico del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona habla de experimentos, pone muchos ejemplos y baja a lo cotidiano la física que está detrás de la amalgama y curvatura del espacio-tiempo, la velocidad de la luz o la gravedad.

Y todo para, en gran parte, llegar a comprender uno de los últimos hitos de la ciencia, la constatación de las ondas gravitatorias. El 11 de febrero de 2016, en rueda de prensa retransmitida a través de internet, el portavoz de la colaboración LIGO -observatorio de ondas gravitatorias por interferometría de láser- exclamó: ¡Lo hemos hecho, hemos detectado las ondas!

Y una vez más, recuerda Emparan, Einstein volvió a copar las portadas de los periódicos de casi todo el mundo.

El libro, de 244 páginas, nace precisamente de un encargo de la editorial después de este anuncio y de la convicción de su autor de que los investigadores tienen que divulgar: hay una curiosidad natural que los científicos deben aprovechar y alimentar.

¿Un Einstein en el siglo XXI?


Sobre si hay “un Einstein” de finales del siglo XX o principios del XXI, este investigador ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados) opina que “quizás no”; hay que entender que la época es diferente y que la ciencia ahora es más colectiva y que cuando salen estos genios también hace falta el momento adecuado.

Emparan explica que la mayor parte de lo escrito por Einstein está verificado: ahora de lo que se trata es de llegar a los límites de sus teorías; Einstein predijo, por ejemplo, ciertas propiedades sobre el comportamiento de cuerpos que se mueven a velocidades muy altas, ¿pero, y si intentamos sobrepasar esas velocidades o energías? Quizás hallemos que sus ecuaciones fallan.

Pero no por erróneas, insiste Emparan, si no por limitadas: “esto es una de las cosas que tiene la ciencia”.

Cuando Einstein propuso su teoría de la gravedad no se echó por tierra la de Isaac Newton -de hecho su teoría se sigue enseñando en los colegios-; las ecuaciones del físico alemán demostraron cómo ir más allá de la teoría de Newton y que esta no sirve para describir la expansión del universo o los agujeros negros pero que es “fantástica” para explicar el movimiento de los satélites.

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